Puerto Real, síntoma de la sanidad andaluza: "Es un desastre y ni en pandemia usábamos esa palabra"

Usuarios y plantilla coinciden pero la gerencia del hospital niega la alarma. El esfuerzo inversor de la Junta no alcanza y la demografía complica: cada vez más mayores "pluripatológicos" y desesperada falta de personal

Carmen y Nuria, dos enfermeras que denuncian la falta de personal en el Hospital de Puerto Real.

Es un hospital más en Andalucía, uno que atiende a "una población de unos 350.000 habitantes". Tiene sus peculiaridades, sus fechas, dimensiones y dotación pero en su estado actual sirve como ejemplo y síntoma de los males que sufre la sanidad pública andaluza y se declara desbordado.

Nada de lo que puedan decir los usuarios, dirigentes institucionales y profesionales sobre el Hospital Universitario de Puerto Real es exclusivo ni propio, ni siquiera las obras necesarias o en marcha, la grave carencia de manos y las virtudes que tiene, tuvo y tendrá. Las listas de espera y los lamentos de la plantilla reaparecen a diario, como ronchas, en todas partes.

Si cabe poner más atención a Puerto Real es porque sus profesionales han protagonizado movilizaciones en el centro durante este mes de octubre. Pero esas mismas escenas han aparecido antes y aparecerán después en el resto de Cádiz, en puntos de Huelva, Córdoba, Sevilla, Málaga o Granada.

Obras de la nueva UCI de Puerto Real, la mejora más importante de su historia por valor de 5,5 millones.  MANU GARCÍA

Todo es ampliable a cualquier otro centro sanitario público en la comunidad autónoma. A escala, también a los centros de salud. Las manifestaciones, entendidas como declaraciones y como movilizaciones, son semanales en todas las provincias. Siempre tienen una motivación concreta y local pero aparecen como trozos de una situacion general.

Las protestas se han vuelto crónicas, como algunas enfermedades. "El día que nos pongamos de acuerdo para liarla los que estamos aquí esperando y los que trabajan, cambia la cosa", dice Manuel Galván, con aspecto octogenario, en una sala de espera del recinto puertorrealeño.

Mientras llega ese hipotético día, el estado de los hospitales y "ambulatorios" ya se ha convertido en la primera preocupación de los andaluces, tengan o no cargo y despacho, casi de cualquier edad.

Las estadísticas dicen que es la segunda, por detrás del paro, pero las cifras no saben de sensaciones. Mientras el desempleo, aún galopante, mejora sin pausa hace ya varios años, la percepción de la atención y el servicio sanitario público, recibido o prestado, empeora sin cesar.

La confesa versión oficial

Carolina España, consejera portavoz de la Junta, admitía este martes: "Estamos trabajando para mejorar la sanidad pública". El traductor político-ciudadano dice: ya tiene que ser grave una situación si un alto cargo político admite que necesario mejorar. Cuando está simplemente mal niega la mayor.

La administración autonómica, responsable de la gestión sanitaria pública en Andalucía, repite sin cesar que cada vez gasta más: "El presupuesto en sanidad se ha incrementado casi un 40% desde que llegamos al gobierno a finales de 2018. Se han puesto en marcha 64 instalaciones sanitarias, siete de ellas son hospitales y se ha incrementado la plantilla del SAS".

Sea o no rigurosamente cierto, la realidad que admite hasta el gobierno andaluz es que aún no alcanza para mejorar la atención. Aún no surte efecto, seis años después del cambio político. "Estamos tratando de mejorar y resolver los problemas en Atención Primaria, pero no se puede dudar de que se está haciendo un esfuerzo importante, como nunca antes".

El presidente, Juan Manuel Moreno, daba otra forma este jueves a los mismos argumentos: la situación es complicada pero "estamos mejor que hace cinco años". Mejoría dentro de la gravedad, según su punto de vista oficial.

Antonio Durio, enfermero y representante sindical, a las puertas del hospital puertorrealeño.   MANU GARCÍA

Los sindicatos que agrupan a más profesionales en Andalucía volvieron a manifestarse este miércoles. CSIF, CCOO, UGT y Satse sacaron a unos 2.000 afiliados a la calle, alrededor de centros de salud de las ocho provincias andaluzas.

Piden "propuestas concretas" para agilizar las bolsas de trabajo y la incorporación del personal necesario para dar abastecer a un sistema saturado que durante los últimos diez años (el principio del deterioro ya le costó buena parte de los votos perdidos a la ex presidenta socialista Susana Díaz) se ha vuelto artrítico, lento y torpe.

Los testimonios a pie de planta

La precariedad que sufren enfermeras, técnicos, administrativos, celadores y médicos lleva a "una fuga de talento" porque "nadie quiere un trabajo en el que no sabes si vas a estar una semana, un mes o tres cuando tienes una oferta más estable".

"A todo el mundo se le ilumina la cara cuando le hablas de Cádiz menos al personal del sistema sanitario. Te dice que de vacaciones, sí. Para trabajar, ni locos". Es el testimonio de Aurora Salvador, médica del hospital puertorrealeño en excedencia y ahora alcaldesa del municipio.

Las consecuencias de una alarmante falta de personal, especialmente en Atención Primaria, son conocidas por un amplio sector de la población andaluza. Que el médico de cabecera o familia tarde 15 días, como mínimo, en dar cita o que centros de salud en ciudades y pueblos medianos se queden sin médico de urgencias fines de semana completos. Los pequeños, no la tienen ni a diario en demasiadas ocasiones.

"Nadie quiere venir. Nadie quiere un trabajo en el que no sabes si vas a estar un mes o dos semanas cuando tienes una oferta más estable"

En efecto dominó, a escala hospitalaria, del escenario de escasez de personal resulta que las consultas de especialistas se retrasen más de un trimestre o medio año, que las operaciones tarden más de lo que la propia ciencia médica aconseja. "Tenemos abandonados a los enfermos crónicos", resume el sindicalista Antonio Durio (CSIF Puerto Real).

Todo se ha vuelto común hasta el punto de que nadie tiene un familiar que no lo haya vivido, cuando no lo ha experimentado en primera persona. Centrar la mirada regional en el Hospital de Puerto Real, utilizado como cobaya, permite consultar de forma directa las causas de esta situación que se prolonga ya durante una década que alcanza su mitad.

"El hospital se ha quedado pequeño", "está obsoleto", son comentarios de los profesionales del recinto puertorrealeño pero coinciden en que las instalaciones, el material, podría ser suficiente si hubiera muchas manos más.

"Hasta 2008, todo funcionaba razonablemente bien. Desde entonces, año a año, poco a poco, a peor y a peor, el deterioro es enorme. Todos los consultados coinciden pero es Aurora Salvador la más contundente.

"Es un problema de todos y sin la colaboración de todos va a ser imposible. De nada sirve señalar a unas siglas o a unos dirigentes"

"Llevo un año y medio sin trabajar en mi hospital pero hablo mucho con mis compañeros. Les llamo y me dicen que la situación es un desastre, ni en los peores momentos de la pandemia usábamos esa palabra", asegura la primera representante de los vecinos.

Aunque la unanimidad tampoco es garantía, cabe pensar que poco sesgo ideológico, social, puede existir cuando una veintena de personas, a los dos lados del mostrador, médicos, enfermeros, técnicos o pacientes argumentan las mismas quejas casi en el mismo orden.

La alcaldesa incluso hace un llamamiento a renunciar a las ideologías: "Esto no es un problema de un partido, del que esté ahora en el poder, del PP en este caso. Es un problema de todos y necesita la implicación de todos. Si no hay colaboración de todas las partes va a ser imposible. De nada sirve señalar a unos dirigentes o a unas siglas".

Sólo la gerencia del hospital de Puerto Real niega "motivos para una alarma totalmente infundada y sin base real ninguna". Asegura la dirección del centro que "la UCI del Hospital de Puerto Real ha mantenido una ocupación media del 80,5%".

La dirección del centro es la única voz que niega: "En ningun momento se ha puesto en riesgo la seguridad de la UCI ni la calidad asistencial"

"En todo momento el centro ha estado dentro de lo recomendado por el Ministerio de Sanidad para pacientes de alta complejidad, con un profesional de Enfermería por cada dos pacientes para una capacidad máxima de 12 pacientes, a pesar de la ocupación estar reducida en casi un 20%".

"En ningún momento se ha puesto en riesgo la seguridad ni la calidad asistencial en este servicio, garantizándose una atención adecuada proporcionada por profesionales expertos y con los recursos materiales y tecnológicos que la atención a pacientes críticos requiere".

Concluye que "ante la protesta convocada este martes, la Dirección de Enfermería mantuvo reuniones con las organizaciones sindicales, en las que se verificó que no existe ninguna necesidad no cubierta con la incorporación del equipo de contingencia este mes, contratado por bolsa específica".

La opinión de todos los demás consultados es contraria: falta personal, cada vez hay más pacientes por envejecimiento de la población, la inversión no es suficiente tras "el dopaje de las plantillas por el Covid".

Las instalaciones, el material, no son tan criticados. Para varios de los consultados, resulta suficiente, incluso bueno: "La UCI de Puerto Real era la mejor que conocí en mi carrera", llega a decir Durio. 

Una médica recuerda una proporción básica que no se cumple: "Faltan muchos médicos y por cada médico son necesarios dos enfermeras y cuatro auxiliares, que tampoco están. Que cada cual haga la cuenta del personal que necesitamos".

Protesta sindical en el hospital Puerto Real, ya en verano de 2023.

Es más el factor humano, más que el técnico, el que hace aguas según las palabras de los implicados, que son casi todos los ciudadanos en algún momento. La falta de manos, de trabajadores, tanto enfermeros como médicos, otros técnicos, administrativos o celadores es el gran reproche común.

Un grupo que quiere firmar como "profesionales de planta de hospitalización" se declara "totalmente desbordado". Para dar forma a esta alarma, dan números: "Trabajamos con una ratio de nueve pacientes por equipo enfermera-TCAE en el turno de mañana, 12 en el de tarde y 18 en el de noche".

Otra vez, las sensaciones escapan a los números: "Todo ello sin entrar a valorar la gravedad o la complejidad de los cuidados de los pacientes que atendemos que, si las tuviéramos en cuenta, alarmarían a cualquier experto por los riesgos para el paciente".

Carmen Ortiz, del sindicato Satse, coincide con esta clave: "Por el envejecimiento de la población, cada vez son más los pacientes pluripatológicos que nos llegan. Además, claro, son crónicos. Es decir, cada vez atendemos a más gente que no viene malita, viene mal".

Aurora Salvador coincide en esa apreciación. Al tener cada vez más edad media, los pacientes necesitan tratamientos más complejos, "de más calidad, sólo en la elaboración de un informe previo se tarda el triple de tiempo, por cada caso, en realizarlo. Eso hay que trasladarlo al resto de labores por cada paciente".

Aurora Salvador, médica en excedencia del hospital de Puerto Real por su actual condición de alcaldesa.  MANU GARCÍA

Estos profesionales incluso rompen un tabú: con las carencias "crece la mortalidad. Muchos estudios nos dicen que la calidad de la atención se ven gravemente afectada cuando los pacientes postquirúrgicos y crónicos son atendidos por enfermeras insuficientes o con pesadas cargas de trabajo".

Traen el tema preparado. Han estudiado para presentar su queja, citan como fuente a Linda Aiken, directora del Centro para Resultados de Salud de la Universidad de Filadelfia, o a la revista The Lancet: "Demuestran la cruda realidad de que la escasez de enfermeras incrementa la mortalidad de los pacientes".

Entre las consecuencias de la falta de manos en Enfermería y TCAE citan "signos vitales de los pacientes no evaluados o no registrados, omisión o retraso en el suministro de medicamentos, retraso de más de 30 minutos en el alivio del dolor o desatención de necesidades básicas como hidratación, comunicación, higiene y evacuación.

Algunos de los participantes, admite los perjuiciois que estas quejas pueden tener "paa la reputación de nuestro hospital y del sistema sanitario público de Andalucía". Pero, añaden los más dubitativos en la denuncia, "es la realidad diaria que vivimos y ocultarla no supone beneficio para nadie".

Acceso al área de Urgencias de Puerto Real, este viernes.   MANU GARCÍA

"Hay que darle una vuelta a los presupuestos. Necesitamos gente y tampoco sirve que vengan personas sin experiencia porque en Enfermería, como mínimo, se necesitan dos semanas para preparar a una persona que no tiene práctica y esa circunstancia prolonga la situación", detalla Carmen Ortiz.

Otro equipo, también de Enfermería-TCAE pero en este caso de Cuidados Intensivos (UCI) también prefieren hablar de forma colectiva. "Hemos expuesto a la dirección, en más de una ocasión, los problemas que sufrimos, como las ratios [número de pacientes que atiende cada profesional] que imposibilitan una atención de calidad al paciente crítico".

En el caso puertorrealeño, la situación es especial porque hay obras. "Unos dos años pueden durar", según Antonio Durio (CSIF) que considera que este departamento era "uno de los mejores en Andalucía" hasta que comenzó esta situación temporal.

Mientras, el equipo de Enfermería-TCI asegura que trabaja en instalaciones "precarias", por ejemplo "en la UCI 2, hay un cuarto de baño al que le han quitado el váter y han puesto una mesa, con un hedor constante. Tenemos que estar abandonado el servicio para poder realizar nuestras necesidades, los espacios son reducidos y hay cableado por todas partes"

"Cuando las doce camas de nuestras dos UCI están completas y se precisa ingresar más pacientes se usa la unidad en Reanimación Postquirúrgica (URP) situada en la planta primera del hospital, mientras que las UCI 1 y 2 están situadas en la planta baja".

Esta circunstancia lleva, según este testimonio, "a ubicar a algunos de nuestros pacientes críticos cen un rincón y separados con biombos, con la falta de un celador destinado al cuidado y atención. Todo repercute en el atraso a la hora de llevar a cabo el aseo, los cuidados de Enfermería precisados por nuestros pacientes".

Nuria y Carmen son dos de las enfermeras del centro que se declaran desbordadas de trabajo.  MANU GARCÍA

"Da muy mala sensación a todos, a pacientes y a profesionales, ver camillas en las salas de espera", añade la médico que ahora es alcaldesa de Puerto Real.

Resumen, casi a coro, que "hay un problema en la calidad de la atención que impide ofrecer cuidados de calidad a los pacientes críticos, comprometiendo tanto la seguridad de los trabajadores como la de los pacientes".

La causa, resumen, es la "escasez de recursos humanos, es el mayor problema. A la Enfermería de la UCI se nos sobrecarga de trabajo extra para realizar las técnicas urgentes (colocar marcapasos, canalizar vías centrales, tubos de tórax, asistir paradas cardiorrespiratorias...) en turnos de mañana, tarde y noche. En ocasiones hay un único enfermero a cargo de seis pacientes críticos".

Si la principal consecuencia, aseguran, para el usuario es la pérdida de calidad en la atención, para el trabajador es "el síndrome del trabajador quemado, el agotamiento profesional, en el que algunos profesionales estamos entrando a causa del estrés prolongado y la desilusión ante la falta de expectativas de más apoyo y más recursos".

Para este último equipo, las declaraciones de la gerencia carecen de veracidad: "El servicio y la atención al paciente están cada vez más deteriorados y desde que llegó esta nueva gerencia ha empeorado bastante, haciendo caso omiso a los problemas que se le exponen, no existe comunicación. Considera asumible la situación actual y sin posibilidad de réplica".

Acceso general al hospital universitario de Puerto Real, esta semana.   MANU GARCÍA

"Sentimos que, aunque hacemos todo lo que podemos, estamos luchando contra un sistema que ni nos apoya ni nos escucha. Y quienes más sufren, al final, son los pacientes. La situación no va a mejorar si la gestión sigue sin escuchar a quienes estamos en primera línea y necesitamos más recursos para ofrecer la atención que los pacientes se merece".

"Tienen que escuchar a los trabajadores, atender nuestra demandas, que están basadas en lo que los profesionales ven y viven a diario", coinciden Carmen Ortiz y Aurora Salvador en conversaciones diferentes.

Antonio Durio quiere ser optimista pero le cuesta: "Tiene que cambiar todo, demasiado rápido y es complicado que eso suceda. No creo que la situación vaya a mejorar a medio plazo. Es verdad que hay inversiones y esfuerzos, con una nueva planta de salud mental, las obras de la nueva UCI", que tienen 5,5 millones de presupuesto en el mayor proyecto de mejora de la historia del centro.

El derrumbe de la Atención Primaria, clave en el ahogo de los hospitales: "Si el dinero que la Junta ha dado al grupo Pascual hubiera ido a los centros de salud, otro gallo cantaría"

Todos los consultados, excepto la versión oficial de la gerencia del hospital, coinciden en colocar en la Atención Primaria el origen de la situación y la clave de la posible solución: "Mejorar esa etapa es fundamental. Permite detectar antes las enfermedades, tratalas mejor, que los crónicos estén bien llevados, mejor asistidos, cosa que no sucede ahora".

Aurora Salvador apunta otra necesidad en Atención Primaria para aliviar a los hospitales: "Inversión, mucha más inversión pública. Si el dinero que la Junta de Andalucía le ha dado a los hospitales del grupo Pascual hubiera ido a los centros de salud, otro gallo nos cantaría".

Regreso a las cifras: las mayores listas de espera

Mientras tanto, los datos comparativos de los sistemas sanitarios de las 17 comunidades autónomas -con el Ministerio de Sanidad como fuente- vuelven a situar a Andalucía a la cabeza en cuanto a retrasos para las intervenciones quirúrgicas.

Aunque los resultados han mejorado levemente respecto a diciembre de 2023, el tiempo de espera medio y el porcentaje de pacientes que han superado los seis meses de espera rebasa los indicadores del resto de comunidades.

La comparativa del Ministerio de Sanidad, que se realiza con los datos remitidos por el SAS reflejan que el tiempo medio de espera andaluz para una intervención quirúrgica se sitúa en 169 días. La cifra es levemente inferior a la de diciembre (174) pero superior a junio de 2023 (139 días).

Al margen de esta evolución el dato andaluz es el peor de entre las 17 comunidades autónomas. Le sigue Extremadura con 164 días. Otros sistemas sanitarios que suelen ofrecer balances negativos se encuentran a amplia distancia: Madrid está en 47 días; Cataluña en 137 días y Canarias en 127 días. La media nacional está en 121 días.

Un segundo indicador en el que Andalucía ha empeorado respecto al resto de comunidades es en el porcentaje de pacientes que llevan más de seis meses esperando una operación. En el caso de Andalucía, han superado ese límite un 31,6%, por encima de Castilla La Mancha que está en un 31%. Madrid está en el 0,2% y Cataluña en el 26,6%.

El total de pacientes en listas de espera contabilizados en el caso andaluz es de 203.979 personas, una cifra que cuantitativamente es el más alto de España. No obstante, si se sitúa en relación con la población, el caso de Cantabria, con 29,21 pacientes por cada 1.000 habitantes en espera es peor. El índice de Andalucía, un 24,4 por 1.000, el segundo más alto y muy por encima de la media estatal que se sitúa en 17,93.