Ayudándoles a crecer

La familia es la primera escuela para la vida y los padres somos los primeros educadores de nuestros hijos

Docente especializada en Educación Familiar

Unos padres con su hija.

La familia es la primera escuela para la vida y los padres somos los primeros educadores de nuestros hijos. Somos los más indicados para hacer esta tarea, porque les conocemos y les queremos como nadie. Y porque tenemos múltiples ocasiones que podemos aprovechar para transmitirles lo que consideramos importante. A nosotros nos corresponde enseñarles a hacer las cosas por sí mismos, de acuerdo con su edad y sus características personales. 

Es necesario tener claro tres conceptos relacionados con este asunto:

1. Calendario evolutivo. Así como tenemos un calendario de vacunas para saber cuándo se las tenemos que poner a nuestros hijos, es importante conocer en qué momento de su desarrollo se encuentran, para saber hasta dónde tenemos que animarles o exigirles para que hagan determinada tarea.

2. Exigencia de madurez. Es importante no exigirles más de lo que pueden hacer por su edad, porque pueden frustrarse y perder la motivación. Pero también es importante no exigirles menos, ya que así les estamos enseñando a ser dependientes o a aprovecharse de otros para que hagan lo que les corresponde. La clave está en no hacer nosotros lo que ya puedan hacer ellos.

3. Habilidades de autonomía. Se refiere a las capacidades que nuestros hijos desarrollan para sentirse más seguros de sí mismos. (Aprender a vestirse, a bañarse, a poner el despertador a preparar el bocadillo del recreo, a hacerse la cama y otras tareas domésticas ….etc.). Esto les ayuda a tener un buen nivel de autoestima.

Tres cuestiones a tener en cuenta para ayudarnos en esta tarea:

1. Básicamente, los humanos aprendemos de dos formas: imitando a nuestras figuras de apego (padres o tutores) y por las consecuencias de lo que hacemos (negativas o positivas)

2. Los padres contamos con la ventaja de que los hijos necesitan agradarnos y conseguir nuestra atención. Por lo que podemos usar ambas necesidades como refuerzo para enseñarles.

3. Tenemos que dedicarles tiempo, buscando el momento adecuado para prestarles la atención necesaria. Y ser pacientes y constantes hasta que consigan aprender lo que les queremos enseñar.

¿Cómo podemos enseñarles?

1. Haciendo nosotros la tarea delante de ellos, explicándoles cómo se hacen. Luego pedirles que la hagan ellos, corrigiéndoles sobre la marcha con paciencia. Si estamos cansados o enfadados, es mejor dejarlo para otro momento, para no desesperarnos o hablarles mal.

2. Valorar su esfuerzo, aunque no lo hagan bien. Es normal que tengan que repetirlo para aprenderlo. El mejor refuerzo inmediato es animarles con palabras sinceras, resaltando lo positivo y darles una muestra física de cariño (abrazos, besos…).

3. A veces será necesario hacer la tarea con ellos al mismo tiempo, para que se sientan reforzados con nuestra atención (Por ejemplo, hacer la cama o lavarse los dientes juntos).

4. También ayuda que hagamos más agradable la tarea. Si hay que hacer algo en casa, cantar algo, poner música o acordar una hora para terminar. Y luego hacer algo juntos que les haga ilusión, como por ejemplo, jugar a algo divertido. (A cada hijo le puede gustar algo diferente).

5. Otras veces vendrá bien darles puntos si hacen algo por ellos mismos. Y, cuando consigan el número acordado, hacer algo especial o darles algunas monedas que pueden ahorrar para lo que les interesa. Así les estaremos enseñando a esperar para conseguir algo.

6. Muy importante también es enseñarles, con la palabra y con los hechos, que en la familia nos queremos. Y habrá veces que tendremos que colaborar por amor y no siempre por conseguir algo a cambio.

7. Es necesario que entiendan que la familia es un equipo en el que todos aportamos en la medida de nuestras posibilidades. Para enseñarles a colaborar, puede ayudar hacer juntos una tabla con lo que le toca a cada uno o firmar una especie de contrato personalizado.

8. Muy importante: los padres tenemos que hacer lo que nos hayamos comprometido. Y, por supuesto, lo que les estamos enseñando que deben hacer. Por ejemplo, lavarse las manos antes de comer y los dientes después; o dejar la ropa sucia en la cesta. Y no olvidar que:

¡Somos sus modelos y papá y mamá de acuerdo!