Primera vez que el cronista habla con Prada. Este cronista queda para hacer una entrevista telefónica el pasado viernes 21 a Juan Manuel de Prada, que iba a presentar su nuevo libro en Jerez unas días después y, justo cuando pone el altavoz del móvil para grabar, va y comienza la prueba de sonido del concierto que tendría lugar esa noche en la Alameda Vieja a cargo de Tomasito y Canijo de Jerez. Como vivo cerca y dado el volumen de la prueba, era imposible la entrevista. Pese al calor, cerré todas las ventanas y bajé todas las persianas de la casa mientras le explicaba a Prada lo que estaba ocurriendo, que a saber lo que estaba pensando ya del periodista loco que le había llamado y al que no conocía de nada. Tras diez minutos totalmente absurdos, sin poder avanzar en la entrevista debido al ruido y hablando con el autor de lo que un amigo mío llama 'calzoncilleces', de repente se hizo el silencio y aguantó media hora o así. Suficiente para la entrevista.
Primera vez que el cronista ve a Prada. Me dirijo al contenedor de plaza Monti a tirar la basura –botellas y vidrio– y ¿a quién veo como a cincuenta metros? a Juan Manuel de Prada, junto a Adrián Otero, librero y ocasional cicerone de autores que visitan Jerez. En la mano izquierda llevo la agenda (luego voy a una rueda de prensa) y en la derecha, la de dar la mano, la bolsa de la basura (¡amarilla!). Bonita situación. Prada está en la puerta de la Casa del Virrey Laserna, al borde del bostezo (ha cogido el tren a las siete y pico de la mañana, gentileza de Renfe) y aunque me ve, como no me conoce, no me presta la menor atención, por lo que decido aliviar primero el tema ecológico e ir a presentarme instantes después. No ha lugar: cuando vuelvo ya ha subido a la parte del hotel, que es donde al parecer se va a hospedar.
Primera vez que el cronista almuerza con Prada. Pues justo el día antes me invitaron a comer con... ya lo saben: con Juan Manuel de Prada. Somos siete en total los que damos cuenta de aperitivos varios y atún, que para eso es temporada, todo regado con fino, manzanilla, amontillado, tinto de la Tierra de Cádiz y brandy de Jerez. Buena conversación, pero a veces un poco deslavazada e inconcreta por parte de todos, incluido el novelista. Se habla del vino de Jerez, de Jesús, de la trayectoria del propio autor... Total, el tiempo corre y, de repente, es hora de trabajar u hora de echarse la siesta, según cada cual. Prada opta por la segunda, lo normal, que luego presentaba el libro e incluso se plantó con algo de retraso... El caso es que el cronista tenía idea de irse unos días fuera y cuando le entrevistó le dijo al escritor que, desgraciadamente, no iban a coincidir en Jerez. Lo que tienen las cosas: al final, a mesa y mantel... (y bolsa de la basura).
La vozdelsur.es publicará el sábado 29 una entrevista con el escritor Juan Manuel de Prada.
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