Toda una vida. Es el tiempo que Teresa Torres Morgado (Sevilla, 1950) ha amado y dedicado a la Tacita de Plata. Esta sevillana de Cádiz —como le han llegado a decir en muchas ocasiones—, o gaditana de Sevilla —tal y como se la podría definir tras ser nombrada este año Hija Adoptiva—, es una enamorada de la ciudad, objeto de sus sueños cuando tenía tan solo 18 años. "Quería que me dieran el carné de conducir para poder venir aquí, Cádiz es mi paraíso", reconoce a lavozdelsur.es en el interior del Café de Levante.
Diseñadora de moda, emprendedora y apasionada de la música y de las letras, Teresa ha colocado a este café cultural en lo más alto, con la visita de grandes de la literatura como Fernando Quiñones, José Manuel Caballero Bonald, Álvaro Mutis o Almudena Grandes, entre otros. El camino ha sido largo y es fruto de una coincidencia. "La casualidad, y yo creo mucho en las casualidades, hizo que me casara con un futbolista que fichó por el Cádiz CF. Cuando llegamos, en el 76, aún no había movida, y solo estaba el Palacio de la Moda", recuerda. A sus 29 años, como aficionada del mundo del diseño, se lanzó a poner en marcha la primera tienda de moda de la época: El Vestuario.
"Era muy lanzada, compraba todo lo que me gustaba. Luego, me separé, nació mi hija, empecé a diseñar y monté un taller en una casa muy bonita que compré en la Alameda. Fue una época de explosión de la creatividad", explica esta admiradora de lo vintage. "Entré en la moda en aquel boom de los 80, en un momento en el que íbamos uniformadas con vaqueros y faldas escocesas. Todo era gris y azul. De repente, la uniformidad se fue y todo se convirtió en colorido", dice, tomando como referencia las películas de Pedro Almodóvar.
Sin dejar de lado sus proyectos de moda, se lanzó como empresaria para montar unas carpas de hostelería a pie de playa. Allí, en un chiringuito, conoció al propietario del local de la calle Rosario que hoy gestiona. "Esto era un antiguo bar de pescadores, una especie de tabernita. Lo decoré yo, y ahora tiene todo lo que ha pasado por aquí", explica mientras señala fotografías de literaros, el cartel de Todo sobre mi madre del cineasta manchego, la pintura del propio café por un camarero que trabajo en él y cuadros de Montilla-Moriles o brandy de Jerez.
30 años de Café de Levante
Este año se cumplen treinta desde que en 1992 Teresa Torres decidió abrir el Café de Levante, lugar de encuentro para escritores, lectores, carnavaleros y figuras del carnaval, como Vera Luque, presente durante la entrevista. "Esta es su casa", dice. Entre sus primeros clientes, además de Quiñones, estuvieron otras personajes como el escritor y gestor cultural Alejandro Luque, el cantautor Javier Ruibal o el periodista y también escritor Juanjo Téllez. Fue este último el que precisamente dio la sorpresa a Teresa mediante una llamada telefónica.
"Estaba desayunando con una amiga. Unos chavales querían recitar poesía aquí en la calle y vinimos a verles. Téllez me llamó para darme la enhorabuena y no entendí nada. Le dije a mi amiga: levántate, que me va a dar algo", recuerda. El anuncio, de esta pasada primavera, se hizo realidad el 20 de mayo en la entrega de los galardones, que dedicó a su hija y su nieta, ambas nacidas en Cádiz y que son de Cádiz "por los cuatro costados".
Teresa Torres ha vestido a figuras del flamenco como Sara Baras, Mariana Cornejo o Anabel Rivera. "El mundo flmaenco es mi pasión", dice la diseñadora que, como maestra de ceremonias, también ha acogido en el Café de Levante a cantaores y bailaores de primer nivel. "Desde mi taller, mi tienda y el café, siemrpe he recibido en Cádiz a gente muy importante. Las huelo y tengo se arte de hacerme amiga de ellos", presume. En torno a ese aura, no se puede obviar que ha influido la promoción de certamenes artísticos y literarios, como el concurso de relatos que celebran anualmente. "La clientela fluye y viene sola. He invitado a muchas personas a lo largo de mi vida, nunca me han dicho que no", comenta, mentando también a su pareja, Rafael Román, con quien comparte la pasión por la cultura.
Tras un periodo dificil por la pandemia de coronavirus, el Café de Levante ha abierto en su horario habitual —hasta las dos de la madrugada— y prevé elaborar una programación cultural para el próximo otoño. "No sé si celebraremos los 30 años o esperaremos a que todo esté todo más tranquilo", aclara la propietaria, feliz y agradecida a partes iguales por el nombramiento de Hija Adoptiva. El reconocimiento que merece una gaditana de pro.