El pueblo más pequeño y más alto de Cádiz tiene el alcalde más veterano y la mayor quesería andaluza

Un paseo por Villaluenga del Rosario, con más cabras payoyas que habitantes censados, de la mano de su alcalde, Alfonso Moscoso, más de un cuarto de siglo al frente. Llegó al cargo con dos horas de agua potable al día y tras poner a la localidad en el mapa, su apuesta de futuro es una residencia de mayores

El alcalde de Villaluenga, Alfonso Moscoso, con su pueblo y el telón de fondo de la sierra de roca caliza que lo abriga, en días pasados en el mirador de la localidad.

El pueblo más elevado —858 metros sobre el nivel del mar— y más pequeño de la provincia de Cádiz fue capital de las Siete Villas de la Serranía de Villaluenga. Un enorme arca con casi 525 años de antigüedad decora la entrada del Ayuntamiento de Villaluenga del Rosario, siendo el único vestigio de aquel pasado glorioso de una población que aspira a reunir este año a medio millar de empadronados.

Un recorrido circular de 80 kilómetros servirá de ruta para conectar aquellas siete villas históricas: Ubrique, Benaocaz, Villaluenga del Rosario, Grazalema y El Bosque (a los que se sumaban Archite, Aznalmara y Cardela, hoy desaparecidos). Otra forma más de seguir acercando visitantes a la Sierra de Grazalema. "Hay que revisar los datos del INE, esa pérdida de 18 habitantes que dice que hubo el año pasado está mal y este 2025 llegaremos o superaremos los 500", sentencia el alcalde de la localidad, Alfonso Carlos Moscoso (1972).

También en esa recepción del Cabildo, subiendo la escalera hacia el recoleto salón de plenos, hay una galería de carteles taurinos —Villaluenga tiene la plaza de toros más antigua de la provincia— y un cartel mítico: ese que recuerda la fecha (11 de agosto de 2007) en la que Alejandro Sanz metió a 10.000 personas en un concierto multitudinario que albergó esta localidad a la que se llega por una serpenteante carretera de montaña. "Teníamos que poner al pueblo en el mapa como fuese", rememora el regidor, que ya ha a acostumbrado a sus vecinos a eventos tan masivos con la Feria del Queso, que el próximo abril cumplirá once ediciones

Alfonso Moscoso, alcalde de Villaluenga del Rosario, en el interior del Ayuntamiento que gobierna, con carteles taurinos y del concierto mítico de Alejandro Sanz en la localidad, en días pasados.
Alfonso Moscoso, alcalde de Villaluenga del Rosario, en el interior del Ayuntamiento que gobierna, con carteles taurinos y del concierto mítico de Alejandro Sanz en la localidad, en días pasados. JUAN CARLOS TORO

Con el telón de fondo de un imponente macizo de roca caliza, con simas de más de 200 metros de caída, en unas sierras en las que sobrevuelan colonias de buitres, el valle en el que se alza la localidad villalonguense solo ha conocido a este alcalde en el último cuarto de siglo. Es el regidor más longevo de la provincia de Cádiz y uno de los que lleva más años en el cargo de toda Andalucía. 

Al también senador socialista —con un largo currículo político y actual ‘número 2’ del PSOE de Cádiz— le avalan seis mayorías absolutas consecutivas. En las municipales de 2023 obtuvo los siete concejales que estaban en liza en aquellas elecciones (su mítico 7-0) y es el único munícipe en activo que tiene en su localidad una avenida en su honor. 

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El último recién nacido en Villaluenga pasea por las calles del pueblo.   JUAN CARLOS TORO

Uno de los pueblos mágicos de España

Es lunes laborable y el silencio de Villaluenga solo lo rompe el panadero cortando leña. Damos un paseo para conocer mejor esta maravilla que, como definió el poeta local Pedro Pérez-Clotet —que tiene un museo en su casa natal—, es una especie de “soledad pura de cima tendida sobre el tiempo". "Hoy descansa y se dedica a cortar leña para el horno", apunta Moscoso sobre el vecino que rompe la quietud absoluta de la villa serrana.

El alcalde que conoce cada recoveco y cada susurro de su pueblo. "Si hubierais venido ayer habríais visto cómo estaba esto de gente", asegura tras un fin de semana de prueba deportiva multitudinaria en una localidad serrana que está dentro de la ruta de los Pueblos Mágicos de España.

El turismo de interior, el turismo activo y el de naturaleza, son segmentos de una industria turística que mueve en torno al 17-20% del PIB de la provincia de Cádiz. Pero la suerte de Villaluenga para lograr eso que pomposamente llaman ‘fijar población al territorio’ ha sido contar con más cabras payoyas que habitantes censados. 

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La futura residencia de mayores, en construcción, se encuentra en el arranque de la pista que lleva hasta los Llanos del Republicano, conocido sendero en la zona.    JUAN CARLOS TORO

El año que viene se cumplirán tres décadas desde que en 1996 Andrés Piña y Carlos Ríos registraron la marca Payoyo y pusieron en marcha en Villaluenga la mayor quesería de Andalucía, aprovechando las peculiaridades de esta raza autóctona andaluza. Una especie de cabra catalogada como amenazada, de aptitud lechera, originaria y adaptada a la zona que actualmente ocupa el Parque Natural Sierra de Grazalema.

"No hay ninguna fábrica en Andalucía que venda tanto queso, ni ninguna que tenga tantos trabajadores, que en su inmensa mayoría viven en el pueblo", asegura el dirigente político. Junto a la gran enseña villalonguense, la primera quesería de Andalucía, de referencia internacional, hay otras cinco queserías. En conjunto, producen el 60% de todo el queso que se elabora en la provincia de Cádiz, donde el objetivo sigue siendo crear al menos una Indicación Geográfica Protegida para este producto tan premiado a nivel nacional e internacional. "Lo que pasa —lamenta el alcalde— es que en Andalucía hay una legislación antigua que se aplica con extrema rigurosidad, y es muy difícil sacarlo adelante".

No obstante, ni el turismo, ni el queso son las únicas armas para combatir la despoblación, esa amenaza constante para muchos municipios del mundo rural en eso que llaman la España vaciada. "Hemos diversificado mucho nuestra economía. Y ahora estamos acabando una residencia de mayores que va a ser el verdadero motor de crecimiento en población del pueblo en el futuro".

Aunque lo anterior pueda sonar paradójico, Moscoso lo tiene estudiado: "Vamos a dar un salto cualitativo porque esa residencia va a atender a 60 personas y va a generar 50 puestos de trabajo directos, por lo que va a tener que venir bastante gente de fuera a trabajar a Villaluenga, con lo cual muchos se acabarán quedando y se generará más actividad económica. Además, no es una residencia pensada para dependientes, que algunas plazas concertadas de este tipo habrá, pero está pensada como un complejo sociosanitario espectacular. Habitaciones con más de 30 metros, con terraza, con piscina, gimnasio, spa, pistas polideportivas, con mesón y restaurante... Cualquier persona mayor puede venir a vivir muy bien sin estar mal". 

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El alcalde Moscoso, en el salón de plenos.   JUAN CARLOS TORO

Hasta llegar aquí, este alcalde, que llegó al cargo con apenas 27 años, se encontró un pueblo que solo tenía suministro de agua potable dos horas al día. "Para que nos hagamos una idea de la evolución que ha tenido el pueblo, en 1999 la Diputación de Cádiz se gastó en suministro de cisternas de agua para Villaluenga más de 100 millones de pesetas. A partir de ahí, lo primero que hicimos fue garantizar el suministro 24 horas al día todos los días del año. Y luego dotar de saneamiento y empedrar todas las calles, que eran barrizales con tuberías de plomo".

El pueblo, perfectamente cuidado y encalado, con gimnasio y guardería, con psicólogo y trabajadora social municipal, con biblioteca y con espacio para los jóvenes, tiene un colegio público con algo más de una treintena de niños y siete docentes —"son clases particulares, como quien dice"—, mientras que la situación de la sanidad pública es envidiable si se tiene en cuenta la situación general en Andalucía.

"Aquí hay respuesta para todo en menos de 24 horas. Y tenemos médico y enfermero todos los días. Uno de los secretos de que la gente no se vaya de los pueblos es que tengan prestación de servicios y aquí los tenemos", defiende Moscoso. Lejos de la refriega política, es tajante: "Las cuestiones esenciales mínimas están cubiertas. Viene un médico tres horas al día pero es que no hay lista de espera, llamo hoy y me dan cita mañana. Atacar al adversario político es necesario cuando no se tiene la prestación, pero es que durante 37 años el PSOE en la Junta creó un gran sistema asistencial en los pueblos más pequeños y aquí hoy esto no está en cuestión". 

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El cementerio de Villaluenga, uno de los más bonitos de España.   JUAN CARLOS TORO
El alcalde de Villaluenga, Alfonso Moscoso, con su pueblo y el telón de fondo de la sierra de roca caliza que lo abriga, en días pasados en el mirador de la localidad.
El alcalde de Villaluenga, Alfonso Moscoso, con su pueblo y el telón de fondo de la sierra de roca caliza que lo abriga, en días pasados en el mirador de la localidad.   JUAN CARLOS TORO

La importancia de lo rural

Mientras proyecta un plan de vivienda para los jóvenes del pueblo —"las viviendas que tenemos son muy caras, al ser eminentemente turísticos"—, el alcalde de Villaluenga escapa, más de 25 años después de llegar a la política procedente de estudiar Graduado Social en Jerez —luego se graduó en Derecho—, de esta trituradora política contemporánea, donde los proyectos y los liderazgos son líquidos.

Aquí aparece Moscoso con 25 años de alcalde a sus espaldas, dirigiendo los designios de un municipio prototipo de la slow life. Con un ayuntamiento con "deuda cero, pese a todas las grandes inversiones que hemos hecho para cambiar el pueblo entero", su visión es diferente a los 240 caracteres de un tuit.

"Estamos en un mundo globalizado donde los tiempos son muy cortos. Antes una semana era un año, lo que ahora se valora ya la semana siguiente no sirve. Ocurre en todos los campos, en todo lo que es la élite. Vivimos a un ritmo apresurado en exceso, eso no es bueno. Los proyectos necesitan tiempo y hoy todo es inmediato, con una exposición altísima e inmediata. La política tiene que aprender de los pueblos", recalca tajante.

De fondo, sigue sonando la sierra del panadero cortando leña. Arriba, el cielo es azul brillante y solo las aves dibujan formas en su inmensidad. "Aquí se escuchan los latidos del alma", suelta poético el alcalde, tras zamparnos una tostada con jamón en Los Llanos, el restaurante de La Posada, el hotel que tiene Tugasa (la red hotelera de Diputación) en la capital de Las Siete Villas.

Y cuál es el secreto de su éxito, más allá de los logros conseguidos en estas dos décadas y media para su pueblo, para mantenerse tanto tiempo en el cargo: "El trabajo, la humildad, la dedicación y la constancia. Sonaron muchos cantos de sirena para irme, pero mi pueblo siempre fue lo primero".

Sobre el autor:

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Paco Sánchez Múgica

Periodista, licenciado en Comunicación por la Universidad de Sevilla, experto en Urbanismo en el Instituto de Práctica Empresarial (IPE). Fundador y Director General de ComunicaSur Media, empresa editora de lavozdelsur.es. Antes en Grupo Joly. Soy miembro de número de la Cátedra de Flamencología. Primer premio de la XXIV edición del 'Premio de Periodismo Luis Portero'.

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