La historia de Francisco Salas, el jerezano que creó el Infoca y hoy lucha contra el Parkinson: "Estaba todo por hacer"

Impulsor del primer Plan Forestal andaluz, este ingeniero de Montes fue alto funcionario del Ministerio hasta la llegada de las autonomías, donde fue clave para evitar que Andalucía arda sin control cada verano

Francisco Salas, fundador del Infoca, en su entrevista de 2021 con lavozdelsur.es.

"Eran otros tiempos". Cuando Francisco Salas Trujillo, ingeniero de Montes, comenzó a trabajar en la primigenia IBM haciendo demostraciones de ordenadores a empresas , ya era un pionero. Era de las pocas personas que sabían utilizar la tecnología. Ordenar comandos en aquellos televisores de teclado era cosa de unos cuantos. Pero no le llenaba. "No me gusta la informática", resume décadas después. Así que decidió opositar al Cuerpo Superior de Ingenieros de Montes del Estado para  conseguir su plaza trabajar en el Icona, el Instituto para la Conservación de la Naturaleza. Entonces, dependiente del Gobierno central, llevando la Sierra de Cazorla. Aún faltaban años para el actual Estado de las Autonomías.

Jerezano, nacido en 1941, estudió en el Instituto Coloma y era bastante bueno en los estudios. Aprovechó sus oportunidades. Otras, las buscó él mismo. Llegó a un Jaén que recuerda como los años más felices de su vida, encargado del parque natural, donde principalmente se dedicaba a la gestión de monte, la caza y otros aprovechamientos forestales.

"Antes se coordinaba la lucha contra los incendios debajo de una higuera"

"Entonces, en el mundo del Medio Ambiente no había nada desarrollado. Gestionar significaba que la producción de madera estuviese lo más ordenada posible". A la vez, comenzaba el boom de las áreas recreativas en el mundo rural, a medida que el coche se fue popularizando en aquella España de los 70. En aquellos cotos de Cazorla, recuerda, había disparado Franco, pero a quien conoció fue al vicepresidente Alfonso Guerra, en una cabaña durante una nevada.

En 1984, con las autonomías tomando verdaderamente competencias, acaba siendo destinado a la Junta, a la consejería de Agricultura. "Me meto en un despacho y la mejor época de mi vida en contacto con la naturaleza se acaba. Me siento muy satisfecho aunque en Cazorla estaba de maravilla". Pronto toma el rol de alto funcionario de la administración andaluza. En aquel tiempo, tener a un ingeniero en el equipo no era tan sencillo como ahora. Sobre el papel, pertenecía al IARA, al Instituto de la Reforma Agraria, aunque se mantuvo en las tareas de gestión de montes. 

Un incendio en Huelva, tiempo atrás: INFOCA.

Hay que entender que entonces estaba todo por hacer. Y que por más que la informática avanzaba, la democracia del conocimiento actual donde San Google permite a cualquier persona o profesional con inquietud acceder a múltiples estudios y realidades de trabajo, tareas hoy sencillas como acceder a la legislación europea sobre el tema no era cuestión de un rato. Qué va. En el 88 -todo por hacer, subrayamos-, comenzó a desarrollar el Plan Forestal Andaluz. Para ello, se empapó en congresos mundiales, lecturas de informes... Una decena de páginas en su currículum con ponencias, investigaciones... "Entonces se estaba definiendo el concepto de desarrollo sostenible, que hoy está tan en juego. En los 80 no se sabía lo que era". 

El funcionario Salas comenzó a recopilar y recopilar. Y a contar con los ciudadanos. "Nos reunimos con ecologistas, ciudadanos, hicimos jornadas provinciales, hablamos con empresarios, con sindicatos, cazadores... Fue una gran recogida de datos para responder a todos los intereses". El último plan forestal era de los años 40. El Plan Forestal sentó las bases de la Ley Forestal de Andalucía, lo que implicaba el desarrollo técnico. Se hablaba de tasas, de planes contra incendios... Aunque eso llegaría más tarde en plenitud.

"Lo más importante es llegar antes. Si no, se sabe cuándo empieza, pero no cuándo acaba"

Porque el equipo de Salas creó el plan Infoca, del que fue el primer director operativo. El Infoca moviliza a centenares de bomberos forestales cada día de verano en Andalucía, según las emergencias que surjan. Un bombero forestal no es un bombero al uso. No arde igual un bosque que una vivienda. No se aborda de cualquier forma. "Cuando llegué, los incendios se apagaban con un equipo coordinando debajo de una higuera en pleno campo. Se recurría a voluntarios sin formación, no estaban preparados, no había cargos, ni estaban claras las competencias".

Salas llegó a viajar a Estados Unidos a estudiar cómo se trabajaba. Buscó fórmulas como los mecanismos de compensación, subvenciones, para que los propietarios tuvieran cortafuegos. "Los incendios no aparecían hasta entonces en la legislación. La Guardia Civil, ante un incendio forestal, tenía potestad para movilizar a hombres entre 18 y 60 años". Por aquellas fechas, Andalucía apenas tenía dos retenes en toda la comunidad que sumaban 14 personas dedicadas a los incendios forestales.

"Soy partidario en la actualidad de incorporar voluntarios para vigilar zonas donde ya se ha extinguido el fuego"

"Escribí un libro, un manual de formación contra incendios forestales". La primera decisión que tomó fue apostar por que Andalucía tuviese las competencias ante los incendios, frente a los ayuntamientos, que no tenían infraestructura. "Hacían falta mandos únicos". Y lo más importante, la previsión. "Lo más importante ante un incendio es llegar antes, porque es más fácil de apagar. Antes, cuando el monte ardía, se sabía que había empezado, pero no cuándo terminaba".

Así, en aquel plan comenzaron a incorporar helicópteros y aviones de auxilio para tomar agua del mar. Hasta entonces, aunque existían, eran poco eficientes porque el ejército, en plenas humaredas, ante la falta de información sobre si había otros aparatos sobrevolando o recogiendo agua, no podía no podía cargar y descargar agua en la lucha contra los incendios forestales, por riesgo evidente de colisión. 

En su equipo de funcionarios, explica como una de muchas anécdotas, había un técnico agrícola al que un verano llegó a buscar a Chipiona, en plena playa, para que se montara como vigilante contraincendios junto a los pilotos. "Hubo que llamar a la Guardia Civil para que lo sacara de la playa. El hombre se llevó un susto. Pero así conseguimos ganar rapidez para poner remedio a los incendios cuando empezaban, con la coordinación aérea".

Francisco Salas, rodeado de árboles.   RAFA TORO

Hoy, el Plan Infoca coordina las tareas de extinción de centenares de fuegos, grandes o pequeños, en Andalucía cada verano. Cada año, prácticamente, hay dos o tres que son especialmente grave. Algunas cosas, a sus 80 años prácticamente, a punto de cumplirlos, en septiembre, y a pesar de su lucha contra el Parkinson, sigue atento y sigue reflexionando. "Yo mantengo que los voluntarios formados sí podrían ayudar en tareas de extinción, pero de forma coordinada, como vigilar en las zonas donde se ha apagado, mientras no se pongan en peligro", indica.

Recientemente, el Colegio de Ingenieros de Montes le ha otorgado la medalla de Honor por su actividad en el Sector Público, y en 2006 fue el primer funcionario de la Consejería de Medio Ambiente en recibir el Premio Andalucía de Medio Ambiente a su trayectoria. Ha escrito numerosos artículos técnicos, aportaciones para quien ha sido pionero en poner en práctica en España un sistema de referencia como es el Infoca, que otras comunidades copiaron cuando tanto estaba por hacer. No es posible calcular cuántas hectáreas de campo andaluz dejaron de arder gracias a Salas. Y acaso en España gracias a la influencia que tuvo el Infoca, la aplicación de lo que él mismo fue aprendiendo con numerosas experiencias en el extranjero. En 2019, el Infoca recibió la Medalla de Andalucía. A Salas le habría gustado ir. Hoy, desplazándose con silla de ruedas a menudo debido a su enfermedad, lucha otra batalla. Y tiene árboles cerca. Los de la urbanización sevillana donde vive. 

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