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Si algo une a Carmona y a Mairena del Alcor, aparte de pertenecer a la comarca de Los Alcores, es el vínculo con un romántico inglés que sacó a la luz tesoros arqueológicos únicos. Nos referimos al inigualable -y en ocasiones olvidado- Jorge Bonsor. Estudió Bellas Artes en París, es cierto, pero su vida la dedicó a la arqueología, la historia y la pintura. Pero, por encima de todo, fue un pionero del turismo cultural en la comarca. George, rebautizado por los locales como Jorge, dejó una huella indeleble. Ana Gómez, arqueóloga municipal de Mairena del Alcor, abre las puertas de la casa donde vivió hasta el último de sus días, el antiguo Castillo de Luna, mientras recorre los pasillos y narra los hallazgos de este apasionado inglés que encontró en estas tierras su lugar en el mundo, lejos del icónico Big Ben.
De los Ponce de León a Bonsor
Jorge Bonsor llegó a la comarca de Los Alcores durante las excavaciones de la necrópolis de Carmona, junto al arqueólogo carmonense Juan Fernández López y la Sociedad Arqueológica de la ciudad. Sin embargo, fue en Mairena del Alcor donde encontró su refugio y el centro de sus investigaciones. “Este fue su proyecto más personal”, comenta Ana Gómez mientras recorre los pasillos del Castillo de Luna. "En Carmona, Bonsor participaba en un trabajo colectivo. Aquí en Mairena encontró un espacio propio, un lugar donde podía crear su museo y desarrollar su vida”.
El Castillo de Luna, una fortaleza del siglo XIV, se encontraba en ruinas cuando Bonsor lo adquirió. La restauración que emprendió fue profunda y visionaria. "Introdujo elementos islámicos en la estructura, combinando estilos de diferentes épocas. Lo que hoy observamos es una mezcla entre su imaginación y su conocimiento arqueológico", describe Gómez. Bonsor la transformó en un espacio singular, donde lo que antes era una construcción medieval se convirtió en su hogar y un museo.
Además de restaurar el edificio, Bonsor creó un lugar donde historia y vida cotidiana convivían. Su casa-museo albergaba objetos de diferentes periodos históricos. "Tenemos vestigios tartésicos, romanos, visigodos e islámicos", señala Gómez, subrayando la amplitud de las investigaciones que realizó en la zona. En su labor, el arqueólogo recopiló cerámicas, herramientas, adornos y otros artefactos que actualmente forman parte de la colección permanente del castillo. "Cada pieza cuenta una historia y él deseaba que esa historia se comprendiera en su conjunto", afirma.
Su profundo sentido historicista le llevó a documentar cada detalle de la restauración en un cuaderno de notas que ha sido crucial para las intervenciones posteriores en el castillo. Gracias a este registro, fue posible mantener la esencia del edificio, que conserva vestigios de todas las épocas. "En las paredes, en los suelos, en cada rincón se percibe su intervención”, explica Gómez mientras señala los arcos y las torres que Bonsor reformó. La forma en la que recopilaba, organizaba y mostraba las piezas fue pionera en la museografía de su tiempo. En lugar de limitarse a exhibir objetos de manera aislada, se preocupaba por presentarlos en su contexto cultural y cronológico. "Siempre quiso que los visitantes comprendieran la historia de cada objeto, que no lo vieran como algo estático sino como parte de una narrativa más amplia", subraya.
El turismo cultural como visión de futuro
Bonsor fue un adelantado a su época, especialmente en lo referente a la promoción del patrimonio cultural. Más allá de la arqueología —la Necrópolis de Carmona lo delata— entendió la importancia de hacer accesibles sus descubrimientos. "Fue el primero en unir Carmona y Mairena en una ruta turística. Tenía muy claro que el patrimonio debía ser compartido", comenta Castillo. En su residencia, Bonsor organizaba visitas guiadas en las que ofrecía té y explicaba con pasión los hallazgos realizados en la zona, desde Alcalá a la Cruz del Negro. Los visitantes se llevaban un álbum con imágenes de las piezas arqueológicas y una experiencia única para la época.
Desde entonces, Los Alcores, especialmente Carmona y Mairena, fueron incluidos en las guías internacionales de viajes. La necrópolis de Carmona se convirtió en un destino imprescindible y el Castillo de Luna, con su singularidad y belleza, fue parte esencial de ese recorrido turístico. Bonsor colaboró con agencias de viajes, creando auténticos paquetes que incluían visitas a los yacimientos arqueológicos y al castillo. "Anotaba todo en su diario: las fechas, el número de visitantes, las actividades que realizaban... Era minucioso en todo", indica Gómez.
Esta virtud fue clave para impulsar el turismo cultural en la comarca. Los turistas contemplaban las piezas expuestas, a la vez que eran parte activa de un viaje a través del tiempo, guiados por la narrativa apasionada de Bonsor. "Lo que él logró fue crear una experiencia completa, algo que hoy en día consideraríamos como turismo cultural de primer nivel", apunta la arqueóloga municipal.
Durante la Exposición Iberoamericana de Sevilla en 1929, Bonsor jugó un papel esencial en la promoción del patrimonio local. Miembro de la comisión organizadora, participó en la organización de eventos y exhibiciones, logrando que la atención internacional se posara sobre las joyas arqueológicas de la región. "Aunque su propuesta para una gran exposición arqueológica no se llevó a cabo tal como él la concibió, su influencia se notó en las actividades y en la forma en que se presentó el patrimonio andaluz al mundo", comenta Gómez.
"Gracias a la Exposición Iberoamericana, el castillo se convirtió en un lugar de referencia para los visitantes", asevera. Durante ese periodo, el británico organizó visitas especiales al castillo, para las que se llegó a crear un cartel publicitario específico, invitando a los viajeros a descubrir la historia de Los Alcores. Esta promoción fue clave para que Mairena y su castillo quedaran en la mente de los turistas como un destino cultural de importancia. La Exposición Iberoamericana consolidó la visión de Bonsor de unir arqueología y turismo, un modelo que ha perdurado hasta nuestros días.
Tartessos y la Hispanic Society
Que este romántico gentleman fue un hombre de gran curiosidad y pasión por la historia, nadie lo duda. Una parte significativa de su trabajo se centró en el estudio de la cultura tartésica. Aunque su enfoque se orientó hacia las colonizaciones orientales, sus descubrimientos y teorías contribuyeron a las discusiones sobre la existencia y naturaleza de Tartessos. "Fue uno de los primeros en plantear que algunos de los vestigios encontrados en Los Alcores eran fruto de colonizaciones extranjeras, lo cual generó un debate que todavía hoy está presente en la comunidad arqueológica", explica Gómez.
Sin embargo, uno de los aspectos más controvertidos de la figura de Bonsor fue la venta de parte de su colección arqueológica a la Hispanic Society de Nueva York antes de la promulgación de la ley de exportación de bienes arqueológicos en España. "Es necesario contextualizar. En aquel entonces, vender piezas era una práctica habitual para financiar las excavaciones", defiende Gómez. Aunque esta acción ha sido objeto de críticas, la arqueóloga insiste en que "no se puede hablar de expolio; todas las piezas están registradas y sabemos su origen." Además, la colaboración entre la Hispanic Society y los museos locales ha permitido reunir algunas de las piezas en exposiciones conjuntas que han ayudado a reconstruir los contextos arqueológicos originales.
Más allá de las polémicas del revisionismo histórico actual, Bonsor fue un hombre apasionado por su labor. Quiso que el conocimiento y los hallazgos arqueológicos se preservaran y difundieran. “Tenía la obsesión de que todo lo que se excavara se quedara en la zona. Su enfoque era local, pero entendía que las piezas podían viajar, siempre y cuando se respetara su contexto y su historia”, puntualiza.
Un diamante en bruto por pulir
A pesar del esfuerzo y la visión de Bonsor, el Castillo de Luna quedó relegado con el tiempo. "Durante su vida, el castillo y la ruta que creó con Carmona disfrutaron de un gran reconocimiento. Pero tras su muerte, Mairena quedó en segundo plano, mientras Carmona mantenía su lugar en las guías turísticas", reflexiona la arqueóloga municipal. A lo largo de los años, el turismo en Mairena se fue apagando, mientras que Carmona se consolidaba como un destino histórico de primer orden.
Recuperar el legado de Bonsor y el papel de su castillo en el turismo cultural de Mairena del Alcor es un reto complejo, pero en el que se está ya trabajando. Esta sevillana, que lleva más de veinte años en la villa, explica que, desde hace tiempo, se están llevando a cabo iniciativas para revitalizar el turismo en Mairena. "Se han restaurado algunas partes del castillo y se han creado exposiciones que reflejan la historia del lugar, así como la vida y obra de Bonsor", afirma.
Uno de los elementos que se están utilizando para impulsar este renacimiento es el legado museológico de Bonsor. Las nuevas exposiciones buscan emular su enfoque contextual, mostrando las piezas arqueológicas en relación con su historia y función. "Queremos que los visitantes se sientan parte de la historia, que comprendan el valor de lo que están viendo más allá de su antigüedad", señala Gómez. Para ello es fundamental que los maireneros sientan que este lugar es parte de su identidad. Se están organizando actividades educativas, talleres y visitas para escolares con el fin de que los más jóvenes conozcan y valoren su patrimonio. "El castillo es un espacio vivo, y queremos que lo siga siendo para las futuras generaciones", asevera. Al hilo de lo expuesto, Míriam Domínguez, delegada de Turismo del Ayuntamiento de Mairena del Alcor, destaca el compromiso municipal con este proyecto: "La idea es dotar de personal a este espacio en el corto o medio plazo para que sea visitable a diario, pues su belleza e importancia histórica lo merecen. Estamos trabajando en ello”.
Mientras llega el día, el antiguo Castillo de Luna sigue conservando un legado único que Bonsor dejó para las generaciones futuras. Las mismas que durante esta semana del turismo se han acercado para conocerlo un poco más. Las mismas que deberían valorar lo que un noble romántico inglés logró gracias al tesón y al amor hacia dos ciudades que le dieron la vida.
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