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Así pasa una barriada de 1.200 habitantes del chabolismo a prosperar en plena era digital

Guadajoz, situada a 14 kilómetros de Carmona, es hoy un referente deportivo y un bastión de la agricultura y el vivir despacio: “Queremos más empleo para que nadie se vaya”, dice su alcalde pedáneo

Guadajoz, barriada situada a 14 kilómetros de Carmona, es hoy un referente deportivo
Guadajoz, barriada situada a 14 kilómetros de Carmona, es hoy un referente deportivo MAURI BUHIGAS
15 de febrero de 2025 a las 19:15h

Está ahí, entre tierras de labor, limitada por el agua del Guadalquivir canalizada, un tren que le impide crecer; pero a la vez le une a Sevilla. Oculta, silenciosa, a 14 kilómetros de su madre, Carmona. Es la barriada de Guadajoz, un pequeño núcleo de población cuyo origen está ligado a la transformación del paisaje andaluz de mediados del siglo XX. Lo que hoy es un ente con alma propia, comenzó como un asentamiento improvisado de trabajadores, jornaleros y obreros que llegaron atraídos por el currelo.

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Corría el año 1966. Por aquel entonces, la Obra Sindical del Hogar, un organismo dependiente del Ministerio de la Vivienda del franquismo, decidió poner fin al chabolismo imperante. Concebido con carácter provisional -curioso- bajo el modelo de Unidades Vecinales de Absorción (UVA) -una especie de poblado de colonización- se ubicó lejos de Carmona, en plena zona rural. Para su construcción fue necesaria la expropiación forzosa de más de 73 hectáreas de terreno de la Dehesa del Monte, conocida como 'La Herradura'. Con 304 viviendas, locales comerciales, un centro sanitario y dos casas destinadas al médico y al párroco, se pudo absorber a la población jornalera que se había asentado en la zona. La construcción de los canales del Valle Inferior y del Bajo Guadalquivir (otrora de los Presos) había convertido estas tierras en un foco de empleo y la escasa mecanización agrícola de la época obligaba a una alta demanda de mano de obra.

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Un grupo de jubilados toma café jugando una partida de dominó hablando de la actualidad de Guadajoz. MAURI BUHIGAS
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Momento de una partida de dominó en un bar de Guadajoz. MAURI BUHIGAS

José Pérez Rivas, más conocido como ‘El Veneno’, es uno de los vecinos que vivió esta transformación en primera persona. “A nosotros nos dieron las llaves el 16 de abril del 66”, recuerda con precisión. Tenía seis años cuando dejó atrás los chozos en los que había vivido desde su nacimiento.

Del chabolismo a una casa “por derecho”

Los primeros en asentarse al calor del agua y del traqueteo de las viejas locomotoras lo hicieron en condiciones precarias, en infraviviendas conocidas como 'chozos', construcciones rudimentarias hechas con materiales que tenían a mano: cañas, barro y techumbres de paja. José describe con detalle cómo eran aquellas viviendas: “Las paredes eran de barro y piedra, el techo de cañas y juncos. Y por dentro, nada. Pero estaban bien hechos, no se mojaban ni cuando llovía”. En ellos vivían familias enteras, con seis, siete, incluso diez hermanos, compartiendo un mismo espacio. El asentamiento creció rápido porque “de la vereda nadie podía echarte”, explica. La gente venía de otros pueblos, buscando un sitio donde trabajar en el campo. Las tierras eran propiedad de grandes latifundistas cuyas fincas se extendían kilómetros más allá.

Fue entonces cuando el régimen franquista impulsó la construcción de las UVA, la más importante de la provincia de Sevilla. “Franco nos puso esto para quitar el chabolismo”, dice Pérez Rivas sin rodeos. “Aquí no había otra cosa, se vivía como se podía”. Pero el traslado a las nuevas casas cambió radicalmente la vida de los vecinos. Con la llegada de las viviendas, el lugar se transformó en una barriada con estructura urbana definida. No tardaron en surgir los primeros comercios, los bares y las asociaciones que poco a poco fueron dando forma a una identidad propia. Sin embargo, la dependencia del trabajo agrícola marcó el devenir de muchas familias. “Aquí todo el mundo se dedicaba al campo”, afirma ‘el Veneno’. “Ahora es diferente. Las máquinas se están comiendo la mano de obra”. La mecanización ha reducido la necesidad de jornaleros y eso ha golpeado a Guadajoz.

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Jose ‘El Veneno’, vecino de Guadajoz que pasó de un chozo a una vivienda social. MAURI BUHIGAS
Rótulo de entrada a la barriada de Guadajoz, inaugurada en 1966 para pasar del chabolismo a prosperar en la era digital.
Rótulo de entrada a la barriada de Guadajoz, inaugurada en 1966 para pasar del chabolismo a prosperar en la era digital.  MAURI BUHIGAS

 

Guadajoz, barriada situada a 14 kilómetros de Carmona, es hoy un referente deportivo
Fotografía de los chozos, los asentamientos chabolistas existentes en la posguerra donde hoy se erige la barriada de Guadajoz. MAURI BUHIGAS

Otro de los problemas históricos de la barriada es la falta de viviendas. “Las criaturas se tienen que ir fuera”, lamenta. “Hace treinta o cuarenta años peleamos para que hicieran casas nuevas, pero no se construyó lo suficiente”. Muchos jóvenes han tenido que mudarse a Carmona, Los Rosales o Alcolea en busca de un hogar. “Aquí ya no se puede construir más”, señala. “Tenemos el canal por un lado y la vía del tren por el otro. No hay para dónde tirar”. Pese a estos desafíos, Guadajoz sigue en pie. “Aquí hay tranquilidad”, pero demanda más vigilancia, pues “últimamente, dejas algo y cuando te das la vuelta ya no está”.

El presente y el futuro de Guadajoz

Hoy, Guadajoz sigue siendo una barriada con fuerte arraigo en la agricultura. José Pérez reconoce que el futuro es incierto, pero confía en que las cosas pueden mejorar. “Antonio está luchando por Guadajoz porque es nativo de aquí y quiere que su pueblo crezca”, dice refiriéndose a su alcalde pedáneo, Antonio Batista. “Hace muchas cositas por el pueblo”. Batista, aunque nació en Francia debido al trabajo temporal de sus padres en el campo, desde muy pequeño se trasladó con su familia a Guadajoz, donde se asentaron definitivamente. “Mis padres eran trabajadores del campo y en aquella época se movían donde había trabajo. Al final, decidieron quedarse en Guadajoz cuando surgió la posibilidad de acceder a una vivienda estable”, relata.

En cuanto a la evolución de la población, Batista indica que Guadajoz ha mantenido un crecimiento estable, aunque con altibajos. Hoy son unos 1.200 habitantes, aunque en el pasado llegaron a ser entre 1.600 y 1.800, “con muchas menos viviendas”. Atribuye el descenso a la baja natalidad y a la movilidad de los jóvenes, que en ocasiones se trasladan a Carmona, Lora o Tocina por motivos laborales o familiares. No obstante, subrayó que el objetivo es “crear oportunidades para que la gente de Guadajoz se quede en Guadajoz”.

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Cheresade López, a la izquierda; y Antonio Batista, a la derecha, a la entrada del edificio municipal. MAURI BUHIGAS
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La barriada de Carmona ofrece un amplio abanico de actividades. MAURI BUHIGAS

Sin embargo, no oculta las dificultades para el crecimiento de la barriada debido a las limitaciones de expansión: “Nos falta suelo para nuevas viviendas y hace años que no se construyen. Sería fundamental que se promovieran viviendas asequibles para que los jóvenes pudieran hacer vida aquí”, expresó. Como muestra, un botón: recientemente se vendieron unos solares y “volaron en un día, lo que demuestra que hay demanda”. Otro de los retos que se marca es la creación de empleo. La economía local sigue dependiendo de la agricultura, con algunos pequeños negocios de construcción o maquinaria agrícola, pero sin grandes empresas que generen trabajo estable. "Tenemos muchas explotaciones de naranjos y olivos, pero no contamos con fábricas que transformen esos productos y generen empleo", lamenta. Atraer empresas es complicado, ya que suelen preferir asentarse en municipios más grandes con mayor infraestructura. Y todo ello a pesar de que Guadajoz tiene buena conexión por carretera y ferrocarril, pero hasta ahora "no ha sido suficiente para atraer inversiones". "Si tuviéramos una empresa que procesara la naranja o la aceituna, se generaría más trabajo para nuestros vecinos y para gente de Carmona. Es un reto para que nadie se vaya de aquí y no voy a dejar de intentarlo”, dice con vehemencia.

La relación con Carmona y el papel del tren

Guadajoz, a pesar de la distancia y de su identidad tan marcada, guarda una relación de fraternidad con su ‘madre’, Carmona.  En los últimos años, de hecho, como indica Batista, el matrimonio ha mejorado. “Cada vez estamos más conectados. Hay mucha gente de Guadajoz que tiene familia en Carmona y viceversa”. Reconoce que la propuesta de una línea ferroviaria entre Carmona y Guadajoz es compleja y depende de decisiones estatales, aunque “sería una mejora importante, sobre todo para facilitar el acceso a Sevilla, pero de momento no hay avances en ese sentido”.

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Guadajoz está conectada con Sevilla gracias al Cercanías, lo que facilita la movilidad de sus más de 1200 vecinos. MAURI BUHIGAS

En este punto, Cheresade López Vázquez, concejala del PP y vecina de Guadajoz, destaca que “a los vecinos los veo contentos. Me transmiten que están satisfechos con la gestión de Antonio, que es quien más está aquí, al pie del cañón. Se han mejorado instalaciones, limpieza, obras, etc.”. Su papel como concejala está más vinculado a la parte administrativa y de gestión. Se encarga del papeleo, de tramitar en Carmona lo que los vecinos necesitan. “Antes venía alguien de vez en cuando a ayudar a los vecinos con trámites y gestiones. Ahora tenemos atención de 8 a 14 horas todos los días, lo que facilita mucho la vida a los vecinos. Ahorramos a los vecinos muchos viajes a Carmona”, destaca.

El reto del consultorio y los servicios públicos

Uno de los principales desafíos, según la delegada de Guadajoz, sigue siendo la mejora de los servicios públicos. Explica que una de las principales demandas es la reapertura del consultorio médico con servicio 24 horas, un asunto que sigue sin resolverse desde la pandemia: “Junto con mi compañera María del Mar Castejón estamos en contacto continuo con los responsables de la Junta de Andalucía y del Centro de Salud de Carmona. La falta de personal es el principal problema, pero seguimos insistiendo para que los vecinos recuperen este servicio esencial”, sentencia.

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Una de las demandas tras la pandemia es la reapertura 24 horas del consultorio de Guadajoz. MAURI BUHIGAS
 
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Una de las joyas de Guadajoz es el nuevo Pabellón ‘Rafa Marín’, inaugurado recientemente. MAURI BUHIGAS

No obstante, puso énfasis en el esfuerzo por equiparar los servicios de Guadajoz a los de Carmona en materia educativa y deportiva. “Los vecinos querían los mismos talleres, las mismas escuelas deportivas, clases particulares para los niños… y ahora los tenemos al mismo nivel que Carmona”. Subraya que la apertura del pabellón polideportivo ha sido clave en este avance: “Nos ha abierto un mundo de posibilidades”. Y llevará el nombre del exitoso defensa oriundo de la barriada, Rafa Marín, actual jugador del Nápoles y que vistiera la elástica del Real Madrid.

Y es que el deporte es también santo y seña de Guadajoz. A Marín se une el exitoso Club de Lucha Guadajoz, de donde han salido campeones como Felipe Ferrusola o Marina Rueda, toda una deportista referente dentro de la lucha. Al frente, Santi Moreno, vecino de Guadajoz que relata orgulloso los éxitos del club. “Somos un referente a nivel nacional e internacional, llevando el nombre de la barriada y de Carmona por todos lados”, comenta. Un palmarés infinito y una labor social que hace del deporte un estilo de vida para muchos vecinos de Guadajoz y localidades vecinas. La entidad se ha consolidado en los últimos años en la cima, acumulando numerosos triunfos en competiciones de primer nivel. El rendimiento del club en los últimos años refleja tanto la calidad técnica de sus atletas, como el compromiso y la dedicación de una familia que sigue dejando huella en el panorama deportivo nacional y en el día a día de Guadajoz.

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Santiago Moreno, director del exitoso Club de Lucha Guadajoz, a la entrada de la sede donde entrenan. MAURI BUHIGAS

En definitiva, crecer es siempre un reto. No conformarse. Y en este siglo XXI, también, sobre todo en esa Andalucía alejada de anuncios millonarios en televisión y circuitos turísticos que intenta avanzar y prosperar en silencio; esa Andalucia que no olvida sus raíces, pero que camina con determinación. Guadajoz dejó atrás, hace sesenta años, los chozos tercermundistas de una España en blanco y negro, para ilusionarse con su futuro, a pesar de todo, siempre al calor del traqueteo del tren, el verde de los campos de labor y la vida que da el agua en forma de canales de riego.

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Ezequiel García Barreda

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