Cuando paseo por las calles y veo mascarillas con la rojigualda pienso en el falso patriotismo, la mentira del poder más canalla, banderas sostenidas por mensajes de odio.
Hay que estar alerta para que este estado de alarma no se convierta, a posteriori, en aceptar como habitual lo que debe ser excepcional. Debería preocupar las encuestas que salen en los medios de comunicación valorando más a la policía y al ejército que a las ONG.
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