Cuando la temida alga asiática de las playas de Cádiz puede ser aliada: "Tiene un armamento desconocido"

Cada vez más proyectos de investigación, con los que ha hablado lavozdelsur.es, se centran en descubrir formas de paliar los efectos perniciosos para el ecosistema local de esta especie invasora. El erizo como depredador, pero también su puesta en valor comercial con fines alimentarios, farmacológicos y cosméticos

El investigador David Lama sostiene un ejemplar de alga asiática en su laboratorio en el CSIC, en Sevilla.

Rugulopteryx okamurae, más conocida como 'alga asiática'. De unos años a esta parte, esta especie ha comenzado a sonar con más fuerza en los oídos de los gaditanos. Aparece con frecuencia en las costas de Cádiz, daña a las especies locales y perjudica a la economía de la provincia.

Por ello, son ya muchos los investigadores que se centran en, si no revertir el problema, al menos paliar sus efectos negativos. Uno de ellos es David Lama, ingeniero químico e investigador en el Instituto de la Grasa del CSIC, en Sevilla. "Nuestro grupo de investigación ya venía trabajando sobre todo con microalgas, pero queríamos dar un paso hacia las macroalgas, porque ya se veía que iban a ser un problema. Y cuando estábamos trabajando en esa idea, justo empiezan a aparecer las primeras noticias con la rugulopteryx okamurae… y vimos claramente que teníamos que ir por ahí", explica el investigador.

Emplean un proceso de digestión anaerobia para hacer lo que se denomina una "valorización integral" de la biomasa del alga. Con ello, intentan, por un lado, conocer la biomasa de la especie, pues había pocos estudios sobre su composición, y, por otro, intentar identificar los compuestos de esta alga que puedan ser de interés comercial, para el sector alimentario, farmacológico y cosmético, por ejemplo, algo en lo que aún están trabajando, pues se trata de una especie "muy agresiva", según explica este experto.

David Lama durante uno de los procesos que lleva a cabo en el laboratorio con la rugulopteryx okamurae.  MAURI BUHIGAS

Así, por un lado, con ese proceso de digestión anaerobia se va "degradando esa materia orgánica hasta producir un biogás", aclara Lama, "que se puede purificar y utilizar para obtener energía, sobre todo en sistemas de ecogeneración". Por otro, la materia que resta, que no se ha degradado, se puede emplear como fertilizante, algo que ya han demostrado con experimentos. Actualmente, están en la fase de escalar el proceso, para ver hasta qué punto pueden llegar. Estudian el alga en cuestión, pero también el proceso en sí.

El objetivo: sacar lo beneficioso de esta especie invasora, y, a la vez, paliar los efectos negativos que tiene sobre el entorno. "No paran de salir noticias del impacto que está teniendo, sobre todo social. Ahora es la época en la que llegan los grandes arribazones a las costas, y muchos municipios de la zona no pueden permitirse económicamente estar limpiando constantemente. Estamos hablando de una biomasa con una gran cantidad de materia orgánica que se está descomponiendo de forma incontrolada, y las algas tienen mucho azufre, entonces hay unos olores a sulfhídrico en el ambiente que molestan muchísimo", explica David Lama. 

Una acumulación de alga asiática en Caños de Meca, esta misma semana.  JUAN CARLOS TORO

Por no hablar, apunta, del impacto económico. Un estudio reciente lo cifra, solo en el municipio de Tarifa, en cerca de tres millones y medio de euros anuales, sobre todo en el sector pesquero, según explica. "Y esto parece que no tiene fin", argumenta.

El grupo de investigación 'Aprovechamiento de subproductos y tratamiento de residuos' del Instituto de la Grasa del CSIC.  MAURI BUHIGAS

Pero, ¿cómo ha llegado esta 'invitada' indeseada a las costas gaditanas? David Lama lo explica así: "Con el comercio internacional es muy común que una pequeña alga se adhiera al barco y llegue a la otra punta del mundo. Cuando llega a esa nueva zona, climáticamente tiene que poder adaptarse, porque los mares son distintos y las algas son especies muy adaptadas a su entorno. Eso ocurre habitualmente, y especies de algas invasoras hay cientos, porque en cualquier sitio una pequeña colonia ha podido quedarse en alguna roca sin mayor problema. El problema viene cuando esa alga encuentra su espacio y elimina o aparta al resto de las especies locales. Hay zonas de Tarifa y Algeciras donde ya es la única alga, al menos, hasta unos metros de profundidad".

El proyecto busca explorar los posibles beneficios que pueda tener esta alga, y paliar en lo posible sus efectos negativos.  MAURI BUHIGAS

La diferencia de la rugulopteryx okamurae es que es bastante agresiva, comúnmente hablando. "Las algas y las plantas en general se comunican mediante metabolitos, que son compuestos químicos o señales que se envían unas a otras. Este alga se ha encontrado en una zona en la que los compuestos que ella producía eran totalmente desconocidos por todas las especies, y en esa batalla 'armamentística' de la evolución ella se ha presentado con un armamento desconocido, y ha pillado a toda la zona desprotegida", aclara Lama.

Una posible respuesta adaptativa

Pero no a todas las especies locales las ha pillado desprevenidas. El erizo común podría tener una pequeña parte en las estrategias de freno a esta especie invasora. Es lo que investigan, entre muchos otros proyectos, en el Instituto Andaluz de Investigación y Formación Agraria (Ifapa). Ismael Hachero es uno de sus investigadores en acuicultura, y forma parte de un proyecto que estudia el potencial de este erizo como depredador del alga asiática.

"Con otras especies invasoras que ha habido, en el Mediterráneo y en otras partes del mundo, el erizo ha sido siempre una de las primeras especies que empieza a consumirlas, porque es un animal poco selectivo, que ingiere bastante biomasa", explica Hachero. De ahí nació su hipótesis. Comenzaron recolectando erizos del medio natural, e hicieron un experimento en tanques con estos animales y la rugulopteryx okamurae "para comprobar en condiciones controladas si el erizo comía el alga y qué efectos tenía sobre su biología". 

"De ese experimento en laboratorio, que duró en torno a cuatro meses, la conclusión más importante que sacamos es que el erizo es capaz de consumirla durante un periodo prolongado de tiempo sin mostrar signos de enfermedad ni tampoco mortalidad. Y también vimos que, conforme se incrementaba el tiempo, mejoraba el consumo de esa alga e incluso la preferencia de esta respecto a otra alga", explica Ismael Hachero.

El erizo común, especie en declive en las costas gaditanas, podría ser un depredador de esta alga

Actualmente, están en otra fase del proyecto: "ver qué ocurre en el medio natural con las poblaciones de erizo en las zonas donde hay presencia de alga". Han tomado muestras en el Estrecho de Gibraltar, la costa de Almuñécar y la costa de Almería, y han comprobado, mediante análisis de los contenidos digestivos de los erizos, que en esas zonas ya están consumiendo alga asiática.

Ahora, se hallan en proceso de comprobar si el consumo de esta especie afectaría a la capacidad reproductora de los erizos, pues han observado que el crecimiento de las gónadas sí se ve afectado.

El erizo es una especie que ha sido explotada durante mucho tiempo, como recurso, y su población se ha visto afectada. "Las poblaciones de erizos, sobre todo en las zonas de la costa de Cádiz, están en declive", apunta Hachero. "Nuestra hipótesis es que es por la explotación pesquera, los mariscadores dicen que es por el alga…", puntualiza.

En la parte superior, un alga de la especie rugulopteryx okamurae al natural; en la parte inferior, la misma especie tratada por David Lama en el laboratorio.  MAURI BUHIGAS

"En un problema tan complejo como este no hay soluciones mágicas. El erizo no va a venir a solucionar lo del alga, pero lo que queremos con estos trabajos es dar información a la administración pública para que, por ejemplo en el caso del erizo, se tomen medidas de protección", expresa Hachero.

En la misma línea, David Lama apunta: "Eliminar el problema de raíz es complicado, porque alterar un ecosistema marino es siempre complejo y no se sabe si va a ser mejor o peor… Pero al menos podemos paliar el impacto ambiental y económico que puede tener, sobre todo cuando llega a las costas". Con ese objetivo nacen proyectos como el suyo, que buscan sacar lo positivo de una situación que se preveía casi catastrófica, y que pueden servir también para prevenir fenómenos como este en un futuro.