Quince mujeres luchan por cambiar el rumbo de la historia. Sus voces resuenan entre las paredes de la sede de la asociación vecinal más antigua de Andalucía. En el barrio de Puntales de Cádiz, a dos días de subir de nuevo a las tablas del Gran Teatro Falla, la comparsa We can do... Carnaval entona sus letras. Palabras que salen con fuerza por sus bocas. Versos que emanan de sus entrañas queriendo zarandear mentes.
Raquel, Sandra, María Otero, Marta, Rosa, María Sánchez, Laura, Isa… Todas de Cádiz, menos una de Huelva -de entre 25 y 35 años- lanzan un mensaje claro, transgresor y feminista. Ellas tienen ganas de que sus frases no se las lleve ese viento de levante que sopla con fuerza en la Bahía.
Obreras, maestras, maquilladoras, peluqueras. Cuando surgió crear esta agrupación se conocían de vista y algunas ni siquiera habían hablado. Pero, desde que se sumaron a esta aventura han hecho piña. El Carnaval las ha unido como compañeras, capitanas de un barco en el que un buen día Marta Ortiz decidió navegar.
La gaditana, profesora de danza flamenca tenía guardadas letras que nunca había enseñado a nadie. “Tenía ese miedo a la exposición pública para decir cosas que sabemos que siempre te ponen en el punto de mira”, reconoce Marta que optó por vencerlo y llamar a Beatriz González, actual directora de la comparsa, para transmitirle sus ganas de dar el paso.
"Hay público que todavía está en el Paleolítico"
El Carnaval le corre por las venas como aficionada, pero nunca lo había vivido desde dentro. Al contrario que la mayoría de sus compañeras, que ya habían cantado otros años y en las callejeras. Raquel afina la guitarra mientras Marta saluda cariñosamente a las que van llegando. Son las nueve de la noche y, aunque llevan todo el día trabajando, nadie les quita las ganas para despedir un día más cantando a viva voz.
Ellas se han convertido en la primera comparsa de Cádiz capital formada íntegramente por mujeres y con autoría femenina. Pero antes, muchas ya habían roto los esquemas del concurso que este año se disfruta con camiseta de manga corta.
Marta recuerda a las sevillanas Cristina Calle y María Núñez, también transmisoras de las reivindicaciones de las mujeres y a otras que empezaron a pie de calle. En más de 200 años, no se había registrado nunca una agrupación gaditana con rostro de mujer hasta que ellas demostraron que también podían hacer Carnaval.
“No es una cuestión de no poder o no querer, es una cuestión social de opresiones ancestrales, en la maternidad, en el trabajo en casa y fuera de ella, en los estereotipos propiamente femeninos que te relegan a la casa. Esa exposición da mucho más miedo cuando tienes en la piel todos esos estereotipos”, manifiesta la autora de la letra y la música.
-¿A qué pueden tener miedo?
-Lo tienen porque, por mucho que tu mensaje sea empoderante y tu proceso de deconstrucción hacia el feminismo esté más avanzado, hay parte del público que todavía está en los tiempos paleolíticos. Hay lenguas muy venenosas y tóxicas que pueden hacer mucho daño. Pero también hay que aprender a ponerte la coraza y quedarte con lo bonito.
Para ellas, irrumpir en la esfera pública ha merecido la pena. Perciben que “por suerte, la gran mayoría estamos en camino de la evolución”.
En el local se hace el silencio. Cada comparsita se concentra, cierra los ojos y respira antes de hacer magia con “pito bajito” y guiadas por dos tambores y tres guitarras.
“Hoy me quité todos los miedos y me dije que yo puedo dejar de ser invisible. Hoy recordando aquella lista de mujeres feministas que lograron lo imposible”. Es el comienzo de una de sus propuestas que las ha llevado a semifinales.
Mueven las manos, gesticulan, sienten en cada nota desde la sala en la que se reúnen de lunes a viernes desde hace dos meses. “Trabajamos mucho, pero lo hacemos muy a gusto. Es un ratito para desconectar. Conectamos tanto entre nosotras que es muy divertido”, comentan.
El esfuerzo ha tenido su recompensa, no solo en el teatro sino también en las redes sociales. Las gaditanas valorar esas “sensaciones muy bonitas de empatía” que han tenido, así como una acogida “numerosa y positiva”. Sin embargo, todavía queda mucho por hacer. Su mensaje de empoderamiento todavía tiene rincones a los que llegar.
"El COAC tiene una estructura machista"
Marta considera que hay muchos cambios por los que debe pasar el COAC, sobre todo, tras ver que La predicadora- la comparsa de Palmira Santander- se ha quedado fuera. “Eso responde a una estructura machista, no tiene más vuelta. Es una estructura patriarcal, desfasada, rancia que hay que sacudir de muchas maneras. Van a tardar todavía mucho tiempo. Al final parece como si tuviéramos que competir entre nosotras y no con todos los hombres. Tiene que pasar una”, expone.
Entre reflexiones, la profesora de danza defiende la calidad de las compañeras que no continúan pese al apoyo del público. “Un mensaje de empoderamiento femenino, con esa frescura, esa dinámica y ese gaditanismo… Es un crimen. Es la clara muestra de que no es norma, es excepción todavía y hay mucho que remover”, dice.
Empezando por el carné de autores que no presenta un lenguaje inclusivo. En sus redes sociales, la autora compartió una foto de la tarjeta con la terminación "/as" para reivindicar un gesto que nadie se ha molestado en tener con las agrupaciones femeninas que no son “autores”.
En su primera actuación, iban vestidas de las trabajadoras que el ilustrador J. Howard Miller plasmó en un cartel, en plena Segunda Guerra Mundial. El sábado, volverán a pisar fuerte el escenario con nuevas protestas. Actuarán las segundas con letras inéditas y tipos que mantienen en “secretísimo para que sea sorpresa”. Dispuestas a remover conciencias, están “currando a tope” para hacerse con el pase.
Los acordes de guitarra vuelven a sonar. "Vuelve Cádiz libre empoderada toma el turno de palabra que ya es tiempo de explotar".
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