Ksar Feui es uno de los impulsores de Andalugeeks, un colectivo de desarrolladores tecnológicos que trabaja creando aplicaciones en andaluz escrito de acuerdo con la propuesta ortográfica EPA (Êttandâ Pal Andalûh). “Me he llevado años estudiando otras propuestas ortográficas para escribir el andaluz, la EPA es un hito histórico”, declara este doctor en Física, pero apasionado de la Lingüística. Nunca se había elaborado una ortografía de abajo a arriba de manera democrática, abierta, trazable y con una filosofía de código libre; no había ocurrido nunca a nivel mundial, las ortografías siempre han sido instaladas de arriba a abajo por un grupo de poder y, normalmente, con un proyecto estatal como respaldo”, añade.
Sin embargo, la propuesta EPA no ha sido la única que ha intentado por al andaluz por escrito. La necesidad de reflejar el andaluz por escrito ya fue una inquietud para Juan Ramón Jiménez o para los hermanos Quintero, que lo hicieron mediante estereotipos gráficos. De igual forma, investigadores en el ámbito de las ciencias sociales, como los antropólogos, hicieron lo propio al querer recoger sus fuentes en castellano y caer en el inevitable sesgo lingüístico de sus informantes. Pese a ello, y con otras propuestas sobre la mesa en las últimas décadas -todas alrededor de la ZEA (Zoziedá pal Ehtudio'el Andalú)-, nunca se había llegado a tal grado de sofisticación como con esta iniciativa.
La repercusión de la ortografía EPA ha tenido un desarrollo posterior muy significativo. Así lo demuestran los numerosos perfiles de redes sociales escritos en andaluz EPA, a los que se suman páginas, publicaciones, artículos en medios digitales y variados proyectos artísticos y musicales, como las letras de Trandalûh, FRAC o Califato 3/4. En esa proyección, el colectivo Andalugeeks ha colaborado indirectamente, ofreciendo uno de los instrumentos más útiles para aprender esta nueva ortografía: el transcriptor del andaluz EPA.
La idea surgió en verano de 2018. Ksar Feui, que también escribe poesía y letras de música, había publicado un año antes un trabajo llamado Er Cançionero Andalûh. “Cuando descubrí la EPA dije: esto es potente. Comencé a transcribir toda mi creación poética; sabía que a nivel fonético hay cosas muy complicadas, pero todo coincidía”, explica a lavozdelsur.es. Para comprobar la eficacia de la EPA, pidió a un amigo que se bajara las 87.900 palabras de la RAE. “Cogí una hoja Excel y me pasé el verano transcribiendo todas las palabras”, dice. En pleno proceso, que le sirvió para “naturalizar” la propuesta de escritura, se dio cuenta de que había “una correspondencia unívoca” entre la ortografía castellana y la andaluza. Cuando terminó la letra A -12.000 palabras-, elaboró un algoritmo de búsqueda y sustitución: “Era un algoritmo sencillo, estudié cada regla y resolví cómo se podía automatizar”.
Con la ayuda de otro de los desarrolladores y amigos del que luego sería el proyecto AndaluGeeks, Félix Ontañón, pasaron ese algoritmo del papel a código, publicándolo finalmente en febrero de 2019. A partir de ese momento, el goteo fue constante. “Se nos unió un programador web, uno de Java, otro diseñador… ese fue el comienzo del colectivo”. Menos de dos años después, ya hay un teclado, un diccionario predictivo, una Wikipedia andaluza y hasta una versión en andalûh del popular y clásico juego Minecraft, que fue traducido frase por frase.
“Lo del Minecraft fue una casualidad, había un chico que independientemente se había propuesto pasar el Minecraft al andaluz, pero con su propia ortografía. Entonces nos descubrió por las redes y conoció de la propuesta EPA. Varias compañeras de AndaluGeeks unimos fuerzas con él, y completamos la traducción del Minecraft, el cual está disponible en la versión oficial del juego. A través de este desarrollo hemos conseguido llevar la propuesta EPA a un público mucho más joven”, explica Ksar Feui, que cree que la consecución de ese algoritmo ha marcado la diferencia en el desarrollo del andaluz escrito.
Uno de los problemas que tiene precisamente el desarrollo de la lengua andaluza escrita es su limitación. “En su momento éramos yo y cuatro frikis más; la gente que se la estudiaba era muy limitada y hay que tener en cuenta que las ortografías se naturalizan a través de la lectura”. En ese aspecto reconoce que la EPA estaba “teniendo mucho éxito” pero que, al mismo tiempo, iba muy lenta. Al no haber suficientes textos, la lectura del propio andalûh no se naturalizaba y su escritura no se extendía. Sin embargo, con la transcripción de numerosos textos y el auge de proyectos de desarrollo en andaluz, la dinámica ha cambiado.
“Nos hemos convertido en un puente”, afirma el desarrollador, cuyo único objetivo es que el andaluz se use. El año pasado, el equipo de Andalugeeks fue invitado a un congreso de código libre por el éxito de su trabajo. Con el desarrollo abierto como hilo conductor, este equipo de más de 30 desarrolladores sigue apostando por otros proyectos de forma simultánea. Entre ellos, la impartición de cursos de andalûh donde explican el recorrido histórico hasta el andaluz EPA, la historia de Andalugeeks y cómo escribir en andaluz. “Son doce reglas fundamentales y cuatro conceptos básicos que hay que saber”, cuenta. Este sábado 6 de febrero, imparten uno a través de Blackboard Collaborate que subirán luego íntegro a su cuenta de YouTube en este enlace.
El andalûh como contrapoder
La EPA surge como colectivo en 2017 como respuesta a los ataques mediáticos a Huan Porrah tras la publicación de Er Prinzipito, que escribió con la propuesta ortográfica “Nota Porrah 2009". Una de las críticas que a menudo reciben es "que el andaluz no se habla igual en Almería que en Huelva". “Como si el inglés de Liverpool fuese igual al de Bristol, o el francés de Marsella al de París”, responde Ksar Feui. Ante tales afirmaciones el colectivo se preguntó: "¿Y si existiera un andaluz estándar?"
Tras meses de debate para cada decisión ortográfica, los lingüistas y filólogos que forman parte del colectivo EPA tuvieron en cuenta todo un abanico de posibilidades. La EPA se defiende como propuesta inclusiva y democrática, habiendo contado en su desarrollo con la participación de sensibilidades de todas las comarcas andaluzas. “Para entenderla, hay que saber, por ejemplo, que el andaluz tiene un doble sistema consonántico”, cuenta el desarrollador. De hecho, asegura que ninguna de sus reglas es arbitraria: “Hay una razón en por qué se deja la y no la i, por ejemplo”.
La propuesta, que mediáticamente ha tenido una repercusión variada y crítica por parte de algunos sectores, centra el debate sobre algunas cuestiones polémicas. “La diferencia entre un dialecto y una lengua es un ejército”, explica Ksar Feui sobre la estandarización y la dicotomía entre “lenguas naturales” y “lenguas estandarizadas”. En esa línea, recuerda las palabras de Moreno Cabrera, catedrático de Lingüística en la UAM: “Claro que escribir en andaluz es una aberración, pero escribir en castellano también; al reflejar por escrito algo que es oral se pierden cosas”.
Otro aspecto a tener cuenta sería la discriminación sociolingüística del andaluz, sobre la que ha trabajado con éxito el doctor Ígor Rodríguez Iglesias. “Hay un ejemplo muy claro: se me ha caído o me se ha caído. En la Península, en el romance andalusí y en el castellano existían las dos normas. La primera era la norma toledana y la segunda la sevillana. Si yo digo "me ça caío", ¿cómo va a ser incorrecto si me has entendido?”, se pregunta Ksar Feui. La respuesta tiene mucho que ver con la estandarización y el poder: el andaluz es, al fin y al cabo, resistencia.
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