El turismo de carnaval lo aguanta todo

Los turistas, muy 'zorros', han decidido que también se resignifican, que si se meten con ellos las chirigotas callejeras de Cádiz lo mejor es aplaudir a rabiar: qué se habrán creído esos turistas... piensan los turistas

Carlos Piedras, nuevo jefe de Edición y Opinión de lavozdelsur.es, en un retrato en la redacción del periódico.

Nací en Madrid, en 1965, aunque llevo exactamente media vida viviendo en Jerez. Soy licenciado en CC de la Información (Periodismo) por la Universidad Complutense. He sido jefe de la sección local del Diario de Jerez y también he trabajado en Información Jerez y el Diario Ya (época de Antena 3). He colaborado con El Mundo, Economía y Empresas, Notodo… Soy socio fundador de lavozdelsur.es. He publicado el libro ‘Sherry & Brandy 2.0’ y he redactado el guion del documental sobre el vino de Jerez ‘Sherryland’. Todo esto ha hecho que me vaya haciendo una idea aproximada de las cosas… 

Carnaval de Cádiz en la calle, el pasado lunes.
Carnaval de Cádiz en la calle, el pasado lunes. MANU GARCÍA

Este año las chirigotas callejeras del Carnaval de Cádiz se meten en sus letras con los turistas... ¿y qué reciben a cambio?: pues el reconocimiento de los turistas, que se paran a escuchar lo que dicen y se parten las manos a aplaudir. Vaya, como si no fuera con ellos. ¿Los turistas tienen algún problema de comprensión o están desarrollando mucha costra? Personalmente, a este cronista le da que ni una ni otra, lo que ocurre es que en España no hay turistas. Bueno, no tantos. Apenas. La Junta, por ejemplo, dice que en 2023 hubo como 33 millones de turistas en Andalucía, pero ¿alguien les ha preguntado a los turistas si son turistas, viajeros, guiris, domingueros, exploradores, astronautas sin nave o, simplemente, gente de paso, de aluvión, incluso?

Hay que recordar que estamos en un momento de resignificación de conceptos. Si, por ejemplo, señoras autodefinidas como zorras ahora son forzosamente señoras feministas (que antes también podían serlo, vaya, a libre elección), no se puede esperar que quede al margen el concepto de turista. Si un turista no se ve como un turista, ¿quién es nadie para discutírselo, para decir "es que usted es un turista, señor mío", casi a modo de acusación? Incluso aunque se comporte y dé muestras de ser un turista de manual, empezando por las sandalias con calcetines. Qué va. Eso ya se acabó.

Como en algunas ciudades –entre ellas Cádiz... en Jerez la cosa va más lenta, que no es lo mismo primera que segunda línea de playa– empieza a haber gente cansada de los turistas, del ruido de los trolley sobre el empedrado, de no saber con quién se va a cruzar uno por la noche en el portal, de que su barrio ahora sea su barrio + turistas... con ese contexto, la actitud del turista empieza a ser de una lógica aplastante: ¿Turista? ¿Qué turista?

Ah, por cierto, para las chirigotas (y cuartetos) de Cádiz: no desesperen si no les hacen verdadero caso los turistas, si en vez de indignarse les aplauden y jalean: eso ha pasado siempre, hombre, pregunten a Kaka de Luxe cuando cantaban lo de "pero qué público más tonto tengo", nada, con esa canción, ni un tomatazo...

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