Quienes conozcan o se acerquen por primera vez a Jédula verán que está estructurado como un pueblo. Su gente así lo siente, pero este núcleo urbano situado entre Jerez y Arcos no es ni siquiera una entidad local autónoma o una pedanía. Está considerada, administrativamente, una barriada de Arcos. Una barriada con alma de pueblo que intenta resurgir de sus cenizas.
El cierre de la azucarera en el año 2001 fue el primer varapalo que se llevó Jédula y su población. Se perdía una industria de la que solo quedan recuerdos y la ruta de senderismo del Tren del azúcar. El segundo golpe fue la culminación, en el año 2007, de las obras de la autovía A-382, que unía Jerez con Arcos, pero dejando fuera de juego Jédula, que dejaba de ser lugar de paso obligado para todos los que marchaban para la Sierra de Cádiz. Esto supuso una pequeña depresión para comercios y establecimientos hosteleros, que perdieron cantidad de clientes.
"Esto es más barato y hay mayor tranquilidad. No hay robos ni delincuencia"
Pero, con el tiempo, ese aislamiento tal vez se haya convertido en uno de los puntos fuertes de esta barriada dormitorio. A menos de diez minutos de una gran ciudad como Jerez y de su Aeropuerto, y a media hora de la costa, Jédula ofrece tranquilidad y precios más asequibles a la hora de comprar o alquilar una vivienda. La demanda está siendo enorme en los últimos tiempos, tal y como nos asegura Jesús Merino, responsable de la delegación de la barriada.
"La carretera perjudicó en su día y el cierre de la azucarera fue un palo, pero estamos hablando de una de las zonas que puede tener más suelo industrial en el futuro. Tiene buenos accesos por la autovía. Algeciras y Sevilla están a una hora. Últimamente estamos teniendo una gran demanda de viviendas. En una promoción de bloques de viviendas que se han vendido recientemente, la mayoría de personas era de fuera. Esto es más barato y hay mayor tranquilidad. No hay robos ni delincuencia. Y cogen el coche y se plantan en nada en Jerez o Arcos".
Actualmente es muy difícil encontrar casa de alquiler o vivienda. "Hay gente que está pidiendo suelo. Con el nuevo PGOU podremos construir. Estamos pendientes de que se puedan edificar nuevas viviendas, ya que hay una gran demanda".
Entre las claves del resurgir de Jédula se encuentra su fábrica de zanahorias. Arcoval, que también tiene fábrica en La Barca y en Guadalcacín, da empleo a 400 personas, siendo una gran mayoría de Jédula. Esto hace que el índice de desempleo sea muy bajo. "La gente de Jédula es muy trabajadora. No se aferra a querer trabajar en su sitio y se mueve mucho. Los informes de Servicios Sociales nos indican que no hay tanta gente necesitada en nuestra población. El Ayuntamiento de Arcos gasta una parte de sus recursos económicos en ayuda social. Aquí ni se corta la luz ni el agua y nadie debería pasar hambre. Hay cheques de comida para quienes lo necesiten. Y también contamos con un programa de empleo", señala Merino.
La construcción del polígono Iberdrola, que lleva más de una década fraguándose, devolvería claramente a Jédula al mapa. Sería el parque industrial y logístico más grande de toda la Sierra, pero de momento sigue siendo solo un proyecto eterno. Al parecer, hay un problema con la luz, que no llega con la potencia necesaria a todo el polígono y tienen que traerla desde la zona del Circuito de Jerez. "En el momento en el que metan mano al polígono, la situación va a cambiar por completo. Muchas empresas de transporte y logística nos han preguntado para intentar implantarse en Jédula. Cuando se coloque la primera piedra, van a ir llegando empresas", destaca el concejal.
El próximo año, una empresa de mármol de Prado del Rey se trasladará a la zona tras realizar una inversión de 500.000 euros. El proyecto de la almazara Casablanca, que estará situada entre Jédula y la Junta de los Ríos, ha proyectado una inversión de seis millones de euros. La fábrica de zanahorias también ha puesto una importante inyección de dinero para seguir creciendo. Todos estos movimientos favorecen indirectamente a la economía de la barriada.
El ocio trata de recuperarse tras todo lo pasado en estos tiempos de pandemia. "Todo lo que pueda tener Arcos, lo tenemos aquí, pero a menor escala. Los Reyes son muy bonitos. Se va a casa de cada niño y se le da un regalo. Y también a las personas mayores. Este sábado hemos tenido un concierto para recaudar fondos para los Reyes Magos. Cada fin de semana se trata de programar algún evento".
Con un censo cercano a los 2.500 habitantes y las características principales de un pueblo, ¿no perjudica a Jédula el no tener una identidad propia y tener que depender de Arcos? "Estamos contentos como estamos. Así llevamos toda la vida. Jédula se siente como un pueblo por la forma que está replanteada. Tenemos hasta gentilicio propio y código postal. Contamos con nuestra delegación para hacer todos los trámites desde aquí. Tenemos nuestra propia autonomía y no vemos razones para separarnos de Arcos", detalla Merino.
Paseando por sus calles se siente que el tiempo va a otra velocidad distinta, a una marcha más pausada. En los bares no se come nada mal y el hostal El Faisán se conserva como el principal alojamiento, lugar donde suelen parar muchos moteros en época de Gran Premio en Jerez. Los pisos de los empleados de la antigua azucarera, que están totalmente abandonados, representan esa sensación de que un día todo quedó parado. El antiguo cuartel de la Guardia Civil también permanece anclado en el olvido de una barriada que trata de volver a sus años dorados.
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