El gusto, el olfato, quizás. Pero perder el tacto, la vista o el oído... eso no. De los cinco sentidos, algunos nos duelen más que otros. Oímos aun cuando estamos durmiendo. Por eso nos despertamos con los truenos. Uno acaba conviviendo con lo que le toca. Y hasta exprime el resto de sentidos cuando uno se anula. Los ciegos leen cuando palpan con los dedos, y cruzan los semáforos cuando oyen un pitido en muchas ciudades. Pero la ciencia avanza. No tan rápido como a todos nos gustaría. No para todas las enfermedades por igual. Aún somos humanos y no máquinas. Pero cada vez ponemos mejores remedios a tantos sufrimientos, tantos problemas. No hay milagros; lo que hay es inversión, ciencia, tesón.
Josefa, a sus 79 años, ha llegado a tiempo para el milagro científico de volver a oír. La vida le ha dado la oportunidad de volver a escuchar. Profesora de la rama de ciencias ya jubilada, cuenta que su problema es crónico: "No retengo bien la vitamina C". A lo largo de su vida, ha ido perdiendo cada vez más audición. Con cada parto, de los cinco, sufría un poco más. Primero, empezó con los audífonos. Hasta viajó a Canarias a ponerse uno que a Sevilla aún no había llegado.

Mujer resolutiva, de carácter alegre, aún la paran por la calle aquellos alumnos que tuvo en el IES Murillo de Sevilla. Y en el Colegio Calasancias. Sacó en Oviedo las oposiciones en la España preautonómica. Una trayectoria que iba sacando adelante con esos audífonos, con esfuerzo. Cada vez menos, pero siempre pudiendo oír. "Me echaron del Murillo diciendo que no oía. Recurrí y me dieron a los años la razón en el Supremo". No se contentó con la incapacidad otorgada, ella estaba con fuerza, capaz de seguir dando sus clases.
Algo de ese carácter rebelde, inconformista, para con 74 años someterse a una operación. "En 2019 me pusieron en el Virgen Macarena el implante coclear". Le ha permitido seguir conduciendo, seguir participando en conversaciones, enterarse de todo. Echada para adelante, no se acobarda, viene a decir. "Yo, si no hubiera sido profesora de Física y Química, habría sido taxista, o camionera, porque me encanta conducir".
¿Qué es un implante coclear?
El implante coclear es un dispositivo que se implanta en el oído. Es algo complejo. Pero, básicamente, consiste en estimular la vía auditiva a través de impulsos. Recoger, procesar y lograr que a partir de la cóclea -la parte que se parece a un caracol- llegue al cerebro. Hay un aparato exterior, que es visible, como una especie de audífono por encima de la oreja. Otro interior, que recorre ese caracol, transformando señales acústicas en eléctricas hacia el nervio auditivo.
Buena parte de los pacientes que reciben estos implantes son bebés. Aquellos que han nacido sordos y que empiezan a oír gracias al aparato. Porque aún están a tiempo de desarrollar todo lo que conlleva la audición: especialmente, el habla. El cerebro, entre los cero y tres años, está predispuesto a conocer un nuevo lenguaje. Por eso un bebé aprende un idioma mucho más rápido que el cerebro adulto cuando se pone a aprender una lengua extranjera. Pero en el caso de la lengua materna, del primer aprendizaje, es más acusado. Porque si un niño a partir de esa edad conoce un nuevo sentido, será mucho más difícil para él aprender a hablar correctamente. O a interpretar los sonidos. No existe la misma neuroplasticidad. Cuanto antes llevar a cabo el procedimiento, mejor, por lo que es clave detectar la hipoacusia.

Los segundos candidatos al implante coclear son aquellos niños o adultos, como Josefa, que tuvieron audición pero la perdieron. Porque no hay que enseñarles de nuevo a hablar. Aunque lo que escuchen será diferente. Requiere de un proceso que es diferente según la persona para volver a entender los sonidos del entorno.
Los milagros en el Hospital Virgen Macarena
El hospital sevillano del Virgen Macarena es el centro de referencia para cuatro provincias en Andalucía: Cádiz, Córdoba, Huelva y Sevilla. El Servicio de Otorrinolaringología realiza buena parte de las 200 intervenciones para colocar el implante coclear que cada año se realizan en Andalucía. También se llevan a cabo estos milagros de la ciencia en el Hospital San Cecilio y en el Virgen de la Victoria. Llevan 30 años poniendo implantes cocleares, aunque la tecnología ha ido afinándose cada vez más. Unos 3.000 andaluces han recibido el implante en estas tres décadas.
Este mes de febrero, el Virgen Macarena ha realizado un curso enfocado a profesionales de diversas áreas para aprender a trabajar con los pacientes implantados. Finaliza con 'escape room' a modo de examen tras tres días de curso. Está dirigido por Beatriz Tena García, responsable de Enfermería de Otorrinolaringología.
"El paciente tiene vida más allá del hospital", explica. "Nos podemos encontrar a un niño en un colegio que va de excursión y tiene que pasar por un escáner. O puede darse un golpe en el procesador", la parte externa e intercambiable, que se parece a un audífono con una moneda imantada sobre la oreja. Maestros de esos niños, por ejemplo, necesitan estar informados y el Virgen Macarena contribuye así con estos cursos. Pero también audioprotesista, enfermeros de otras comunidades...

Rebeca Burgos, enfermera en el Vall d'Hebron de Barcelona, ha acudido a estos cursos en Sevilla. Porque es consciente de la necesidad de compartir conocimiento entre sistemas de salud, para poner en común las necesidades que enfrentan los implantados, que pasan de "estar aislados" a recuperar esa comunicación con el mundo. Otra de las participantes es Jéssica Sánchez, que pertenece a un equipo de orientación educativa especializado en diversidad funcional auditiva. "El estudiante necesita empatía por parte del profesorado. Hay que tomar medidas para que las adaptaciones se lleven a cabo". Es un proceso, porque el implante no otorga la capacidad de oír como si nada. El entorno necesita acomodarse a la realidad del implantado.
El bucle magnético
Oír con un implante coclear no es sencillo siempre. Para un implantado, el ruido de fondo, el sonido ambiente, se percibe de forma distinta a la de la audición general. Por eso, los espacios públicos cada vez cuentan más con los llamados bucles magnéticos. Son espacios donde un campo de sonido permite oír de forma limpia. Por ejemplo, si una sala de cine cuenta con bucle magnético, el implantado puede cambiar el modo de audición y centrarlo directamente en la fuente de sonido, es decir, lo que serían los altavoces de la sala. En una clase, si un profesor habla por un micrófono, el implantado oirá perfectamente si cuenta con bucle magnético. El Teatro de la Maestranza de Sevilla lo ha instalado. Es distinguible con un símbolo de una T y una oreja.

El romanticismo que no es tal
Beatriz Tena explica también que hay cierto "romanticismo" en eso de oír por primera vez. Son vídeos virales que afloran en plataformas como TikTok que emocionan nada más verlos. Como un niño que se abraza a una madre, parece que de la alegría.
Pero "cuando una persona no ha escuchado nunca, al hacerlo por primera vez recibe un sonido muy eléctrico y lo rechaza. Hay quien llora y es la parte bonita, pero también nos encontramos con casos que necesitan rehabilitación y adaptación, y no es todo tan bonito".
Unos vídeos que generan expectativas en el entorno o en el propio paciente. Y eso, como tantas veces ocurre con las redes sociales, genera una enorme frustración. "Necesitan acompañamiento, y por eso tenemos talleres de rehabilitación, de accesibilidad, de concienciación". Con los implantes cocleares, hay quien alcanza un 100% de inteligibilidad de todas las palabras, pero otras un 60 o un 80%.

La logopeda Leyre Andrés explica que algunos de los que recuperan la audición tienen que aprender, con esfuerzo, a escuchar una conversación con un sonido de pájaros de fondo. Dificultades incluso para hablar para quien perdió su capacidad de oír durante unos años.
Pero el cerebro humano, con sus limitaciones y complejidades, puede lograr muchas cosas. En el caso de un adulto que nunca oyó, pueden llegar a reconocer palabras aisladas. Ese otro paso, desarrollar una audición perfecta en etapa adulta cuando se nació con sordera, o recuperarse de una lesión neurológica, para que el sentido del oído pueda volver a la normalidad, puede parecer ciencia ficción. "Pero tal y como van los avances...". Aunque para eso la clave es detectar un problema de audición en etapas tempranas y multiplicar, dependiendo del caso, el potencial de los implantes cocleares.

Porque la medicina, la ciencia, siguen avanzando. Aquellos aparatos que comenzaron a implantarse hace 30 años han mejorado. Y más que lo harán. Miles de vidas que han cambiado, que han mejorado, pero que requieren también empatía por parte de la sociedad, del entorno, de las propias familias. El esfuerzo, por eso, se realiza en el quirófano cuando se implanta, pero también al salir de él.
"Era una vergüenza ir a una reunión y no enterarme de qué hablaban", llega a decir Josefa, Pepa para las amistades. Pero "una vez aprendes" a escuchar de nuevo, "es estupendo". Habla por teléfono, conduce... "Y contesto a las preguntas". En junio cumplirá los 80. "Mi vida ha cambiado", remacha.