En mitad del carril que conduce a los polvorines de Punta Cantera damos con Moncho, parte ineludible del paisanaje de La Casería de Ossio. Nació en San Fernando hace 63 años. Su padre era “de aquí del sur” y su madre Tomasa, una montañesa de Oreña(Santander), vaquera de oficio, que tuvo que dejar los estudios de Medicina tras quedarse embarazada. Tendría siete hijos, entre ellos Moncho Sánchez Urrejola, de apellido vasco y raigambre sureña. Su mirada cuenta mil historias, también su tez, curtida como la mojama. Tantos años frente al mar, en la que siempre ha sido su playa de La Casería, descubren una resistencia de décadas bañada en sal y manchada de fango.
Moncho es bajito y afilado, y habla con el tono propio de la sabiduría popular. Asegura estar frustrado, pues el día en que conversamos, se daba a conocer la desestimación por parte de la Demarcación de Costas de Andalucía Atlántico de las alegaciones presentadas por los afectados del posible desalojo de la playa de La Casería de Ossio. “Hablan de 59 expedientes, pero eso es mentira, porque solo hay 22 casetas y dos viviendas”, reprende Moncho, que es propietario de una de las viviendas. Sentado en un lugar próximo al mar, rodeado de huertas, relata que se crio en el barrio de La Casería porque su abuelo tenía un negocio que se llamaba Las delicias del pasaje, que estaba al lado de los cuarteles. “El mejor sitio para jugar eran las huertas, aquí vivíamos extraordinariamente y nuestro interés de niños siempre fue la playa, aunque nos tenían que acompañar los mayores, porque había un penal y pasaban historias raras de aquella época”, aclara.
Dibuja un paisaje sin edificaciones y recuerda que hasta el hospital de San Carlos está edificado sobre una huerta. “El antiguo hospital de San Carlos era un edificio de una sola planta que databa de 1700”, añade. Moncho tuvo una fijación –o como él lo llama, "un interés" – en mantener la zona tal y como la vivió de niño, “pero no solo las huertas, también la playa”, apunta efusivo. “¿Si no, qué le vamos a dejar a nuestros hijos y nietos?”, se pregunta. Señalando la zona de huertas, muy próximas al callejón del Reverbero, afirma que quieren poner una carretera y en el lado de la playa construir un paseo marítimo. “Yo me pregunto para qué queremos tantas carreteras, si San Fernando tiene 30 kilómetros cuadrados, no tenemos terreno para que metan tanta carretera, ni tanto paseo marítimo ni tantas urbanizaciones privadas”, comenta.
