Según Red Andaluza de Lucha contra la Pobreza y Exclusión Social (EAPN-A) el 38,7% de la población andaluza está en riesgo de pobreza y/o exclusión social. Asimismo, uno de cada tres familias andaluzas, aproximadamente, son desiguales, alcanzando proporciones intolerables y deslegitimando un sistema que apenas genera oportunidades para todos y todas.
El 1D3 va más allá que un dato es un sistema que no solo desequilibra la renta y riqueza entre las personas si no que, además, afecta a otras esferas de la sociedad andaluza como edad, género, procedencia geográfica, cultura, religión, etnia, y capacidades diferentes, entre otras.
De esta manera, el 1D3 atenta, directamente, contra el acceso inequitativo a los recursos socioeconómicos (sanidad, educación, servicios sociales, mercado laboral), produciendo discriminación societaria, e incide negativamente a la destrucción del medio ambiente. Todos estos elementos se van reforzando mutuamente propiciando un malestar general que potencia la desconfianza en las instituciones. Esto último acentúa brechas y descontento social que, unido a una crispación política, está vislumbrando graves conflictos sociales.
El 1D3 más allá de un dato, un sistema
El desarrollo prometido para Andalucía, desde la transición, ha logrado progresar en términos absolutos puesto que tenemos mejores infraestructuras, colegios y hospitales. No obstante, en términos relativos de convergencia socioeconómica con respecto a España no hemos mejorado. Es más, la verborrea utilizada tanto del PSOE con su “socialismo” y el PP, actual, con su “andalucismo” han sido una añagaza que les ha servido para dormir a una sociedad andaluza que nos ha llevado al paredón del empleo precario, desempleo constante y/o emigración.
En este sentido, empieza existir una conciencia andalucista de izquierda, cada vez más pujante, donde manifiesta que las políticas que establecen tanto el PSOE como el PP no solo han averiado el ascensor social sino que parece perpetuarse tal realidad. Esta incapacidad para poner en funcionamiento el ascensor es debido a la creación de un sistema 1D3 caracterizado en “ocho” puntos:
- Priorización en privatizar y concertar los servicios considerados universales relacionados con educación, sanidad y servicios sociales. Por tanto, servicios públicos al limbo y desmantelados con ratios en las aulas de los institutos y colegios sin personalización en el alumno y alumna; atención primaria sanitario de “listas de espera interminables”; y personas con discapacidad con años sin salir a la calle porque en su edificio no está equipado con ascensor.
- Especialización en el sector servicio (turismo, agricultura y rentismo) con una baja productividad. Esto nos ha dirigido a no ser competitivo en el sector económico de productos con un alto contenido tecnológico; que es ahí donde se encuentran los empleos de mayor calidad y si dispones de tales bienes generas mayor toma de decisión,
- Mercados totalmente desregulados que fomenta la concentración de los recursos socioeconómicos (oligopolios) al 1% de la población
- Supresión del impuesto al patrimonio que hace que los tributos sean menos progresivos. Por supuesto, esto favorece que el sistema de financiación autonómica sea cada vez más caduco.
- Formación humana sin definición acertada. Está claro que si un sistema educativo, tanto de formación profesional como universitario, no consigue parar la hemorragia de un alto desempleo estructural y endémico es más que evidente que está fracasando.
- Sin preocupación del medio ambiente. Las maneras de las empresas y consumidores no son las adecuadas y esto hace que nos enfrentemos a un cambio climático de consecuencias nefastas en el entorno.
- Sin propiedad de la cesta de la compra. Debido a no proteger nuestros recursos y vendérselo al mejor postor hoy tenemos una dependencia socioeconómica, en todos los ámbitos (financiero, alimentación, vivienda, financiero y energía, entre otros).
- Sin partido político andalucista en el Congreso de los Diputados hace que tampoco tengamos representación en la configuración de los Presupuestos Generales del Estado. Por mucho que se planifique inversiones para Andalucía sin una fiscalización seria la ejecución de las mismas brillan por su ausencia. Por ello, con grupo político propio esta situación cambiaría por completo.
La alternativa del 4D
Ante este panorama del 1D3, que no es una consecuencia del sistema sino es el propio sistema en sí, solo nos queda una alternativa: el andalucismo del 4D.
El andalucismo, únicamente, sólo cabe ser de izquierda ya que es el único “sentir” que plantea seriamente alternativas al sistema 1D3. En este caso, se destaca como posibles alternativas: no financiar al sector del concertado relacionado con educación, sanidad y servicios sociales; invertir en I+D+i y apostar por actividades económicas de mayor calado tecnológico; vigilar más exhaustivamente los mercados que vinculan a bienes y servicios de primera necesidad; redefinir el gasto en educación, sanidad y servicios sociales acorde a una financiación autonómica adecuada con vistas en un Estado del Bienestar que edifique oportunidades; añadir parámetros (social, cultural, democrático y medio ambiental) a la vialidad empresarial ortodoxa que sólo analiza la económica-financiera; modificar las pautas en el comportamiento de los consumidores; construir políticas transversales de medio ambiente que penetren en todas las demás políticas socioeconómicas; construir proyectos auto gestionables y cooperativos que hagan reducir los precios de los elementos más relevantes que incorporan la cesta de la compra; y definir un partido político que defienda Andalucía como nación.
Andalucía es una nación
Si no queremos una Andalucía dominada por la élite y secuestrada por el centralismo tenemos que defender Andalucía como una nación.
Si no queremos que el acento andalúh sea considerada de catetos y catetas tenemos que defender Andalucía como una nación.
Si no queremos una Andalucía con complejos tenemos que defender Andalucía como una nación.
Si no queremos una Andalucía con los peores datos socioeconómicos de toda la Unión Europea tenemos que defender Andalucía como una nación.
Territorio, historia, población y lengua son elementos más que suficientes para defender Andalucía como una Nación. De lo contrario, jamás nos tomarán en serio y la victoria de la soberanía será inalcanzable.
Por tanto, el andalucismo es un camino inefable de lucha que debe representar: uno, la denuncia, identificando culpables, al sistema desigual del 1D3; dos, la alternativa, mediante proyectos socioeconómicos viables que rompan las cadenas de la desigualdad; y tres, la contundencia, sin titubeos y sin ambigüedades, de subrayar Andalucía como nación.
Cuando jugamos con las mismas herramientas que las demás regiones somos muy competitivos ya que con una pluma y un papel somos referencia en el mundo literario; con instrumentos musicales no hace falta reseñar que lugar del mundo se encuentra el flamenco; e, incluso, con el color cárdeno del infinito cielo pintamos los atardeceres más hermosos del territorio español. En este sentido, si hubiéramos tenido las mismas posibilidades industriales que las demás; ¿os imagináis qué posición socioeconómica ocuparíamos hoy? Pues, si hubiésemos defendido Andalucía como una nación…
Andalucía, la “matria” que me parió; el andalucismo, la inquietud que me cautivo; y la nación verdi blanca, esa que Blas Infante tanto defendió.
Denuncia, alternativa y nación; las tres franjas que componen mi bandera andaluza, de colores verde y blanca.
La nación andaluza, ayer una utopía; hoy un sueño; y mañana, una realidad.
No al 1D3, si al 4D
Por la revolución de los desiguales…