Y, finalmente, se confirma: en el Pleno del Parlamento Andaluz, por el Presidente de la Junta, el 4 de diciembre será el día de la bandera de Andalucía dejando al descubierto que el Partido Popular se va agarrando a los símbolos y sensibilidades que tanto identificaban a la izquierda andaluza.
En esta línea, sabemos: uno, su amor no es Andalucía sino España (y el centralismo) cómo así lo demuestran sus actos a lo largo de su historia y presente. Dos, sus políticas socioeconómicas son y estarán siempre vinculadas con el neoliberalismo; la privatización de derechos fundamentales; y, beneficiando, con mayor entusiasmo, al 1% de la población.
Y, tres, esta fiebre andalucista es sólo un instrumento para ganar adeptos ( han manifestado apoyo antiguos dirigentes del antiguo y extinto Partido Andalucista –PA-) e ir absorbiendo a partidos políticos (ciudadanos) con el fin de seguir acumulando votantes para perpetuarse en el poder como lo hicieron los socialistas.
No obstante, ¿aquí radica el andalucismo del siglo XXI? Evidentemente no y, además, ¡no podemos permitirlo!
Ahora, existen unos pescadores con rostro de gaviota que, inteligentemente, apuestan por pescar votos en mares andaluces con redes coloreados de símbolos andalucistas que lo único que conlleva es “descafeinar” el andalucismo. Asimismo, me reitero, no podemos permitirlo por varias razones:
Primeramente, por aquellos y aquellas que fueron fusilados por visualizar nuestros “dolores” y a nuestra tierra protagonizado en Blas Infante. La obra “ el Ideal Andaluz”, publicada hace más de cien años, nos explica la necesidad de un andalucismo que fomentase erradicar al analfabetismo y la expropiación de latifundios con el cometido de desarrollar un concepto de progreso que beneficiase al bienestar general de los andaluces y andaluzas. Han pasado muchos años y, a día de hoy, seguimos con los mismos problemas estructurales que ya anunciaba Blas Infante. En ese sentido, recordarlo es nuestra obligación por su lucha, por su asesinato cobarde y por su legado.
En este caso, el legado de un padre ni se toca ni se discute ni se blasfema ya que es el esqueleto sagrado de la reivindicación del hijo/hijo. Actualmente, ese legado se está mancillando puesto que un gobierno que mira, sin escrúpulos, dirección hacia la derecha, haciéndonos creer moderación, pone obstáculos permanentes contra la ley de memoria historia; y no nos deja encontrar a nuestro padre que, recuerdo, sigue en una fosa común. Pues por todos lo que murieron defendiendo nuestra Andalucía, convirtiéndose en luchadores de la libertad, y por el ¡no podemos permitirlo!
Segundo, durante 40 años de régimen franquista, muchos andalucistas no tuvieron otra opción de estar callados o, por el contrario, clandestinamente reunirse para que el andalucismo no muriera; ya saben eso de “ se mata a un hombre, pero no se puede matar una idea”. Y después, de tanta represión, llegó el 4 de diciembre de 1977 donde miles de andalucistas reclamaban una autonomía que parecía que solo estaba al alcance de catalanes y vascos. Aquí se vio que el andalucismo tiene espíritu, conciencia y esencia de revindicar lo que nos corresponde; es decir, soberanía.
Por cierto, en esa manifestación, padecimos la perdida, a manos de la policía, de Manuel José García Caparros y todavía no he visto ningún acto por las actuales instituciones andaluzas actuales en recordarlo. Igualmente, por todos y todas que salieron a la calle ese día reclamando autonomía y por el, ¡no podemos permitirlo!
Y tercero, hoy en Andalucía “uno de cada tres personas está en riesgo de pobreza”. Este dato es perturbador, y no casa con la idea de eliminar impuestos al patrimonio como ha decidido el Gobierno de Andalucía. De ahí, la necesidad de un andalucismo del 4D para combatir la desigualdad del 1d3. Así que, por aquellos y aquellas que representan ese 1d3, ¡no podemos permitirlo!
La realidad socioeconómica que vive la Andalucía del 1d3 se dan por varias causas estructurales tan visibles como ocho continentes adorna mi tierra:
1. Servicios públicos al limbo
En general, los servicios públicos andaluces no son los adecuados, destacando: sanidad, servicios sociales y educación. En este caso, según el Sistema Estatal de indicadores de estos tres elementos, Andalucía se encuentra a la cola del gasto por habitante, dentro del panorama nacional. Es decir, la demanda de estos servicios relacionados con el ratio del personal queda muy lejos de ser suficiente y esto gravita negativamente en el bienestar social.
Esta mala situación de los servicios públicos implica: uno, si no hay ratio adecuado en la educación es imposible dar una asignatura con una calidad mínima. Esto genera, analfabetismo del siglo XXI; es decir, personas que ni entienden lo que leen ni escriben con expresión y así es difícil construir una sociedad crítica que aporte al cambio socioeconómico que necesitamos.
Dos, sin ratio en sanidad, es simple el diagnostico ya que hablamos de listas de espera interminables. Esto obliga a la sociedad en tomar dos decisiones: o contratas un seguro privado ( con todo lo que eso conlleva tanto en tu cuenta corriente como en “justificar” la privatización de la misma); o, simplemente, esperas un milagro del ente que tengas fe.
Y tres, con una ratio de los servicios sociales por los suelos lo único que ocurre es incrementar la marginalidad en aquellas personas que ya están marginadas. Así, la brecha de la cohesión social se alarga.
2. Competitividad nefasta
Somos el penúltimo territorio español con el peor dato en el índice de competitividad regional (2020), según Economistas Consejo General. Esto supone que somos una tierra que apenas generas oportunidades socioeconómicas y es, en este apartado, la explicación de todo.
Tenemos las peores cifras de productividad, I + D + i, eficiencia empresarial, entorno económico y mercado de trabajo, entre otros elementos. Este panorama es debido que apenas tenemos industrias y los productos que exportamos no ofrece un gran valor tecnológico.
En este caso, al no ofrecer productos de alta tecnología, el mercado laboral que ofrecemos es de subalternidad y la relación real de intercambio, cociente entre el precio de las exportaciones y el precio de las importaciones, es ridícula. De ahí, salir de la trampa socioeconómica, con las políticas actuales es imposible.
3. Sin representación en los Presupuestos Generales del Estado (PGE)
Proporcionamos 61 diputados al Congreso de los Diputamos; sin embargo, no existe una voz andaluza. Tanto es así, que grupos catalanes, vascos, gallegos y valencianos nos facilitará la interposición de enmiendas a los PGE.
En este caso, si el andalucismo no se encuentra en las instituciones y no tiene una cuota suficiente para ser participe, tener voz y capacidad para negociar en la configuración de los PGE, Andalucía siempre será tierra de siervos y siervas del centralismo.
4. Concentración de los recursos; sistema financiero, tierra y medios de comunicación
Desde que empezó el siglo XXI tres crisis hemos sufrido ( crisis inmobiliaria, COVID y guerra Ucrania-Rusia – inflación-). La consecuencia inmediata de una inestabilidad económica es clara: el rico se hace más rico y el 1% de la población acumulan más recursos; por tanto, mayor concentración de la riqueza.
Esto ha quedado muy nítido en tres aspectos: va quedando un menor número de entidades financieras ( Bando Santander engulle al Banco Popular); de medios de comunicación ( veremos que pasa entre Mediaset y la cadena SER, entre otros ejemplos); y los latifundios de tierra está en manos de los de siempre o los adquieren propiedades titulares de fondos de inversión.
En este sentido, en los medios audiovisuales se reduce los variantes puntos de vistas políticos, culturales, económicos y sociales; donde a día de hoy muestra una clara vocación con la derecha.
La democracia necesita a los medios de comunicación y las instituciones deben cumplir una función de fiscalizar el sistema de audio visuales de los medios de comunicación. De lo contrario, nos vemos obligados a un “share” totalmente controlado y manipulados por los dueños de los mismos agrietando así la propia democracia.
A menor número de entidades financieras menor variedad de productos financieros (prestamos personales e hipotecarios y créditos, entre otros) quebrantando así la competencia perfecta y perjudicando seriamente tanto al cliente familiar como empresarial.
Hablar de concentración de la tierra andaluza es difundir que jamás se dio la ansiada “reforma agraria”. En este caso, tal reforma no solo consiste en repartir la tierra sino en vigilar los canales de distribución para que el agricultor o agricultura tenga un margen comercializador justo en función de su trabajo.
5. Sistema de financiación autonómica caduco: impuestos no progresivos
El sistema actual de financiación autonómica está caduco puesto que no se modifica desde 2014 y las necesidades de la población en cuanto a prestación de servicios públicos ha cambiado.
En el caso andaluz es conveniente, uno, promover una armonización fiscal territorial para evitar el dumping financiero y que así no se fomente una competencia desleal entre regiones; dos, actualizar el “ajuste poblacional” para recibir recursos del Estado ya que tenemos jóvenes sin trabajar, población envejecida , despoblación en municipios –zona rural- y migración proveniente, en un sector importante, de África. Y, tres, más cesiones en determinados tributos.
No obstante, para recaudar más es imprescindible mejorar el mercado laboral con trabajos de mayor calidad. Esto requiere grandes inversiones con una ruta socioeconómica bien planificada y con viabilidad; es decir, un proyecto a medio y largo plazo claro.
Además, de todo, primeramente, hay que definir el tipo de Estado de Bienestar que queremos, con la premisa qué educación, sanidad, servicios sociales y pensiones ( con conocimiento escrupuloso del coste real que tiene el servicio público que se quiere ofrecer) pensamos que es la idónea para la sociedad. A partir de ahí, definir un sistema tributación que permita financiar tal Estado del Bienestar, independientemente del partido político que gobierne puesto que queda claro que parece más un tema ideológico y de negociaciones entre partidos políticos, que técnico.
Ahora bien, sin impuesto progresivos es insostenible el Estado del Bienestar. Por tanto, los servicios públicos deben ser sufragados mediante la consigna: “a mayor ingreso que generes mayor tasa impositiva te recae” bajo el principio de solidaridad. Si no, cada uno vivirá en un darwinismo social (sobrevive el más apto).
De momento, en Andalucía, con la supresión del impuesto al patrimonio para el beneficio de un reducido número de personas queda claro el horizonte de privatizaciones que se nos viene encima y el Estado del Bienestar que nos pretende ofrecer la gaviota.
6. Desempleo endémico
La reforma laboral, propulsado por el gobierno de coalición, ha mejorado las condiciones de los empleados, pero ya no garantiza la subsistencia puesto que , incluso, hablamos de la pobreza del siglo XXI; es decir, persona que aún trabajando no llegan a fin de mes.
Existe un aumento de afiliación a la Seguridad Social mejorando el aspecto cuantitativo pero no cualitativo. En este sentido, los datos positivos de la Seguridad Social esconden bolas de trabajo que trabajan a tiempo parcial y en condiciones precarias que esconde vivir indignamente.
Estamos de acuerdo que medidas como el ingreso mínimo vital son adecuados para mitigar situaciones familiares desoladores, desde el punto de vista económico, pero no logra romper con los empleos de baja calidad.
De todas maneras, Andalucía mantiene los mismos niveles de desempleo desde la transición y la calidad de ellos, en gran parte, brillan por su ausencia. De ahí, que la población andaluzas emigre.
7. Cambio climático
La temperatura media en Andalucía va aumentando y las precipitaciones en descenso y si no instauramos medidas socioeconómicas ésta situación no mejorará. En este sentido, las externalidades negativas ya se están visibilizando con “olas de calor”, descenso en reservas de aguas, pérdida de biodiversidad y sequía en el Parque Nacional de Doñana, entre otros.
Para la lucha contra el cambio climático, es incuestionable modificar el modo de vida tanto de las instituciones y empresas como de los individuos. De lo contrario, el calentamiento global seguirá su curso y aquellos territorios con desigualdad en recursos, como Andalucía, les será muy complicado contrarrestar los impactos socioeconómicos negativo que genera el fenómeno climático. ¡Ya no queda tiempo!
8. Dependencia socioeconómica
Existen manifestaciones, como la del historiador Carlos Arenas, donde señala que Andalucía es una colonia. Quizás el proceso histórico es diferente al de los países colonizados pero si es cierto que guarda un estrecho denominador común como la dependencia socioeconómica.
Andalucía es una tierra que ha sido castigada socioeconómicamente, a pesar de la abundancia de recursos, como así lo muestra sus indicadores de pobreza, desigualdad y paro, entre otros, hasta tal punto de no ser dueño en la toma de decisiones socioeconómica. Esto ha generado una dependencia de igual manera que las naciones que fueron colonizadas.
Esta dependencia queda patente en el ámbito tecnológico, no producimos productos de alta tecnología; económica, gran parte de nuestra economía se basa en construcción, turismo y agricultura; de esta manera, ante cualquier avatar (crisis inmobiliaria, COVID, guerra Ucrania Rusia), no poseemos instrumentos suficientes para poder abastecer a la población mostrando así nuestra realidad de total dependencia. Además, poseemos dependencia energética, importamos más que exportamos; dependencia monetaria ( no podemos diseñar estrategias de devaluación de la moneda) como en todo el territorios español; y, somos prisionero del 1,5% de la tasa de inflación bajo los criterios de convergencia económica que nos impuso la Unión Europea para ingresar en el EURO.
El Banco Central Europeo, para contrarrestar la subida de la inflación y controlarlo, impulsa una subida de los tipos de interés ( recordamos que la estabilidad de precios es el objetivo principal de ésta institución financiera comunitaria). Esto supone, en cualquier aspecto, que los precios de los productos de nuestra cesta de la compra varié negativamente; es decir, tanto los precios de los productos ( por el incremento de la energía y gasolina) como la cuota de los préstamos (hipotecarios vinculado con viviendas) y créditos –para familias y empresas-suban sustancialmente perjudicando nuestro poder adquisitivo.
En el caso andaluz, como tenemos dependencia energética, financiera y agropecuaria, entre otros, nuestra cesta de la compra se dispara haciéndonos cada vez más pobres. Por tanto, al no tener poder de decisión en el eje fundamental de nuestro presupuesto del mes, fundamentado principalmente en alimentación, energía, y vivienda, ¿cómo vamos salir adelante?. En este sentido, sin soberanía jamás habrá libertad.
Desde el andalucismo tenemos que hablar claro: Andalucía no es pobre, ni jamás lo fue, es desigual. La desigualdad tiene el principio de la causa que es un sistema socioeconómico inequitativo y el final de las consecuencias que son los distintos rostros que tiene las desigualdades desde el ámbito de la riqueza ( personas con muchos recursos y otras con pocos) y de las distintas esferas que compone la sociedad ( raza, etnia, edad, geografía, y orientación sexual entre otros). Asimismo, a medida que el sistema es más desigual pues mayor será las desigualdad entre los conciudadanos; incluso, haciéndose extremo, y vislumbrarse así casos de pobreza.
Cuando llegamos al punto de naturalizar la pobreza como una profesión, y el derecho de buscar empleo como una limosna, conformándonos con cualquier ocupación, incluso de condiciones humillantes; es cuando llego a la conclusión que el andalucismo no puede ser de derecha sino, que no queda otra que su personalidad sea de izquierda. Es más, el andalucismo tiene hasta un componente antisistémico puesto que su lucha reside en aquellos modelos socioeconómicos que ya por su idiosincrasia genera desigualdades y pobreza.
Desde mi travesía por Andalucía, gracias a mi condición de interino como docente, tengo clavada en mi conciencia la visión de los agricultores y agricultoras con las manos deformadas por un puñado de monedas; a los trabajadores y trabajadoras de la hostelería sin conciliación familiar por pagar sus facturas leoninas; a los jóvenes adquiriendo un billete de avión para partir hacia un destino lejos de su “gente”; las colas interminables en los bancos de alimentos con el dibujo de la desesperanza en sus caras; la injusticia de las barrigas vacías de niños y niñas andaluces; y, ¡no podemos permitirlo ningún segundo más!.
Por ello, el centro del ideal en el andalucismo del 4D no debe ser otro que protestar por los “dolores” andaluces y luchar por una tierra de oportunidades para todos y todas. Hemos de intervenir sobre los factores estructurales que hoy nos dibuja una desigualdad del 1d3 para que no se convierta en una transmisión intergeneracional.
Así que no podemos rendir pleitesía a los vientos andalucistas que pretende vendernos el actual Presidente de la Junta de Andalucia, por nombrar el 4D día de la bandera andaluza. Este fervor andalucista, por parte de la derecha, de conveniencia y oportunista, es un “caballo de troya” engalanada de estandartes verdi blancas y con una balborrea perspicaz de revoluciones verdes, fiscales y digitales que, finalmente, beneficiará a sus socios del 1%. Por tanto, o nos ponemos en marcha edificando un andalucismo alternativo al sistema socioeconómico actual, y de izquierda; o, una vez que ésten bien instalado en nuestra tierra, será dificil su salida. Y, lo peor de todo, el 1d3 podría caminar hacia un peor ratio aún. ¡No lo podemos permitir!
Por ayer, configurado en aquellos y aquellas andalucistas que fueron fusilados y fusiladas durante la Dictadura como Blas Infante; y por aquellos y aquellas andalucistas que salieron a la calle en 1977 para lograr la autonomía andaluza donde uno fue asesinado como Caparros. ¡ no lo podemos permitir!
Por hoy, en aquellos andaluces y andaluzas que viven en la desigualdad del 1d3 ¡no lo podemos permitir!
Y por mañana, para que nuestros hijos e hijas no se encuentren una Andalucía sin oportunidades. ¡No lo podemos permitir!
Construyamos una inquietud andalucista de conciencia, espíritu e identidad del 4D para combatir la desigualdad del 1d3 y lograr la ansiada soberanía andaluza.
¡Viva Andalucía libre!
X la revolución de los desigual3s…