“Fuenteovejuna, señor”, era la respuesta unánime a la real pregunta en el juicio por la muerte del obseso abusón. Pero los investigados eran andaluces, eso significa clase, estilo, educación, solidaridad, para no denunciar a nadie. Ahora y en Europa, consecuentemente al revés, del reventón que no fue un reventón sino un atentado contra el oleoducto Nord Stream, el gas de consumo en Europa del norte, especialmente Alemania, faltó tiempo para culpar a Rusia. Que por este camino sólo falta el juicio por haber matado a Joselito.
Se demostró que Rusia no había sido. Además de lo ilógico, en primer lugar Rusia es la más perjudicada por dejar de vender gas, mientras los Estados Unidos de Biden quedaban ampliamente beneficiados; en segundo lugar, caso de haber querido perjudicar a Alemania, a Rusia le bastaba con cerrar el grifo, no necesitaba gastar dinero en una bomba para destruir el oleoducto. Los beneficiarios eran otros, eran justamente los interesados en perjudicar a Rusia aunque al mismo tiempo perjudicaran a sus aliados. Y Alemania descubrió a un “sospechoso”, precisamente ucraniano, contra quien halló pruebas para incriminarlo, aunque de eso no se haya vuelto a saber nada, o la parte oficialista de la prensa española lo está ocultando, como continúa ocultando los crímenes de la organización pro-nazi “División Azov”, en la zona rusa administrada todavía por Ucrania.
Rusia, la más perjudicada, continúa acusada del atentado por esa información sesgada —única en llegar a donde domina la prensa ibérica— seguida de la contradictoria alemana, forzada desde entonces a gastar el doble en gas americano y a sufrir la correspondiente merma en su economía. Pero en vez de dirigir sus disparos en la dirección correcta, continúa aventando el fantasma del “peligro soviético”, ignorantes que el comunismo, o sea: los soviéticos, ya no existen. Hoy Rusia es un país tan capitalista como pueda serlo la propia Alemania.
¿Quién mató al Comendador?
Lope no está aquí, pero lo dejó escrito. Sólo que aquellos fueron solidarios y estos requieren un chivo expiatorio que pague los platos rotos, en este caso el oleoducto roto. Rusia está en Europa. Ocupa casi la mitad de Asia, pero su parte más poblada, sus mayores ciudades y sus centros de decisión están en Europa. Su enorme extensión y su gran superficie helada guardan los mayores recursos agrícolas, industriales y mineros del mundo. Rusia no necesita el coltán, ni el hierro, ni tierras raras, ni arena de dónde construir chips, entre otras cosas. Para Rusia, por tanto, no tiene interés alguno la conquista de nuevos territorios, ni está reclamando Palestina ni Groenlandia, ni tiene interés en poseer esos lugares. Una alianza UE-Rusia estaría dando un resultado muy positivo, hasta este momento desaprovechado por culpa de la obsesión franco-alemana de humillarla, se ve que no han escarmentado y por el contrario siguen acariciando la obsesa idea de Napoleón y Hitler, a la que están arrastrando a los otros veinticinco países. Veinticuatro, porque Polonia es la más firme en su obsesión de dividir el país euroasiático en pequeñas porciones “para alejar el peligro”, dicen, en clara intención de engañar a los demás para utilizarlos en una tarea imposible.
Y a todo esto ¿qué pinta la OTAN en las reuniones del Billderberg?, el club que no es club, la influencia no influyente y el gobierno no gobierno. Si era una “fuerza de paz” para minorar el “riesgo comunista” y el comunismo no existe ¿para qué continúa y se extiende? Y Ucrania, que sin duda habría ganado de haber ingresado en la UE, en vez de pedir el ingreso le da el interés belicista por entrar en la Alianza. Cúmulo de contradicciones que nunca nos aclararán, porque no les interesa descubrir sus verdaderos intereses. La continuidad de la OTAN carece de sentido una vez desaparecido su enemigo, salvo que tuvieran un plan para detener la llegada del meteorito. Pero de eso ni hablan.