Al margen de su buena fama por los tomates y por aportar a la Selección Española de Fútbol hasta tres jugadores fundamentales (Navas, Fabián y Gavi), el municipio sevillano de Los Palacios y Villafranca (38.500 habitantes) se ha llevado las dos primeras décadas de este siglo apareciendo recurrentemente en los medios de comunicación por la cantidad de víctimas mortales en la N-IV. La recta desde Dos Hermanas o la que se traza desde el pueblo hacia la antigua estación de Las Alcantarillas han sido estremecedores escenarios en los que, solo desde el año 2000, había muerto más de un centenar de personas en accidentes de tráfico.
Muchas de estas víctimas –algunas muy jóvenes— habían destrozado familias enteras, hasta el punto de que el clamor popular por desdoblar el único tramo de la N-IV que no había sido convertido en autovía desde Madrid a Cádiz –los 70 kilómetros que separan Dos Hermanas de Jerez de la Frontera- se había transmutado en reivindicación política ejercida desde el Ayuntamiento al Gobierno central. Durante muchos años, se sucedieron los cortes de carretera, las carreras solidarias, las coronas de flores, las marchas ciudadanas y las cartas de protesta. Hasta que en el año 2016 comenzaron las obras de desdoble que, finalmente, solo afectaron al tramo de 8,5 kilómetros entre Dos Hermanas y Los Palacios y Villafranca.
Cuando este tramo de la N-IV estuvo completamente desdoblado –tras un presupuesto de 60 millones de euros- en plena pandemia del covid, se liberó el peaje de la AP-4 que también pasa por aquí (muy cerca de donde esta semana perdieron la vida seis personas en un control de la Guardia Civil, incluidos dos agentes), otra lucha histórica que se fue retrasando hasta rentabilizar exageradamente una cesión que, en principio, sería de solo 20 años. De la N-IV hasta Jerez –todavía quedan por desdoblar más de 60 kilómetros- nadie ha parecido volver a acordarse, y el debate ha pasado ya, en todo caso, por un tercer carril en la antigua AP-4 entre Dos Hermanas y Las Cabezas de San Juan…
Precisamente ayer el ministro de Transportes y Movilidad Sostenible, Óscar Puente (PSOE), presentó en la Diputación de Sevilla el Plan de Inversiones del Gobierno de España para la provincia, la única de España que siguen controlando políticamente los socialistas… Allí estuvo el alcalde palaciego, Juan Manuel Valle (IP-IU), que a pesar de los pesares no dudó en valorar el proyecto de enlace entre la AP-4 y la N-IV, al sur de Los Palacios, actualmente en fase de redacción para luego licitar las obras. El otro enlace irá a la altura de El Cuervo. Valle, aunque siempre ha apostado por que se terminara de desdoblar la N-IV hasta Jerez, se congratula ahora de que al menos se añada ese tercer carril de autopista entre Dos Hermanas y Las Cabezas y de que se vaya a mejorar el firme hasta Puerto Real… Al fin y al cabo, “somos uno de los municipios que en mayor medida nos vamos a beneficiar por estas actuaciones del Ministerio”, dijo ayer, después de estrecharle la mano al ministro. En el encuentro de con el ministro socialista también se habló de las mejoras de la línea férrea entre Sevilla y Cádiz, pero ese es un tema en que Los Palacios sigue haciendo mutis por la izquierda. O por la derecha, depende de la dirección del tren…
Dos autopistas gratis y “una tartana”
Desde que se liberó la AP-4 y se terminó el desdoble de la N-IV desde Dos Hermanas -ambos logros cuando la pandemia- el pueblo cuenta, paradójica e inesperadamente, con dos autovías que lo conectan con la capital. De modo que los palaciegos pueden plantarse en Sevilla en poco más de un cuarto de hora, saliendo por el norte o por el este. Visto desde fuera, pocos pueblos de la provincia parecen contar con tal privilegio. El entusiasmo por el estreno no duró demasiado, porque la realidad cotidiana es que, en un pueblo especialmente joven, son cientos o miles los jóvenes estudiantes sin coche que necesitan a diario de un transporte público. Además, muchísimas trabajadoras de la limpieza doméstica tienen exactamente la misma necesidad.
Y, encima, todos ellos comparten cada día el único medio de transporte público con cuantos palaciegos precisan llegar, por motivos de salud, a los hospitales de la capital: el Virgen de Valme, el Virgen del Rocío o el Macarena… La estampa de la dura realidad cotidiana es, pues, la de dos autovías paralelas –apenas las separa un kilómetro en línea recta- que no suelen saturarse y la de un pequeño apeadero de autobuses en el que cada mañana –en estos días, a cualquier hora, por el tirón de la Semana Santa- se agolpan sus usuarios cruzando los dedos: una mañana sí y la otra casi también tienen problemas porque o bien el autobús llega tarde o bien sufre alguna avería o bien ha agotado sus plazas y no puede recoger a todos los aspirantes a pasajeros. Y si no es a la ida, es a la vuelta.
“Esto es siempre lo mismo, y hay mañanas que parece que vamos en una tartana”, dice María, 45 años, empleada del hogar en Sevilla. “Es indigno que un pueblo con 40.000 habitantes tenga que soportar esto en el siglo XXI”, ratifica Juanma, estudiante de 27 años, que suele coger el autobús no solo para ir a la Universidad. “A mi madre la dejaron tirada en Dos Hermanas hace unas cuantas semanas porque el autobús sufrió una avería, y todavía no había amanecido, y se supone que hay servicio cada media hora, no lo entiendo”, dice, indignada en el apeadero, una chica joven que prefiere mantener el anonimato. “La semana pasada tuvimos que ir ocho o diez personas de pie, algo que yo no veía desde los años de Los Amarillos”, cuenta Diego, “y porque el chófer no quería dejar a nadie sin montarse…”.
Bea, por su parte, se queja de que coger el autobús “en el apeadero de La Pachanga es una aventura cada día”. “No pasa casi nunca ningún refuerzo”, dice, “y yo no entiendo cómo una persona que se levanta a las siete de la mañana para esperar un autobús llega tarde al final a su trabajo, al que entra a las nueve y media y a una distancia de solo 25 kilómetros”.
Sí, el problema parecía exclusivo de Los Amarillos, aquella histórica empresa de transportes que asumió este servicio en la línea M-134 del Consorcio Metropolitano de Transportes. Tanto fue así, que las protestas ciudadanas y del propio alcalde consiguieron que la Junta de Andalucía sustituyese a Los Amarillos, después de casi un siglo, por la empresa Damas. El cambio, en 2018, pareció suscitar mejoras al principio, después de un procedimiento sancionador contra la antigua empresa y de que la licencia la asumiera la Unión Temporal de Empresas Damas-Interbús. Sin embargo, la situación ha vuelto a ser la de siempre, los estudiantes han vuelto a perder citas fundamentales como exámenes, el resto de usuarios han protagonizado algunos incidentes subidos de tono y las redes sociales han vuelto a arder por la impotencia de depender exclusivamente de un autobús que tantas veces no está a la altura de las circunstancias.
El regidor palaciego ha recordado que la Junta de Andalucía se ha comprometido varias veces a solucionar el problema endémico del autobús, pero de momento todo sigue igual, y el devenir de la política local parece haberse inclinado últimamente, desde las pasadas elecciones municipales, por la necesidad de una conexión ferroviaria cuya historia, desde el siglo XIX, ha sido como la del Guadiana…
El sueño borroso del tren
En la comarca del Bajo Guadalquivir, solamente Los Palacios y Villafranca –precisamente uno de sus municipios más poblados— no cuenta, ni de lejos, con una conexión ferroviaria a la vía general que une Cádiz y los Puertos con Jerez, con Lebrija, Utrera, Dos Hermanas y Sevilla… Hasta en los pueblos del Aljarafe se han implementado en los últimos años las conexiones con el Metro. Y este aislamiento con respecto a un medio de comunicación especialmente ecológico viene de antiguo. Durante todo el siglo XX, creció el fantasma de que Los Palacios se había quedado aislado de la línea férrea porque uno de sus hijos más ilustres, Miguel Murube Galán –de la saga de los Murube-, diputado en el Congreso en las dos últimas décadas del siglo XIX había preferido que la vía se trazase por Utrera y hasta Las Alcantarillas y no por sus tierras. Pero una focalización más rigurosa de esa leyenda demuestra que las cosas no ocurrieron así, en primer lugar porque Murube Galán era apenas un niño cuando la línea férrea se proyectó, a mediados de siglo, y en segundo lugar porque, mucho años después de que la línea estuviese ya construida por Utrera –el partido judicial importante de estos lares-, no fue sino hasta 1916 cuando se registró un intento frustrado de acercar un ramal secundario desde Utrera a Los Palacios. Pero Murube Galán había fallecido en 1898, el año del Desastre.
Ya en pleno siglo XXI, fue el PSOE local quien prometió para aquellas elecciones de 2011 que perdió estrepitosamente -después de haber concatenado mayorías absolutas durante 24 años- la llegada inminente del tren. Aquella campaña electoral se centró tan entusiastamente en que la conexión ferroviaria de Los Palacios era ya una realidad, que la dura realidad de que todo se había basado en la incipiente realidad virtual de aquellos años cayó como un jarro de agua fría sobre los palaciegos, que castigaron a los socialistas –no solo por ese motivo- a una larguísima travesía por el desierto que dura hasta la actualidad. En la última década, todos los esfuerzos políticos se centraron en conseguir, por un lado, la liberación del peaje y, por otro, el desdoble de la N-IV entre Dos Hermanas y Los Palacios, así que el asunto del tren, que olía a espejismo socialista, se guardó en el último cajón de la memoria municipal…
Hasta que el propio grupo municipal socialista, como para desmarcarse de sus antiguos compañeros, volvió a desempolvar la necesidad del tren en los últimos comicios municipales. El sueño del tren volvió a generar ilusión en unas generaciones que se habían incorporado recientemente al debate político, y los demás partidos, empezando por el que gobierna desde 2011 –Izquierda y Progreso-Izquierda Unida-, no tardaron en volver a apuntarse a la reivindicación. El propio alcalde llegó a reconocer más de diez años después que, al fin y al cabo, la propaganda del PSOE no había sido tan descabellada porque hasta el Plan de Infraestructura para la Sostenibilidad del Transporte en Andalucía 2007-2013 hablaba expresamente de la conexión ferroviaria de Los Palacios y Villafranca, que estaría “en funcionamiento en 2013”… Aquel plan no contaba con la crisis de 2008.
Como Fuenteovejuna
En octubre de 2022, un pleno ordinario aprobó por primera vez una moción conjunta de todos los grupos políticos para exigirle al Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana que “se actualicen los estudios e informes pertinentes para hacer realidad en el menor tiempo posible el acceso ferroviario desde Los Palacios y Villafranca”. Faltaban apenas unos meses no solo para las elecciones municipales, sino también para las generales. Nadie estaba seguro de que ambos gobiernos –el local y el de España- iban a mantenerse. Y la moción acordada instaba, además, al Gobierno andaluz para que incluyera en el nuevo Plan de Transporte Metropolitano del Área de Sevilla el nuevo acceso ferroviario a Los Palacios y Villafranca tal y como se perfiló allá por el año 2006…
Hace solo una semana, el pleno del Ayuntamiento palaciego ha vuelto a hacer una declaración institucional en la que se le vuelve a pedir al Gobierno de España y a la Junta de Andalucía la conexión ferroviaria para este pueblo que lleva casi dos siglos soñando con ella. Como la petición es igualmente para el PP de la Junta que para los partidos de izquierda del Gobierno central, todo el pleno está conforme. El Ayuntamiento ha iniciado una campaña de recogida de firmas para exigirle a la Junta la mejora del transporte público en autobús y al Gobierno de España la conexión con el tren. “Valoro la unanimidad en la petición”, dice ahora el alcalde, satisfecho de que, de momento, se hayan contabilizado más de 5.000 firmas. Y la campaña sigue muy viva.
El nuevo argumento en alza, que se ha recogido en sendas mociones, es que la conexión ferroviaria “resulta estratégica para reducir costes energéticos y de emisiones, ya que permite sustituir viajes en vehículo privado por servicios ferroviarios, que son los que más descarbonizan la movilidad interurbana”. La propuesta unánime palaciega recuerda “las exigencias del nuevo marco financiero plurianual de la Unión Europea, que orienta las nuevas líneas de actuación a la lucha contra el cambio climático y la descarbonización de la economía, lo que implica recurrir a líneas de actuación tendentes a la reducción de la movilidad obligada y a una política clara de fomento del transporte público”.
Ya el debate de si la conexión debería ser con Utrera o por la carretera Don Rodrigo -a medio camino de la vía entre Utrera y Dos Hermanas- está superado, pues fue el portavoz del PP, ahora parlamentario andaluz, Rafa Ruiz, quien insistió en 2022 en que fueran los técnicos de cada administración quien dilucidaran cuál sería la mejor opción. Lo fundamental es que la conexión se lleve a cabo, empezando porque los próximos Presupuestos Generales del Estado hagan algún guiño. Lo milagroso, que todos estén de acuerdo en exigirlo. Lo ilusionante, que al menos los políticos –por lo general más optimistas que la ciudadanía- se imaginen a bordo de un vagón…
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