A nadie se le escapa que el centro de Sevilla es un bonito lugar para visitar. Sin embargo, vecinos del casco histórico coinciden en que no lo es tanto para vivir. En esta opinión tiene mucho que ver el aumento descontrolado del turismo y el incremento de alojamientos turísticos, pero no es el único problema que se encuentran. El urbanismo urbano y el uso del suelo público es otro de los motivos que empuja a las personas que viven en el centro a mudarse a barrios exteriores.
Cuando uno pasea por los alrededores de la calle Feria se encuentra con un mural y una valla que separan una estrecha calle de un solar abandonado de 2.800 metros cuadrados. Su abandono es parcial, ya que alrededor de una cuarta parte está medianamente acondicionado con albero y algunos bancos. El resto del terreno, desprovechado y conquistado por matojos de hierba.
Este terreno no ha salido de la nada, ni mucho menos. Hace 40 años se expropiaron las diversas parcelas que lo conformaban para construir un colegio. Pero el centro educativo nunca llegó. A los 25 años, cuando acabó el plazo para comenzar la obra, hubo gente que reclamó la parcela que había vendido. Casi medio siglo después, la asociación vecinal Pulmón Verde reclama construir un parque público para que los vecinos puedan disfrutarlo.
"Cuando redescubrimos que esto estaba aquí, nuestra lucha principal fue que no lo vendieran. La idea del Ayuntamiento era vender los terrenos para construir pisos", dice Rosario como portavoz de este grupo de vecinos que lleva años moviéndose en busca de un lugar en el barrio con árboles en el que simplemente poder sentarse y estar. Pulmón Verde logró el apoyo del pleno municipal del distrito y el respaldo de medio centenar de asociaciones del barrio después de haber realizado muchos procesos informativos.
En ellos se ha preguntado a la gente qué tipo de parque quería. Las peticiones fueron muy diversas: una piscina, un rocódromo, sala multiusos, un campo de fútbol... "Casi todo el mundo pide árboles y agua". En la zona, lo más parecido a un parque que hay es la Alameda. Sin embargo, la asociación señala que este lugar, completamente asfaltado y adoquinado "no es una zona verde". Tras consultar con expertos, se hizo un proyecto inicial de lo que sería aquel solar que lleva décadas abandonado. "Queremos un parque en el que haya ocio saludable con actividades deportivas, donde se puedan hacer actividades de distrito", afirman. "La gente mayor no tiene dónde sentarse y la gente jóven no tiene dónde hacer nada más que no sea sentarse en la Alameda a beber o a comer pipas". Ahora quieren que el proceso participativo vaya más allá y sea impulsado por el propio Ayuntamiento.
Tras varias iniciativas, como rodear el terreno con niños de los diferentes colegios de la zona, la asociación logró reunirse con el Ayuntamiento. Alguna de las parcelas, después de muchos años, ha sido devuelta a su propietario tras solicitar el derecho de reversión. Algo que también aceleró las reivindicaciones de esta asociación. De hecho, en el pleno del Ayuntamiento de Sevilla se celebró una votación en la que se pedía que el terreno fuera destinado a equipamiento público y salió aprobada por unanimidad, provocando la modificación del PGOU, incluso. Esto hace que los vecinos mantengan la esperanza de ver un parque en un futuro muy lejano al que no le afecte el cambio de color político en el Consistorio.
Con el cambio de gobierno municipal, Pulmón Verde solicitó una reunión con la nueva delegada. "Lo que no queremos es tener que empezar de nuevo la lucha, aunque si hay que hacerlo se hace", comenta Antonio, otra de las personas que participa activamente en esta reivindicación. "No se nos pasa por la cabeza que ahora vayamos a dar marcha atrás", señala.
"No entenderíamos que un partido que ha votado una cosa en pleno hace un año ahora cambie de opinión", señalan sobre la llegada del nuevo alcalde. "Los técnicos de urbanismo han expuesto públicamente que su visión es que aquí se haga un parque y el terreno de los pisos se cambie para otro lugar".
Hace un año, los vecinos recibieron la notificación de que el espacio iba a poder ser utilizado por las Ampas de la zona. Se habilitó una puerta para que pudieran entrar los niños y se arregló parte del suelo. El resto quedó a la espera por falta de presupuesto. En cualquier caso, la zona adecuada no es ni la mitad de todo el espacio que tiene la parcela. Los bancos colocados podrían haber servido para que se realizara una de las actividades del barrio. Cada jueves, vecinos se reúnen para aprender a tejer, pero el Ayuntamiento rechazó abrir el parque para que pudieran hacerlo en estos bancos. Para el graffiti que da la bienvenida también se necesitó un permiso especial.
"No quieren que el barrio se convierta en Venecia o en el mismo barrio de Santa Cruz, que ya no vive nadie, pero no hay ninguna acción para fijar a la población y que haya un sitio donde puedan venir los niños a jugar", dice Antonio, padre de dos hijos.
Pese a la poca celeridad de todo, esta asociación no se plantea tirar la toalla. Alguno de los más mayores, incluso, bromea con que hay que romper el candado. "Aquí se han conseguido cosas con acampadas", añade Rosario sobre la lucha vecinal y la identidad que mantiene el barrio a pesar de la proliferación turística. "No nos vamos a cansar porque es algo muy concreto y ni siquiera tiene color poilítico. Es un parque. ¿Alguien no va a querer un parque?". David es optimista. "Esto está ganado, aunque nos entretengamos un poco más. Mientras, nos lo estamos pasando muy bien".
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