La semana pasada causó sensación en todo los medios de comunicación y redes sociales la señalización a la puerta de un par de colegios de La Línea, en las que se ha rotulado 'un besito y a juí'. 'A juí', a huir, a pirarse rápidamente, ya nos estamos yendo, es una expresión andaluza chulísima, muy simpática, que el cronista asimilado que firma estas letras ha venido utilizado, independientemente del sitio donde se encontrara, desde el mismo momento en que tuvo conocimiento de su existencia, hace ya muchos años. Es una expresión que lo mismo vale para decir que te vas para casa, que para decirle a un pesado que ponga tierra por medio o meter un poco de prisa entre las amistades (o incluso en el trabajo).
Que La Línea lo haya puesto a la puerta de dos colegios, se comprende: En Jerez, que tiene el triple de habitantes (algo más), se podría poner perfectamente en las inmediaciones de cinco o seis colegios, que no vamos a repasar porque están en la mente de todos... que la que se monta a veces en la entrega y recogida de la infancia y la pubertad a la puerta de los centros educativos es notable... pero no es el tema. El tema es 'a juí', y es más, también es –sorpresa– 'Ajuy'.
Con la recomendación de movilidad de La Línea, este cronista recordó la existencia de Ajuy, un pueblecito de Fuerteventura de esos que descubrías antes yendo a los sitios sin mirar en internet, por el simple placer de perderte un rato. Así fue. Durante unas vacaciones en la isla, de ruta con coche de alquiler, de repente vimos en la carretera una indicación para Ajuy. Después de acordarnos del 'a juí' andaluz y echar unas risas, por supuesto decidimos ir a conocer ese pueblo. Se trata de una localidad muy pequeña, que no creo que tenga ni cien habitantes de censo. Tiene cuevas y acantilados, pero no tiene un playazo, como los que hay en otros sitios de Fuerteventura. Está lejos de Corralejo, de Puerto del Rosario o del aeropuerto, lejos de los sitios de más movimiento en una isla que ya de por sí siempre se consideró lejana, como lo demuestra el exilio al que condenaron a dos personajes clave del siglo XX español: Miguel de Unamuno y Buenaventura Durruti. Total, que estuvimos un buen rato: dimos una vuelta por los acantilados de Ajuy y tengo muy claro que tomamos una cerveza y picamos algo, lo que no tengo tan claro es si nos quedamos a comer. Solitarios del mundo, Ajuy es vuestro sitio. Estupendo. En Ajuy nunca pondrán la señalización de 'un besito y ajuí', por muy divertida que sea. No hace falta. Y ya saben lo que decía Herman Melville: los lugares interesantes nunca salen en los mapas.
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