Con el mayor respeto, porque a quien escribe Juan Manuel Moreno Bonilla, como ser humano, le merece el mayor de los respetos, aunque desgraciadamente no pueda coincidir en eso en cuanto a su actitud, menos aún a su aptitud política. Andalucía necesita un presidente enamorado, pero no solamente del folklorismo y lo sentimentaloide. Andalucía necesita mucho más que eso. Si el presidente de los andaluces supiera escuchar, lo sabría, pero ese es el vicio de los políticos en su inmensa mayoría: taparse los oídos para sólo aceptar su sola voluntad y sus compromisos, los de partido y cualquiera sabe qué más.
Los principales aliados del actual gobierno andaluz son los negacionistas. No sólo el negacionismo de Vox, ni siquiera especialmente. Sus votantes, quizá porque a nadie le gusta equivocarse, se niegan a creer la evidencia, y realmente es difícil admitir que alguien, menos aún con su responsabilidad, pueda continuar y “mejorar” (léase empeorar) a sus antecesores, que para este viaje sobran todas las alforjas. Una mayoría no cree posible que se pueda despreciar tanto a los andaluces, desde su propio gobierno autónomo, incluidos sus votantes y amar tanto al Ibex y a las multinacionales, como haber estado a punto de dejar sin agua a Doñana y destruir el mayor y más importante pulmón de Europa para beneficiar a la casa de Alba y otras empresas extranjeras.
No se creen, aunque lo vean, que pueda existir mayor disposición contra alguien que la dedicada a los habitantes de Cádiz, Huelva y Sevilla, porque aislar esta es aislar a las otras dos, más a la segunda, pues les dificulta la comunicación con el interior; o para envenenar las aguas del Guadalquivir y por extensión sus afluentes con desechos mineros, a pesar de la seria advertencia de cinco universidades andaluzas. Y todo para trasvasar el beneficio al otro lado del Atlántico.
Se comprende que su deriva, su compromiso ayuserista porque nadie quiere quedarse fuera de la foto, igual que antes, y con el capitalismo salvaje monopolista, todavía disfrazados de liberales —supuesto liberalismo destrozado de tanto mal uso—, continúe con la privatización de la sanidad, la enseñanza y lo que se tercie porque “hay” que priorizar a los grandes grupos y olvide a las familias necesitadas de vivienda. Se entiende, pero no es admisible, el reiterado incumplimiento de la Constitución —por lo visto para él y su partido sólo existe el artículo 159 previamente manipulado—, cuando proponen normas con falsedad y alevosía tituladas pretendidamente “para mejorar el acceso a la vivienda”, pero en realidad mejoran el beneficio de los propietarios. Se entiende que esto no le preocupe que nada pero no es admisible patrocinar la iniquidad de obligar a las familias a vivir en una habitación aunque lo disfracen con el eufemismo de “piso compartido”. Por cierto, en una habitación cuyo coste supera en mucho lo que debería costar un piso a tenor de unos ingresos, para ellos todavía demasiado altos, como demuestran con su permanente voto negativo.
Aunque ya lo saben, es preciso recordar: si se provoca asfixia a las familias con el coste del alquiler, es normal que en poco tiempo se imponga la insuficiencia del salario e imposibilite el pago de la renta, sin embargo sí que defienden el desahucio inmediato. ¿Moreno no se conmueve cuando patrocina la indignidad de vivir en una habitación? ¿Hay algo más ruin que apoyar la voracidad de los propietarios, aunque eso nos lleve de nuevo al chabolismo? ¿No sienten nada, no les repele su actuación cuando ante la falta de medios en la sanidad pública, se gasta casi ochocientos millones en la privada? ¿No les avergüenza, a él y al partido que lo sostiene, negarse a la subida de pensiones? ¿No siente vértigos cuando promete algo tan imposible como poner toda Andalucía en regadío? ¿Con qué agua? ¿No siente pudor cuando arrancan cien mil olivos para ”plantar” placas solares, a fin de que las eléctricas no minoren su negocio, en vez de facilitar el uso individual sin provocar daño alguno? Se niegan a mejorar cuando votan contra la subida de sueldos y pensiones y contra el control de los alquileres y cuando otorgan beneficios a los grandes grupos en contra de los pequeños empresarios y del Común. Tanto defender el beneficio de los especuladores depredadores, tanta petición de bajada de impuestos ¿para qué? como no sea para debilitar al gobierno y al mismo tiempo fabricar pretexto en que basar las críticas por la disminución de la inversión pública.