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Doñana, afectada por la sequía, un tema que se ha convertido clave en la política nacional.
Doñana, afectada por la sequía, un tema que se ha convertido clave en la política nacional. WWF

"Un paraíso", dice la mayoría cuando lo ha visto, sobre todo si en los centros de acogida ha tenido la delicadeza de no hacer ruido, y ha visto de cerca al alguna de las aves que pueblan el Parque Nacional. Pero contra esa visión idílica, quedan retrógrados (y retrógradas), capaces de anteponer su más que arcaico y caduco: "las personas son más importantes que los pajaritos"; con esas mismas palabras o con otras más rebuscadas y pretendidamente actualizadas, como "no detengamos el progreso", "es necesario aumentar la superficie de cultivo", "necesitamos aumentar el regadío" y otras similares, si aún les queda imaginación. Porque en realidad es un paraíso, pero es mucho más que un paraíso: es un generador de vida.

En Doñana viven de forma permanente o pasan en ella el invierno varios miles de especies animales y vegetales imprescindibles para completar el ciclo de la vida. Imprescindibles para mantener viva la naturaleza, que no se opone, nunca se ha opuesto a la vida humana, sino que, al contrario, la posibilita. A ver si de una vez nos enteramos todos, políticos, defensores de convertir Doñana en un inmenso erial, fabricantes de intereses personales para hacerse defensores de ellos: el ser humano no puede vivir sin la naturaleza. Más claro: no podrá vivir sin una naturaleza sana; por el contrario, si la hace enfermar y morir, enfermará y morirá con ella.

Esos cientos de mamíferos y reptiles son los que mantienen en función permanente el ciclo de la vida. Esos miles de aves migratorias, que pasan aquí el invierno mientras procrean y dan a luz su descendencia para que la vida siga, limpian de parásitos los campos de Europa y de África, en su periplo anual desde el norte de Europa hasta el África austral. Son aves benefactoras de dos continentes, que liberan a los seres humanos de sufrir el ataque de esos mosquitos y otros parásitos aún más peligrosos que molestos al disminuir drásticamente su número y al mismo tiempo evitan el envenenamiento de la siembra que será nuestro alimento. ¿Alguien se ha parado a pensar cuantos millones de kilos de líquidos nocivos para la salud humana serían necesarios para eliminar esas plagas permanentes? Los cultivos no servirían entonces para alimentarse.

Todos esos seres vivos, animales y vegetales necesitan agua. El líquido primordial. El elemento más necesario para la vida. Pues bien: a Doñana y a toda la marisma se le ha quitado el agua superficial, la que mantenía viva la vida en el Parque Nacional, el Natural y en toda la marisma. Sin el agua superficial, robada con alevosía y bombeada para perderla directamente en el mar, sin razones, porque no existe ninguna razón objetiva para ello, sin esa agua la marisma se seca. La naturaleza no puede sobrevivir con el agua de los lucios que también se están secando por la falta de aportes.

Si a esa falta de agua, elemento tan fundamental para la vida, se añaden las extracciones para regadíos del acuífero Niebla-Posadas, se terminará de desecar por completo, no solamente los Parques Natural y Nacional, sino toda la superficie que recibe o pueda recibir agua de ese acuífero, el mayor de Andalucía. En ese momento se habrá agotado el agua para toda la superficie, el Condado de Niebla y zonas adyacentes. Y ese momento está muy cerca. No es ser tremendista. No se trata de asustar ni de “encoger el corazón” a nadie. Es una realidad que ya se está viendo. En cuanto ha faltado la aportación de la lluvia —y este es el futuro que nos espera, salvo pequeñas treguas ocasionales— puede verse como se están secando los lucios y como disminuye el caudal de caños, arroyos y marismas, algunos hasta desaparecer. Hay que buscar otros métodos, o limitar los cultivos a las condiciones climáticas. No hay más. O desaladoras o responsabilizarse de la desecación del territorio y la pérdida simultánea —es necesario repetirlo hasta que nos enteremos— de la naturaleza y de todos los cultivos en el Condado de Niebla y zonas limítrofes.

Es una responsabilidad que ningún gobierno, ni ningún gobernante, debería asumir.

 

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