La Junta de Andalucía ha anunciado que el SAS –la sanidad de todos– tendrá el próximo año 1.000 millones de euros más de dotación presupuestaria. Está claro que eso es un pico, pero es difícil decir si eso es mucho o es poco. Lo que será, sin duda, es necesario, es por eso y no por otro motivo que se presupueste. Otra cosa es que sea precisamente mil millones. Mil millones... es una cifra redonda, no, redondísima, 'diseñada' a medida por la Junta para que se hable de ella en todas partes: en redes sociales; en titulares de prensa; en la barra del bar; en la mesa en familia, entre sorbido y sorbido de sopa... "Mil millones de pavos, ¿has oído?". "Sí, sí, quién los pillara, jajaja"... Es inevitable. Nadie se para a repetir: "¿Has oído? 936 millones con 256.428,39 euros para la sanidad pública". Ni para la sanidad pública ni para nada, que el redondeo no se inventó con el euro.
Esas cifra de mil millones más para la sanidad -de un total que se irá a los 15.200 millones de euros, por cierto- nos dice también otra cosa: que el gobierno de la Junta sabe que tiene un problema con la sanidad pública y que el plan de actuación especial no está dando los resultados esperados. Las listas de espera para una intervención o para que te vea un especialista apenas bajan, igual que el tiempo que transcurre para que te vea el médico(a) de familia, hoy convertidos en algo así como médicos de continuidad en cuanto a tratamientos y con las urgencias trabajando como auténtica atención para los problemas cotidianos que no pueden esperar un par de semanas.
A menos de dos años para las elecciones autonómicas, el PP empieza a mirar reojo esa cita, consciente de que la sanidad pública es uno de los temas que le puede pasar factura si el objetivo es, no hay otro, revalidar la mayoría absoluta.
Con todo, algunos profesionales, tanto de la medicina como de la enfermería consultados por este cronista, coinciden en una cosa: nadie duda de que hay un problema de falta de medios y de profesionales, pero también existe la sensación en el gremio de que más de seis años después, simple y llanamente el PP no se ha hecho con todos los resortes del SAS, no cuenta con un plan general por la sencilla razón de que no tiene un conocimiento pleno de un engranaje tan complejo en el que confluyen centenares de cuestiones de origen muy distinto, intereses, problemas e incluso sentimientos. Y eso, a la vista está, no es cosa de un día para otro, y probablemente, tampoco solo de dinero...
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