No ha habido ciudad como Sevilla, la más cofrade del mundo, para resistirse a que las mujeres alcancen cierta igualdad no solo en los puestos de responsabilidad de sus hermandades, sino incluso para que estas, totalmente anónimas y enfiladas, se vistieran de nazarenas. Esta conquista ha sido de muy finales del siglo XX, de cuando la igualdad se suponía ya implantada en todos los órdenes de la sociedad e incluso en los pueblos más remotos de la provincia y de toda Andalucía se había asumido con naturalidad que las chicas también podían revestirse de nazarenas o acólitas. En 1987, mientras Felipe González anunciaba las obras de la Expo 92, en su ciudad natal se hubiera tomado aún como un escándalo que las mujeres salieran de nazarenas. Alguna que otra se había disfrazado de hombre para conseguirlo. Y aunque esto suene a leyenda medieval, son datos de hace cuatro décadas.
Hace mucho menos, en 2011, cuando ya se había prohibido fumar en los bares y se había aprobado el matrimonio homosexual en España, todavía quedaban cofradías en Sevilla que necesitaron, como un empujoncito, un decreto arzobispal -de monseñor Juan José Asenjo, hoy arzobispo emérito de la diócesis hispalense- para aceptar entre sus filas a las mujeres. No fue hasta la Semana Santa previa a la pandemia del Covid cuando por primera vez en la historia una mujer, la periodista Charo Padilla, ofreció aquí el Pregón, siempre en pluma y vozarrón de ellos. De modo que no es de extrañar, visto el paño, que las cofradías se hayan resistido históricamente a que una mujer organice sus procesiones. Es el papel que ejerce en cualquier junta de gobierno el diputado mayor de gobierno.
Decir diputada mayor de gobierno, en femenino, se ha hecho raro en Sevilla. Tanto, que actualmente solo hay dos diputadas mayores de gobierno entre las más de 60 cofradías que salen a la calle en Semana Santa. Una de ellas es Vicky Madrid, de la joven Hermandad de Los Dolores de Torreblanca. La otra se llama Sandra Galindo Fernández, es la diputada mayor de gobierno de la Hermandad de El Cachorro y está acostumbrada a formar filas porque, entre otras razones, lleva veinte años de maestra. Ejerce el cargo en la hermandad del trianero barrio en el que nacieron sus padres –“de la calle Castilla de toda la vida”- desde la primavera de 2021 y, contra ese dicho de que los diputados mayores de gobierno solo trabajan un día al año, Sandra no solo se ha visto organizando la procesión extraordinaria en noviembre de 2023 por el medio siglo de la pérdida de la antigua talla de su Virgen del Patrocinio y el estreno de la nueva talla de Álvarez Duarte, sino que el próximo año, después de su Viernes Santo en el que tendrá que liderar a más de 2.000 nazarenos, será también la encargada de organizar la procesión de El Cachorro nada menos que en el Vaticano, pues el Crucificado de Ruiz Gijón será la imagen que protagonice, junto a la Esperanza de Málaga y frente al mismísimo papa Francisco, el Año Jubilar de las Cofradías durante los días 17, 18 y 19 de mayo de 2025. Allí estará Sandra, la única mujer que ejerce hoy en Sevilla este cargo que, a la luz de la historia, siempre había parecido reservado a los hombres.
Junto a su hermano mayor, José Luis Aldea, Sandra –acostumbrada a liderar a medio centenar de diputados en las procesiones de su ciudad, y con la experiencia de haber sido antes diputada de tramo y diputada de caridad- tendrá la suficiente sangre fría como para mantener el orden a lo largo de casi tres kilómetros como se prevé recorrer en el Vaticano, donde El Cachorro se expondrá previamente en una de sus capillas después de viajar por vía terrestre –y con todas las garantías de una empresa especializada en transporte de obras de arte- hasta la ciudad eterna. “En realidad es la primera vez que El Cachorro va a salir de Sevilla”, dice Sandra, “y desde luego para la Hermandad es un hito histórico porque somos conscientes de que no vamos a volver a vivir una cosa así, al menos en nuestra vida”.
Jefa de estudios en un colegio de San José de la Rinconada, Sandra tiene ya sobrada experiencia en la organización de procesiones, en controlar junto al mayordomo y el secretario el reparto de papeletas de sitio, asignándole a cada hermano el lugar que le corresponde según su antigüedad, en reunirse con mayordomos, diputados de tramo, capataces, fiscales de paso e incluso hermanos sanitarios –“en El Cachorro fuimos pioneros en esto”, recuerda orgullosa- para darles a todos instrucciones precisas de cómo actuar con los pasos en la calle, en emitir informes sobre las incidencias ocurridas durante las estaciones de penitencia o incluso en abrir expedientes sancionadores por posibles infracciones cometidas durante las mismas.
“Jamás he tenido un problema por ser mujer, ni siquiera en ninguna reunión, y eso que la mayoría son siempre hombres”, asegura Sandra, que reconoce que el papel de la mujer en las cofradías sevillanas “ha ido creciendo, muy despacito, pero algo crece”, asegura, “y yo lo noto no tanto en las mujeres de mi generación como en las chicas que ahora tiene veintitantos años y que se están incorporando con fuerza a las hermandades”.
“No tengo ninguna preferencia por que este cargo de diputación mayor de gobierno lo ejerza un hombre o una mujer, siempre que lo haga bien, pero es verdad que las mujeres podemos tener un punto de vista diferente y está bien esa diversidad a la hora de acometer cualquier cosa”, asegura Sandra, que ha accedido encantada a fotografiarse, para La Voz del Sur, junto a la primera mujer que ejerció este cargo de tanta responsabilidad en Sevilla, concretamente en la Hermandad de Montserrat, Marta Fernández, y junto a otra mujer, Silvia Delgado, que aspira ahora a ejercerlo en la Hermandad de Los Panaderos si las elecciones del próximo viernes 25 de octubre -a la que no solo concurre su candidato, Santi Suero, sino también Juan Manuel Delgado- le dan la oportunidad.
Hay otra mujer que ejerció, hasta el pasado mes de junio, el cargo de diputada mayor de gobierno en otra Hermandad, la de Nervión del Cristo de la Sed, y se llama María José Lepe, aunque después de la última renovación de la junta de gobierno ejerce ahora de consiliaria. “Mi etapa como diputada mayor de gobierno la viví muy bien, muy estresante, con mucha responsabilidad, porque no solo es la salida de Semana Santa sino también la del Corpus, pero muy bien, porque no recuerdo haber tenido ningún problema con nadie por el hecho de ser mujer”, insiste ella, docente como las otras mujeres que han ejercido o ejercen este cargo, aunque María José da clases en una autoescuela. “Sí, el impartir clases a un grupo de personas, estar acostumbrada a hablar con el público y el hacerte entender nos marca y nos sirve”, reconoce María José.
Pasado, presente y futuro
Primero fue Marta Fernández; ahora lo son Sandra Galindo y Vicky Madrid; y es posible que en un futuro lo sea también Silvia Delgado. Cuatro mujeres contadas con los dedos de una mano y sobran, pues en todo caso lo fueron dos, actualmente lo ejercen otras dos y hay una más que aspira a serlo. Cuatro diputadas mayores de gobierno pero ni siquiera simultáneamente frente a sus casi 60 compañeros en esta ciudad de Sevilla siempre celosa de sus tradiciones y recelosa de que, en estos menesteres, la tachen de machista.
Marta Fernández, absolutamente pionera en Sevilla, ejerció como diputada mayor de gobierno en su céntrica Hermandad de Montserrat entre 2015 y 2022. “Yo es que no me he sentido nunca diferente por ser mujer y ejercer este cargo, aunque fuera la primera”, confiesa, y añade: “Recuerdo que cuando salió elegida mi junta y vieron que yo era la diputada mayor de gobierno me llamaron decenas de medios de comunicación para entrevistarme en aquel momento, pero yo solo hice una entrevista, por escrito con pregunta y respuesta y porque mi padre intervino al conocer al periodista”, señala Marta, “pero es que yo no entendía que aquello tuviera que ser noticia, porque el cargo de diputado o diputada mayor no depende de ser hombre o mujer, sino de la capacidad de cada persona y punto”. La opinión de Marta contrasta con la de quienes se asombraron en aquella cuaresma de 2015 y sus comentarios en las redes sociales. Otros tiempos, pero no hace ni una década todavía…
“Conozco a Sandra”, dice Marta mientras la saluda porque han quedado para la foto de estas tres diputadas mayores de gobierno como tres excepciones noticiables, “porque además su hermandad y la mía salen el mismo día”, añade en referencia al Viernes Santo. Al ver a Silvia Delgado, la aspirante de Los Panaderos, Sandra frunce el ceño, a su vez, como recordando algo remoto, de hace décadas, y resulta que Silvia, también docente, fue su preparadora de oposiciones. Lo que es la vida. La complicidad de mujeres en una ciudad que a veces parece un pueblo, pese a su tamaño, se hace evidente incluso frente a la Torre Sevilla. Porque aquí todo el mundo se conoce y quien más quien menos conoce a alguien que conoce a alguien que termina conociendo a quien te acaban de presentar. Silvia, Sandra y Marta posan para la foto como si se conocieran de toda la vida, y de alguna forma es cierto, y las tres se alegran de que lo sea.
Linces de la logística
En rigor no parece tan casual la docencia en estas mujeres. A Silvia Delgado, la aspirante a diputada mayor de gobierno en una de las dos candidaturas de Los Panaderos, la llamaron hace 15 años del Servicio de Inspección de la Junta para encomendarle la dirección de un colegio de nueva creación. Y ahí sigue, más que acostumbrada a organizar filas y a liderar grupos humanos, aunque en el ámbito cofrade sevillano haya parecido históricamente que estas tareas se les daban mejor a los hombres.
Silvia está “encantada de asumir este reto”. Hoy madre de dos hijos, empezó en el grupo joven de Los Panaderos y desde que era una veinteañera asumió que la Iglesia y las hermandades tenían que ser “de puertas abiertas”, la idea transversal de la candidatura por la que se presenta y a cuyo candidato a hermano mayor, Santi Suero, agradece “el que haya pensado en mí como la persona idónea sin que el género haya sido ningún factor determinante”.
Silvia reconoce que el gran reto de su hermandad es precisamente organizar a más de mil nazarenos desde la calle Orfila, por donde pasan tantas otras cofradías el Miércoles Santo camino de la Carrera Oficial. “Apenas caben unos cuantos nazarenos en nuestra capilla y la organización y formación del cuerpo de nazarenos ha de hacerse en dependencias ajenas como la de la Universidad”, explica ella, al tiempo que recuerda que, a veces, “es una odisea para los propios nazarenos llegar hasta su capilla porque la calle está constantemente llena de gente viendo las otras cofradías”. Por eso su candidatura propone crear una comisión técnica para estudiar alternativas de ampliación del recorrido de ida o analizar opciones que permitan a los nazarenos rezar ante sus titulares antes de la salida. Entre otras propuestas en las que insiste Silvia, que implementaría una papeleta de sitio digital, ella misma destaca “la organización rigurosa, transparente, coordinada y eficiente, revisar el repertorio musical o resolver la situación que se produce en la entrada” de esta cofradía de 423 años de antigüedad y que ahora se enfrenta a la posibilidad, por vez primera, de que sus procesiones las organice una hermana o un hermano. Empieza a dar lo mismo, aunque aún se note poco.
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