Los de 'las menos cinco' en los bares

Hay un tipo de espectador muy dado a hacer su entrada triunfal a esa hora antes de un partido importante. Lo mejor es mantener las distancias: suele tener "muchos derechos" y a la mínima te riega de cerveza

Carlos Piedras, nuevo jefe de Edición y Opinión de lavozdelsur.es, en un retrato en la redacción del periódico.

Nací en Madrid, en 1965, aunque llevo exactamente media vida viviendo en Jerez. Soy licenciado en CC de la Información (Periodismo) por la Universidad Complutense. He sido jefe de la sección local del Diario de Jerez y también he trabajado en Información Jerez y el Diario Ya (época de Antena 3). He colaborado con El Mundo, Economía y Empresas, Notodo… Soy socio fundador y colaborador habitual de lavozdelsur.es. Últimamente he publicado el libro ‘Sherry & Brandy 2.0’ y he redactado el guion del documental sobre el vino de Jerez ‘Sherryland’. Todo esto ha hecho que me vaya haciendo una idea aproximada de las cosas… 

'Los de las menos cinco' en los bares. Un grupo de amigos celebra un gol en un partido de la selección española.
'Los de las menos cinco' en los bares. Un grupo de amigos celebra un gol en un partido de la selección española. MAURI BUHIGAS

Hay dos tipos de personas en los bares con las que hay que tener especialmente cuidado. Están los que nunca salen cuando salen, a los que hace unos meses les dedicamos unas líneas y a los que por ahora vamos a dejar en paz (su ambito de actuación se reduce a un día en Semana Santa, otro en Feria, despedidas de solteros mayores y, por supuesto, su ámbito favorito: Halloween-Zambombas), precisamente para centrarnos en el otro espécimen de bar que estos días futboleros requiere precisamente toda nuestra atención.

Hablamos del 'señor cinco minutos' (suelen ser señores). Se trata del tipo –vale, en realidad puede haber pequeñas manadas con cuatro o cinco individuos– que entra en el bar exactamente cinco minutos antes de que dé comienzo el partido. Es decir, hay gente previsora que llega, un poné, media hora antes, veinte minutos antes, está allí charlando con sus amistades en distinto grado y a los siete minutos ya les salta el automático y empiezan a mirar alternativamente al reloj y a la puerta: están a punto de llegar los de 'las menos cinco', también conocidos como  los 'señores cinco minutos'.

No fallan. Este cronista es el primero que defiende que ir a un bar no es ir a misa y no comparte lo de tanto reservado como se estila ahora, pero cuidado. Cuidado, que los 'señores cinco minutos' entienden que tienen sus derechos y a la primera crítica más o menos velada, más o menos evidente, los blanden con un educado "¿qué pasa?, a ver si es que tú pagas más por...", cuando de repente estás como en el metro de Tokio a las ocho de la mañana y la gente bajita que se las prometía muy felices de repente tiene un pivot delante.

En realidad, todos hemos sido en algún momento, bien por trabajo, bien por despiste, el 'señor cinco minutos', honestamente hay que reconocerlo. El problema es que existe el auténtico habitual del 'cincuminuteo', y ese, querido amigos, estimadas amigas, además es mejor que esté al otro lado de la barra: algunos de ellos pertenecen también a la subcategoría 'regante de cerveza' a la menor ocasión del equipo propio... y esos son ya demasidos 'derechos'.

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