Un mercado con el trasiego propio de una mañana, junto a un colegio, vecinos y vecinas con bolsas o paseando al perro. Una estampa más de cualquier barrio de España, de cualquier distrito de Sevilla. Pero esto no es cualquier barrio, porque es el más pobre. De España y de Sevilla.
Estamos en la calle El Mago de Oz, en el Polígono Sur. Apenas hay que andar 15 minutos para llegar al Benito Villamarín, el estadio del Real Betís, quizás diez minutos para llegar a las viviendas de Bami y la Palmera que rondan el millón de euros, a las que apenas tienen acceso algunos empresarios o médicos de prestigio. Y a la vista desde esta calle, el Real Club Pineda, el del hipódromo privado, el golf y el pádel.
Esto ejemplifica que Sevilla es uno de los más evidentes núcleos de España y de Europa de contrastes sociales, donde la desigualdad resulta más evidente en el trecho de una parada de autobús. Para entenderla, se sientan en una habitación a hablar un político, un líder vecinal y un empresario, el del catering Abrecaminos del Sur, que solo contrata a profesionales del barrio. Una charla para entender y proponer.
En una esquina, José Luis García, conocido como Pepelu, el concejal delegado del área de barrios de atención preferente y de distrito Sur. En la otra esquina, Manuel Jiménez, presidente de la asociación familiar de Las Letanías e histórico líder vecinal. En la otra esquina, Juan Carlos León, presidente de la asociación y dueño del citado catering. En la cuarta esquina, una grabadora.
"El mayor problema son los cortes de luz"
León es el primero en tomar la palabra. "La problemática más importante ha sido los cortes de luz. Las infraestructuras no han sido saneadas, y quiero aprovechar para preguntar al delegado", señala. Pepelu García no se sorprende, lógicamente, por la pregunta, ya que es una cuestión que afecta a los vecinos tanto del Distrito Sur como de otros barrios periféricos. En resumen, Endesa dice que el problema de fondo son los enganches ilegales, algunos de ellos para plantación de marihuana en viviendas. Los vecinos que pagan religiosamente se ven afectados. La postura municipal, la de García, es que "nuestra labor ha sido de mediación entre los vecinos, la empresa, la Junta y la Delegación del Gobierno, que son las tres patas responsables de este tema".
Pero no se queda en esa lectura que hace la empresa. "Estos apagones vienen por la infraestructura, antigua en muchas zonas, que no se han arreglado". Las administraciones han ido prometiendo "vigilancia policial y un estudio pormenorizado, pero el Ayuntamiento lo que puede hacer es mediar".
Jiménez responde. "Cuando hace 40 años vinimos a vivir a este barrio, apenas había un ventilador en verano y un brasero en invierno. Hoy las casas tienen termo eléctrico y muchas cosas más, entonces hace falta más potencia y Endesa debe intervenir. Es el primer problema del barrio". Este líder vecinal de la parte de Las Letanías aprovecha para sacar otro asunto, tras el acuerdo inicial entre las partes sobre las razones y soluciones de los cortes de luz. "Quiero preguntar al delegado sobre el plan especial que hay para este barrio y para otros ocho en la ciudad. Yo creo que hacen falta cuatro pilares: seguridad, formación, trabajo y vivienda. Sé que acaba de aterrizar y que no tiene una varita mágica".
Desgrana el pilar de la formación: "Hay un proyecto educativo, y hay también que responsabilizar a la gente, quizás no diría educarla, pero sí que sean responsables. El barrio ha cambiado mucho en 30 años. Antes respetaban más a los mayores. Y el Ayuntamiento viene y limpia, pero el problema es la costumbre de no echar las cosas en los contenedores. Hay gente que quiere un basurero pasando detrás de ellos, y esa mentalidad, no solo aquí, sino que es del ser humano, que pasa en Cádiz, en Sevilla y en Madrid, es la que hay que cambiar".
"Hay repartidores y taxis que no entran. ¿Vivo yo en una montaña acaso?"
El concejal subraya que son prioridad para el Ayuntamiento. Habla de que están reclamando más Policía Nacional al Gobierno central para mejorar la seguridad, o que dentro de sus competencias, el Consistorio inició un proyecto con fondos europeos por 14 millones para combatir el absentismo escolar, "que ha empeorado los últimos años". También, un plan municipal para atención temprana. "Se va a poner el próximo mes en marcha un programa para prever los embarazos en menores de edad gitanas, con la asociación Yiló para evitar que jóvenes que estén estudiando, que estén en el instituto, dejen los estudios y se dediquen únicamente a cuidar a sus hijos. Pueden cuidar a sus hijos, pero también que sigan con los estudios", señala.
Al hablar de seguridad, de educación, hay que pensar también en los estigmas del código postal, el 41013, que es el del distrito Sur. Jiménez recuerda la dificultad, a veces, de que le traigan una lavadora a casa. "¿Cómo que no vienen a mi casa? Me ha pasado varias veces. Hay taxis que te dejan en La Oliva, y he tenido que recoger paquetes en el Tiro de Línea. ¿Yo vivo en una montaña? Pero si pago 9 euros por el porte".
León sí cree que el asunto ha cambiado "bastante". Sí es cierto que "el barrio ha ido para atrás". Su empresa, el comedor social, se dedica a llevar comida a personas en riesgo de exclusión social gracias a convenios con Ayuntamiento y Junta, y ha formado a trabajadores y trabajadoras. "Todo lo que contratamos es de este mismo código postal", explica. "Yo estoy de acuerdo en que hay un estigma", añade Pepelu García. "Hay una minoría que molesta a la mayoría, que son el 85%, el 90%, el 95% del barrio. Venga, vamos a admitir que una parte sí perjudica a la imagen, pero hay que vender también lo bueno, no solo lo malo. En eso, necesitamos la ayuda también de los medios". García habla del "barrio obrero que se levanta y coge su autobús por la mañana". A nivel político, "sin dar nombres", cree que "ha habido interés en laminar la participación vecinal, de cansar a la gente". Juan Carlos León recuerda que hay zonas más difíciles dentro de Sevilla, como "El Platanero, en Torreblanca, y nadie habla de eso porque no existe el mismo estigma. Solo vas a tener un problema paseando por aquí si miras a alguien y vienes buscando cosas raras. Si no, Pepelu te puede contar cuando fue concejal en 2011 que venía andando tranquilamente".
El empresario es también crítico con las políticas generales de atención a la gente, algo que abrirá debate. "Mira, una realidad", dice León, "es que a mis compañeros y a mí nos molesta trabajar por una jornada laboral y otros vecinos se dediquen a cobrar un subsidio y levantarse pensando en qué hacer para no hacer nada. La mayoría sí quiere formarse, quiere trabajar, pero una minoría no, y es esa la que se exterioriza". León es del vecino barrio del Tiro de Línea, y hace 13 años que empezó con el comedor. "No me he ido aunque he tenido oportunidades para llevar el catering a otras zonas. Reivindico el barrio y pido al Ayuntamiento que vuelva la formación continuada". El concejal le contesta que sí, que volverá ese acompañamiento social y empresarias.
"El trabajo debe realizarse con las familias, no solo con los estudiantes"
Lolo Jiménez no 'compra' el discurso sobre los subsidios. "A mí no me gusta generalizar. Hay gente que no se ha formado y por desgracia con el tiempo ver que no tienen por dónde tirar y acaban, no sé, en la venta ambulante, y en un poquito de todo. Un problema sí es que el autónomo cueste 300 euros, es una pena". El líder vecinal de Las Letanías reflexiona: "Para que salga un pueblo de la marginación, tiene que estar formado. Hablo de médicos, arquitectos y abogados. Que haya universitarios en el barrio".
El empresario social sí subraya que van saliendo universitarios. "Mi hija ha querido estudiar bachillerato aquí. Además, la Universidad Loyola ha becado este año a dos alumnas. El profesorado se desvive y da gusto tarabajar con ellos. Se organizan escuelas de verano, talleres de empleo que cubren todas sus plazas... Aquí la gente se forma. El 69% de los trabajadores sociales que trabajan aquí son del propio barrio". ¿Significa eso que es igual de fácil estudiar para un niño nacido en Los Remedios que en Las Letanías? "Al final, hay que trabajar con la familia. Es palpable que hay universitarios, pero ese trabajo debe realizarse con las familias".
"La gente prefiere que le bajen el autónomo a cobrar más en el paro"
"Estoy de acuerdo con Carlos", dice el concejal. "Hay que quitarse la gorra ante el profesorado de aquí, que son fundamentales en la vida diaria del barrio", pero sí subraya que "las circunstancias son más difíciles para dar el salto a la universidad" que en otras zonas de la ciudad. En cualquier caso, "yo soy graduado en FP y universitario, y creo que la universidad no es la panacea, ni ser camarero es malo. El mundo laboral ha cambiado al completo en todo el mundo. Ser informático sin estudios universitarios, como ocurre con mi primo que ha tenido mucho éxito, o restaurador de muebles, o un buen camarero que se ha formado, puede tener muchas salidas. Pero es cierto, los chavales de aquí pueden encontrar más dificultades". Es favorable a ayudas directas para personas sin ingresos. Eso sí, "cualquier persona lo que va a querer es que le bajen el autónomo a que le paguen más en el paro. La gente tiene muchísimas ganas de trabajar".
Jiménez, en parte, reconoce que "deben recuperarse oficios antiguos como albañil o electricista. Llamas a uno, y te encuentras gente de 60 ó 70 años. Hacen falta los talleres de empleo". En el Polígono Sur hay viveros de empresas, con alojamiento gratuito durante un tiempo, accesibles para pequeños emprendedores.
En un momento de la charla, García cambia de tercio. "Me da mucho coraje que los medios utilicéis la palabra Tres Mil Viviendas". "Los que trabajamos aquí decimos Polígono Sur", continúa León. "Claro, porque Polígono Sur engloba muchas zonas. Tres Mil Viviendas es ya peyorativo ante la sociedad, los vecinos. "Y de todo el Polígono Sur, solo las Seiscientas, y quizás una parte", añade Pepelu. "Esto es como una gangrena", sentencia Jiménez. "Murillo es básicamente las Tres Mil", dice León. Lo peor, acuerdan, son lo que se conocen como los bloques rojos y los amarillos. "He ido a Bruselas a hablar de fondos europeos. Yo digo: 'Polígono Sur'. Y me dicen: 'Ah, Tres Mil Vivienda'. Y no, mire, no, usted no tiene ni puñetera idea de lo que es aquello, y es Polígono Sur".
Polígono Sur: ¿qué hacer?
La pregunta, después de analizar en común cuáles son las causas y posibles soluciones, sigue en el aire. ¿Qué hacer? ¿Qué transformaciones son prioridad? Es difícil ir a lo concreto, porque ser el barrio más pobre de Europa no tiene una sola solución, sino muchas.
Lolo Jiménez reflexiona, primero, sobre qué es un barrio. "Es su iglesia, su cabalgata, su equipo de fútbol, su gente, su cofradía. Yo soy muy tradicional. Cuando hay todo eso, la gente se implica". Porque, en lo que respecta a las instalaciones, "tenemos de todo: centro de salud, colegios, una carretera que llega al centro, aparcamiento...". Sin embargo, "se ha disipado la participación en el barrio. Yo soy gitano, he estado en la Fundación del Secretariado Gitano a nivel regional. Y existen problemas en todas partes como son los de formación. Mi hijo, de 24 años, no la tiene. ¿Por qué? Seguramente, porque sus amigos tampoco, porque no estaban a las ocho de la tarde en casa estudiando". "No tengo la receta. Si la tuviera, sería ministro".
Juan Carlos León explica que ve la realidad de los usuarios de su catering social. "Lo único que se han hecho son infraestructuras estos últimos años, que son necesarias, pero hay que invertir en formación, hay que reeducar. Se debe trabajar con las familias. A lo mejor no hacían falta tantos espacios verdes o centros específicos que están abandonados, y hacer más por las asociaciones, por la comunidad del barrio". E insiste: "Hemos dado pasos atrás por el escudo social, hay gente acomodada".
Jiménez no lo ve así, de nuevo. "Es complicado. Yo creo que el ingreso mínimo vital está bien, y entiendo que una persona por trabajar cuatro horas no renuncie a meses de la paga, que la puede perder". Vuelve a ofrecer su análisis. Reconoce que 'reeducar' es una palabra fea, pero la acaba empleando. "Uno es dueño de su casa de la puerta hacia dentro. Pero, hacia fuera, no lo eres, y hay que comprometerse para cuidar el barrio, porque somos 40.000 personas aquí. Estas calles dan alegría. Paso por mi plazoleta y veo muchos niños. Que la administración aporte, cuanto más, mejor, pero son decisiones también de cada persona mejorar nuestro barrio.
El delegado del distrito es claro sobre las soluciones: "Hace falta el compromiso de todas las administraciones públicas, de los vecinos y del resto de la sociedad. Me incluyo a mí, e incluyo a los medios de comunicación. Hay que contar la verdad, sea la que sea, pero vender permanentemente la misera, vender alarmismo, no beneficia al barrio. No digo mentir, digo contar toda la verdad, lo malo y también lo bueno".
Y algo urgente, en lo que todos coinciden. "El tema de la luz es uno de los mayores sufrimientos", vuelve a decir para cerrar Juan Carlos León. "Imagínate que nos quedamos sin luz ahora. ¿Cómo llevamos la comida hoy a 950 personas?".
Más de una hora de conversación entre una administración, un líder vecinal y un pequeño empresario cuya tarea pasa también por mejorar la vida de quienes más dificultades pasan. Tres visiones, algunos puntos de encuentro y algunas discrepancias. Seguirá siendo, quizás, el Polígono Sur en los tiempos venideros un barrio con muchos problemas. Muchos de ellos son los mismos que en otros barrios de Europa. Algunos, problemas específicos. Queda camino por recorrer, seguro.