Andalucía ha sido la única Comunidad Autónoma obligada a celebrar un referéndum, para decidir si los andaluces queríamos Autonomía. Celebrado el 28 de febrero de 1980, más del noventa y tres por ciento de los votantes, le dieron el Sí al nivel más alto permitido por la Constitución. Sin embargo la Autonomía no se había ganado oficialmente. Es bueno recordar, más que bueno es necesario, cómo ha sido nuestro pasado reciente, por qué han ocurrido las cosas, por ejemplo por qué quedó bloqueado el proceso andaluz y cuales han sido las consecuencias de aquel bloqueo.
El gobierno pudo seguir negando el derecho de Andalucía a su Autonomía porque el 28 de diciembre de 1979, UCD, partido en el gobierno y PSOE aprobaron una ley que impedía el acceso a la Autonomía, con unas condiciones nunca exigidas en ningún lugar del mundo. El referéndum tenía que ser apoyado por la mayoría absoluta de votos, pero no en relación a las personas que acudieran a votar; como se miden todos los referéndum; por el contrario exigía mayoría de las personas inscritas en el censo. De esta manera aquellas personas que hubieran fallecido o emigrado y no hubieran sido dadas de baja del censo, contaban como si hubieran votado NO.
Otra condición absolutamente leonina sumada a la primera exigía mayoría absoluta de votantes pero en cada una de las provincias por separado, no consideraba válidos los resultados globales en el conjunto de la Comunidad, pese a saberse que el censo estaba plagado de errores, como por ejemplo que miles de personas que habían emigrado o fallecido no habían sido dados de baja.
Esto explica que una victoria aplastante como el 93% de votos afirmativos, fuera considerada no válida.
Todo el mundo era consciente de que aquella ley se había hecho para cerrar el paso a catorce autonomías, pero a pesar de todo en Andalucía se acudió a las urnas con ánimo de victoria. Y se ganó. Se ganó realmente aunque no se hubieran superado las condiciones ilegítimas impuestas. A partir del 29 de febrero el gobierno se encerró en sí mismo y se negó a reconocer la autonomía andaluza, lo que provocó que la propia UCD se quedara casi sin militancia. Los partidos y grupos sociales que habían defendido la Autonomía, exigieron entonces una reforma de la Constitución y de la Ley electoral para que quedara reconocido el derecho de Andalucía, manifestado en las urnas. Pero los dos partidos que habían aprobado la Ley —UCD y PSOE— se negaron rotundamente. El PSOE defendió entonces aceptar la Autonomía de segunda contenida en el 1rtículo 143, que Andalucía rechazaba.
Seis meses después la autonomía seguía bloqueada, el gobierno se negaba a reconocer la victoria andaluza. Por fin en septiembre se llegó a un acuerdo de UCD y PSA, que reconocía la Autonomía para toda la Comunidad, apoyado en el artículo 144 de la Constitución, acuerdo al que se negaron PCE y PSOE, La oposición de los dos partidos auto nominados “de izquierda”, se mantuvo durante un mes, con la excusa de que se había votado la Autonomía del artículo 151 y se concedía la del 144, a sabiendas de que este artículo no es un grado ni una forma de Autonomía, es tan sólo un camino abierto para que el Parlamento pueda considerar superado el referéndum, con lo cual desde aquel momento quedaba reconocida la Autonomía de Andalucía, con el nivel y las competencias contenidas en el artículo 151.
La oposición de PCE y PSOE desapareció finalmente al avenirse ambos al reconocimiento y suscribieron el mismo acuerdo firmado un mes antes por UCD y PSOE para no ser considerados opuestos a la Autonomía. La consecuencia fue que el PSOE ganó las primeras elecciones y durante los cuarenta seis años que estuvo gobernando tuvo tiempo y se dedicó a desmontar el sentimiento autonómico. Hizo pensar a la gente que la autonomía sólo sirve “para gastar dinero” Pero esto es motivo para otro comentario.
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