¡No me hable de usted! No me digas nunca de usted, por favor…
Pues bien, en lo que cabe.
Sí, sí, escribo y pinto todos los días. Esa es mi vida, pinto y escribo. Ahora mismo estoy con una novela, cada año saco un libro y ahora me estoy dedicando a una especie de memoria, aunque diría que más bien son fantasías. Me han pedido tantas veces escribir de mis memorias y al final me pongo a escribir la historia de mis amigos.
Bueno, bueno, me cachondeo un poco de ellos, pero siempre con mucho cariño, porque son gente que quiero y admiro. Respeto no hay, sino cariño. (Ríe).
Autoexiliado a pie tras ser avisado por el padre de Forges
Andrés Vázquez de Sola (San Roque, Cádiz, 1927) está a punto de cumplir los 97 años, y no solo sigue pintando, sino que está de gira con el documental La ideología de los lápices, impulsado por el Partido Comunista de España y dirigido por el algecireño Luis Almagro.
En la cinta, Vázquez de Sola muestra su trabajo y su visión del mundo en su casa, sita en la localidad granadina de Monachil, donde reside con su esposa cubana Angélica Carmenate. Desde su presentación, ha visitado municipios de toda Andalucía, asistiendo para hablar con el público de su vida y obra.
El periodista empezó su carrera en el diario del Movimiento Patria, de la ciudad de Granada, a la que se mudó su familia tras la falta de pleitos y de trabajo por parte de su padre, jurista de profesión. "Aunque parezca mentira, los periódicos falangistas dejaban más libertad que los católicos, y eran las dos líneas editoriales que había en aquel momento", cuenta en el documental. Caricaturista en los pupitres —hasta sus maestros se reían de cómo les retrataba—, pasó a hacer sátira en prensa.
Autodidacta, crítico y muy avispado, pronto recibe ofertas de otras partes de España, yéndose finalmente a la capital, donde forma parte del diario Madrid. Allí empieza a conocer a opositores al régimen, formando parte de la clandestinidad del PCE, al tiempo que trabajaba en prensa y en RTVE. En la cadena pública fue donde el padre del conocido humorista gráfico Forges le da el aviso de que van a buscarle.
Lejos de esconderse, protagoniza un autoexilio "a pie" muy particular: decide pasearse con lo puesto y un macuto por pueblos de toda la geografía nacional hasta la frontera francesa, con el foco mediático de una figura ya reconocida en su tiempo. Esa notoria visibilidad le ayudó a poder salir de España sin que le detuvieran y al mismo tiempo poner a la sociedad española y al franquismo ante un espejo.
Pues comencé haciendo esculturas, cuando era muy joven, de niño, e incluso mi padre me puso un estudio, una habitación en casa para que yo hiciera mis cosas, pero lo que empecé a hacer fueron caricaturas del maestro de escuela, del cura, de este y del otro… vi que la gente, los amigos de mis padres, venían a mi casa, se pasaban por el estudio y se reían. Les gustaban más los dibujos y las caricaturas que el arte. Un tío mío, que era escenógrafo, me llamó un día Lasita, en referencia a Luis Lasa. Años más tarde, trabajando yo en el diario Madrid vino un señor a visitarme y le pregunté: "¿Se llama usted igual que el caricaturista?". Y me dijo: "No, es que soy yo". Me dejó frío.
Exactamente, y eso es lo que estoy intentando ahora y lo que hay en el museo de San Roque, donde hay 1.500 cuadros.
Más que a pie, lo que yo quería decir es sin dinero, sin nada, por mi propio medio. En todos los pueblos a los que llegaba me daban cobijo, comida, y como yo era famosillo hasta los alcaldes se querían hacer fotos conmigo.
Así es. Pero es porque allí aprendí lo que es periodismo. Venía de las escuelas periodísticas de España, pero no aprendí a ser periodista, eso fue allí. Fui periodista de opinión, y la opinión estaba basada en la verdad más absoluta, más contrastada, más objetiva. A partir de ese conocimiento absoluto de la cosa, tú opinas, pero opinar de lo que no sabes como ocurre aquí…
Jornalero del periodismo durmiendo en un puente de París
En París, acabó durmiendo junto al Sena, debajo de un puente. Una noche, pillado resguardándose del frío en el asiento trasero de un coche, fue sorprendido por su propietario, un argelino que finalmente se solidarizó con él y le dejaba dormir hasta las 6 de la mañana.
Entre sus anécdotas, destaca cuando en París, en búsqueda de empleo, le preguntaron qué sabía hacer. "Journaliste" fue entendido como "journalier" por su francés. Él insistió: "journaliste", pero no le creyeron, ya que como español lo más lógico es que fuera "journalier", jornalero. Como comunista, la experiencia le valió para autodenominarse a sí mismo como "journalier journaliste" o lo que es lo mismo, "jornalero del periodismo", cuenta entre risas.
El éxito en la capital francesa fue tal que pasó por los mejores medios especializados del país, como Le Canard Enchainé, el más importante de los satíricos en Francia, Le Monde, Le Monde Diplomatique o L'Humanité, entre otros. En los años 70 y 80 va dejando el lápiz y cogiendo más el pincel, mudándose finalmente a España.
Dice la RAE que etopeya es la "descripción del carácer, índole y costumbres de una persona". Es lo que Andrés, en referencia a su amigo Felipe Alcaraz, quien escribió sobre la etopeya como género, ha hecho durante años con figuras relevantes de la historia, de España, de Andalucía y de su propia vida, protagonistas del Museo Vázquez de Sola, recién inaugurado en su San Roque Natal.
Muy popular en Francia, pero no tan profeta en su tierra, como suele pasar con los artistas universales —más si son críticos y refugiados—, el periodista y pintor recibió en 2014 la Medalla de Andalucía, único premio en su tierra a su valía personal y profesional, de sobra conocida en el extranjero.
Lo más cínico que he escuchado es eso de que una falsa noticia y una rectificación son dos buenas noticias. Sí yo sé que esto es mentira, pero con eso jodo a fulanito, no lo hago. Eso no lo hace ya no un periodista, sino ninguna persona decente. Eso es un hombre que se calza los pantalones por la espalda.
Reprocho a los responsables del Partido actualmente y siempre cuando no hacen lo que yo creo que un buen militante cree que se debe hacer. Se lo reprocho, se lo digo y jamás me ha llegado una sanción ni nada de eso. Tengo el respeto y el cariño del Partido.
No, no, no. Con ella no estoy de acuerdo…
Pues una de dos. Si somos demócratas y ganan los fascistas, que gobiernen los fascistas. Eso es la democracia, somos nosotros los que tenemos que, haciendo una política más justa y beneficiosa para el pueblo, convencerles para que voten por la verdadera izquierda. Si el pueblo vota a los fascistas es porque algo hemos hecho mal, y nos lo merecemos nosotros más que el que vota de forma inconsciente.
Es que, si los partidos de izquierdas no son de izquierdas, sucede esto. No puedes decir que eres de izquierdas y darles dinero a los bancos en vez de dárselo a la escuela y la sanidad pública. Cuando se protege a la escuela concertada, se está protegiendo a la Iglesia y la Iglesia significa Roma. El Vaticano es un país extranjero al que se le dan miles de millones todos los años, y ellos no pagan nada. Las ventajas fiscales en este país se dan a la Iglesia, a la OTAN para hacer la guerra, o a los futbolistas, cuyo trabajo beneficia a los capitales que van de un país a otros. Ellos no son los que se llevan más dinero. No es serio.