En Jerez hay gente que está toooodo (así, con cuatro oes) el día quejándose, que cuando no es una cosa, es otra, y no se da cuenta, al menos, de lo versátil que es su ciudad, que vale para todo. Pero a ver, ¿dónde se ha visto una ciudad andaluza de manual que lo mismo sirve para convertirse en un rincón de París durante los tiempos de la Comuna (1871) que para simular un mercadillo turco? Y todo ello a poco más de doscientos metros, los que van de la plaza de la Yerba al Alcázar. Las fachadas de la tienda Quevedo y la papelería Consistorio convertidas en el Folies Bergère, rodeadas de banderas rojas que han conocido mejores tiempos, los adoquines, las barricadas... todo muy chulo, la verdad (del interior del Alcázar no hay imágenes, una pena).
Hablamos, claro, del rodaje de la serie Young Sherlock (Holmes, se entiende), una especie de precuela de la vida y milagros de uno de los detectives más famosos de la literatura. Como ocurre tantas veces, sin ponernos estupendos, llega alguien de fuera para que nos demos cuenta de lo que tenemos y (casi nunca) disfrutamos... al menos de su versatilidad, de sus posibilidades.
Al calor del rodaje, el martes por la noche, por cierto, eran unos cuantos los 'cazafamosos' que había por el centro de Jerez. Colin Firth era la 'pieza mayor', por supuesto, aunque son varios los que aseguran que vieron al protagonista, Hero Fiennes –de los Fiennes de toda la vida–, de paseo por las barricadas de la calle Consistorio, eso sí, en vez de llamando a la lucha por la libertad, lo hacía a gritos por el móvil diciendo que parte del equipo estaba cenando en el Sushi Panda. Pues eso, comida japonesa a cincuenta metros de las barricadas...