Mujeres en la menopausia que sacan el abanico: "Me perdí, no sabía quién era"

Beatriz, Maribel, Victoria y Elisa comparten cómo viven este periodo vital que, poco a poco, se trata en talleres específicos en centros de salud y sobre el que ya se debate incluso en el Parlamento. Este 18 de octubre se celebra el Día Mundial de la Menopausia

Las matronas Beatriz Parrado y Sara Álvarez hablan sobre la menopausia con Victoria, Beatriz y Maribel.
Las matronas Beatriz Parrado y Sara Álvarez hablan sobre la menopausia con Victoria, Beatriz y Maribel. MANU GARCÍA

Ana Mena la pasará y Karol G también. No es una patología sino una etapa que todas las mujeres del mundo viven o van a vivir. Una realidad, todavía enigmática y cargada de estigma, que da la cara entre los 45 y 55 años. El climaterio, la menopausia. Una auténtica tortura para muchas. Perder la regla conlleva una serie de cambios hormonales inevitables que afectan a la autoestima, la vida sexual, personal, social y laboral. Cada mujer la experimenta de forma diferente.

“Hace dos años me perdí, yo no sabía quién era. Mi vida se cortó de raíz. Tenía mal humor, lloraba, me reía, tenía ganas de tirarme al suelo del calor que tenía, era insoportable y me peleaba con todo el mundo. Todo me molestaba”, cuenta Maribel Merino, portuense de 55 años, que tuvo todos los síntomas habidos y por haber. Empezó con sofocos e insomnio y acabó con una depresión. “En casa había peleas por cualquier tontería”, dice la mujer, que buscaba agua fría por todas partes para aliviarse.

También perdió el apetito sexual. “No tienes ninguna gana, te acuestas en la cama, media vuelta y para allá”, añade. Entonces, buscó ayuda, lo necesitaba, no podía seguir así. Y el médico le recetó hormonas y antidepresivos. Lleva tomándolos un año y “ahora parezco otra, ya soy yo”.

Elisa, Beatriz y Victoria comparten vivencias.
Elisa, Beatriz y Victoria comparten vivencias.   MANU GARCÍA

Beatriz González, de 48 años, también empezó a notar la menopausia con sudores nocturnos en 2020. Por las noches, se despertaba empapada y tenía que cambiarse de pijama. “Sigo teniéndolos, y cambios de humor, pero, en general, sigo con mi día a día”, comenta esta jugadora de rugby que vio cómo la menstruación venía a veces sí, a veces no, y cuando lo hacía, era muy abundante, hasta que desapareció.

“Con 53 años empezaron los vapores, la sequedad vaginal, la libido totalmente baja. Me alteraba y me estresaba. Cada media hora, tenía sofocos de dos minutos, me ponía chorreando y, después, pasaba un frío terrible”, comparte Victoria Barba, jerezana de 59 años. Cuanfo fue al ginecólogo, después de varios años con síntomas, le puso el tratamiento hormonal para la menopausia. “A los 15 días se me pasó todo y el apetito sexual subió”, comenta Victoria, que reconoce que tuvo dudas a la hora de tomarlo al consultar el prospecto.

El caso de Elisa Prieto, portuense de 48 años, es distinto. Ella no ha notado síntomas como esa sensación de calor que sube hasta la cara. Hace dos años se percató de que tenía la regla irregular. “No he sufrido esos sofocos, solo tengo desarreglos. Creo que he tenido bastante suerte”, comenta a lavozdelsur.es. “Cuando no me viene la regla, estoy inflamada, como si fuese a venir, pero no viene”, añade esta deportista que lleva muchos años tomando la píldora anticonceptiva debido a los dolores de regla. “La sigo tomando porque cuando me viene, es muy dolorosa y abundante, y así lo evito”, explica.

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Victoria, Elisa, Maribel y Beatriz.   MANU GARCÍA

Las cuatro mujeres comparten cómo están viviendo este periodo vital que también se manifiesta en su ámbito social, donde en más de una ocasión han presenciado comentarios negativos, palabras como "menopáusicas" o rostros de sorpresa. “Cuando sacaba el abanico, yo comentaba que tenía calores, que tenía sequedad vaginal, y había mujeres más mayores que me decían, esas cosas no se cuentan. Y los hombres se quedaban como diciendo, cómo habla esta”, cuenta Victoria.

Maribel también ha notado la reacción de las personas de su entorno al sacar el abanico. “Nos juzgan. Yo me ponía como una amapola, colorada, y la gente me decía, ya te ha dado un vapor. Las mujeres que no lo han pasado se escandalizaban, me preguntaban que cómo dormía en el suelo, porque está fresquito, porque muchas veces estaba hasta las cuatro de la madrugada peleándome conmigo misma y me levantaba a las siete y media hecha un zombi”, comparte.

"Las propias mujeres me decían que esas cosas no se cuentan"

En el caso de Beatriz, recuerda un almuerzo con su equipo de rugby en el que, de pronto, empezó a llorar. ”Mira, como ahora, es que no lo puedes evitar. La gente empezó a preguntarme. Es que no me pasa nada, son las hormonas”, dice con los ojos llorosos.

Las mujeres intercambian sus vivencias, se escuchan las unas a las otras y ríen juntas. Conversan sin tapujos de un tema que sigue siendo tabú y del que, hasta hace poco, no se hablaba. Siempre se ha sabido que existe, pero todo quedaba en: “Eso es algo que las mujeres pasan y ya está”. Maribel recuerda que la primera vez que habló con su madre sobre la menopausia fue cuando el dio un sofoco delante de ella, en un desayuno.

Un momento del encuentro en el centro de salud Ángel Salvatierra de El Puerto.
Un momento del encuentro en el centro de salud Ángel Salvatierra de El Puerto.  MANU GARCÍA

“Mi amiga tiene 60 años y cuando le vino la regla por primera vez pensó que se iba a morir. Nadie le había contado nada”, añade Victoria, que reclama una educación afectivo sexual para que se de a conocer las etapas de la vida de una mujer.

Precisamente ese es el objetivo de los talleres sobre menopausia que organizan las matronas Beatriz Parrado, del centro de salud Federico Rubio y Casa del Mar, y Sara Álvarez, de Pinillo Chico y Ángel Salvatierra, en El Puerto. “Llevamos un par de años y los hacemos unos cuatro o cinco al año, en función de la demanda de las mujeres”, explican.

La meta es dar visibilidad, algo en lo que la Asociación Española para el Estudio de la Menopausia (AEEM) lleva 33 años poniendo el foco y encargándose a nivel nacional de profundizar, ayudar y aconsejar. Con esa misma filosofía, cada vez son más los centros de salud que incorporan estos talleres impartidos por matronas. “No solo estamos preparadas para atender el embarazo, estamos para todas las etapas de la vida de la mujer”, reivindican las sanitarias, que ofrecen recursos a las mujeres.

Las matronas Beatriz Parrado y Sara Álvarez.
Las matronas Beatriz Parrado y Sara Álvarez.   MANU GARCÍA

En sus charlas, las participantes ponen en común sus síntomas y dificultades. “Hay que sacar el abanico y ponerlo a la vista de todos. Dar visibilidad, que no sea un tabú y normalizarlo de manera positiva. Así estaremos más informadas y haremos grupos de apoyo”, comenta Beatriz.

Desde la sala donde suelen realizar la iniciativa, Sara comenta que “hay bastantes mujeres que no tienen ni idea de lo que es la menopausia, de lo que están pasando, no saben dónde acudir y están totalmente perdidas”.

Las matronas se esfuerzan en cambiarlo y que las mujeres tengan un espacio en el sistema de salud público en el que acceder a conocimientos y pedir ayuda en este período progresivo que se puede extender entre siete y catorce años.

Las matronas hablan sobre el tratamiento hormonal para la menopausia.
Las matronas hablan sobre el tratamiento hormonal para la menopausia.   MANU GARCÍA

Para controlar la sintomatología, existe el tratamiento hormonal para la menopausia, actualmente avalado por un centenar de entidades médicas. Según explica la matrona Beatriz, hace veinte años se publicó un estudio estadounidense que lo relacionaba con el cáncer de mama y se suprimió.

“Llevamos veinte años teniéndole miedo al tratamiento por ese estudio. Pero ahora ha cambiado, la tendencia es este tratamiento personalizado con el que la calidad de vida va a ser mucho mejor, reduce la osteoporosis, menos problemas cardíacos y de pérdida de memoria”, sostiene la profesional, que añade que, aún así, solo un 1% de las mujeres lo toman. Todo depende de cómo afecta la menopausia a la calidad de vida.

Aunque sean pocas las que toman el tratamiento, la mayoría toman medicamentos porque se tiende a recetar distintos tratamientos para cada síntoma por separado. Esto provoca que haya mujeres tomando muchas pastillas al día. “Hay algunos compañeros que pueden pensar que la mujer tiene una depresión, y al final es una bajada de estrógenos que provoca síntomas depresivos, mal humor, irritabilidad. Eso se tiene que tratar con tratamiento hormonal para la menopausia y no con un antidepresivo. Entonces a veces se recurre a tratamientos que no son los adecuados. Te dan cuatro tratamientos cuando en realidad podemos dar solo uno”, señalan las matronas.

La matrona Beatriz Parrado, en un momento de la entrevista con lavozdelsur.es.
La matrona Beatriz Parrado, en un momento de la entrevista con lavozdelsur.es.   MANU GARCÍA

Pese a la existencia de este tratamiento, las matronas transmiten en sus talleres que, el primer paso que hay que dar antes que nada es adoptar hábitos saludables. “El tratamiento es un escalón más, pero recomendamos hacer ejercicio físico, tener una buena higiene del sueño y tener sexo, aunque algunas pierdan la libido, proponemos dar una vuelta de tuerca y usar algún juguete sexual o probar lubricantes”, apuntan.

"La mayoría de mujeres que pasan esta etapa lo pasan mal en sus trabajos"

También mencionan la manera en que se concibe la menopausia en la actualidad. “Históricamente es no poder concebir, y la mujer no servía para otra cosa. Ya no tienes la regla, ya eres una vieja. Pero ahora, con estas edades tienes una vida por delante”, dice Beatriz, que también alude a cómo afecta en el ámbito laboral.

Una enfermera, en plena pandemia, con toda la protección, y con vapores, o una administrativa que tiene que dejar de atender a los usuarios para poder abanicarse. “Yo soy militar y a veces me he tenido que salir de la oficina con los calores, se me pone el uniforme chorreando”, añade Beatriz, que, alguna vez, ha levantado la voz a sus compañeros por tener estos cambios de humor.

Las sanitarias y las mujeres que pasan el climaterio, en el centro de salud Ángel Salvatierra.
Las sanitarias y las mujeres que pasan el climaterio, en el centro de salud Ángel Salvatierra.   MANU GARCÍA

“La mayoría de las mujeres lo pasan mal. Si no duermen bien, ¿cómo van a afrontar la rutina a las siete de la mañana? Además, sufren falta de concentración y memoria”, expresan las matronas, que señalan que hay algunas síntomas que invalidan a las mujeres y les impide desempeñar sus trabajos con normalidad. “Pasa lo mismo que con la endometriosis, hay algunas con síntomas agravados”, dice.

Para luchar contra los estereotipos y promover medidas en todos los ámbitos, Adelante Andalucía ha presentado en el Parlamento una propuesta de ley pionera en España que busca abordar las dificultades existentes durante el climaterio y luchar por la discriminación contra la menopausia. Por ejemplo, en el ámbito laboral, proponen medidas de protección, dar permisos de trabajo cuando los síntomas sean graves, flexibilidad horaria o teletrabajo. En el entorno de la salud, la propuesta se basa en crear unidades específicas de menopausia en los hospitales y consultas específicas en los centros de salud, entre otras. Como expone la formación, “seguir avanzando en el impulso de una igualdad real en las instituciones públicas y en la sociedad en general”.

Este viernes 18 de octubre, Día Mundial de la Menopausia, se pone sobre la mesa la visibilidad, medidas de protección, lucha contra el estigma y normalización. Ellas, las que experimentan esta etapa, las que la sienten en sus cuerpos, reclaman “comprensión”. “Dejadme llorar y desahogarme”.

Sobre el autor:

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Patricia Merello

Titulada en Doble Grado en Periodismo y Comunicación Audiovisual por la Universidad de Sevilla y máster en Periodismo Multimedia por la Universidad Complutense de Madrid. Mis primeras idas y venidas a la redacción comenzaron como becaria en el Diario de Cádiz. En Sevilla, fui redactora de la revista digital de la Fundación Audiovisual de Andalucía y en el blog de la ONGD Tetoca Actuar, mientras que en Madrid aprendí en el departamento de televisión de la Agencia EFE. Al regresar, hice piezas para Onda Cádiz, estuve en la Agencia EFE de Sevilla y elaboré algún que otro informativo en Radio Puerto. He publicado el libro de investigación 'La huella del esperanto en los medios periodísticos', tema que también he plasmado en una revista académica, en un reportaje multimedia y en un blog. 

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