El pasado lunes 17 de octubre tenía lugar un encuentro entre los expresidentes socialistas, José Luis Rodríguez Zapatero, Felipe González y el actual presidente del gobierno Pedro Sánchez, en conmemoración al cuadragésimo aniversario de la victoria socialista en las elecciones de 1982.
En la rueda de prensa posterior, Felipe González hizo unas declaraciones que resultan significativas a la hora en la que los políticos entienden la democracia: “en democracia la verdad es lo que los ciudadanos creen que es verdad, muchas veces nosotros sabemos que las razones se confunden, pero al final, esa verdad que es lo que los ciudadanos creen que es verdad, se traduce en decisiones de voto y esas decisiones de voto nos llevan o nos alejan del poder”. Lo que traducido resulta es que como diría Groucho Marx “estos son mis principios, si no les gusta, tengo otros”. Esto es que en política hay que seguir el pensamiento mayoritario para poder seguir agarrado al poder, porque según González esa es la verdad (aunque todo el mundo esté equivocado).
No puedo estar más en desacuerdo con esas declaraciones. Como dice el dicho popular, “la verdad es la que es, la diga Agamenón o su porquero” y por mucho que una amplia mayoría esté de acuerdo esa no tiene porqué ser la verdad.
Tal y como lo define el expresidente, estar en sintonía con el sentir popular es lo que acerca o aleja del poder a los políticos, sin embargo, debería preguntarse ¿dónde está el criterio pedagógico de la clase política?, ¿dónde queda la ideología?, ¿cuál es el objetivo de alcanzar el poder?, etc.
La búsqueda de la verdad ha sido uno de los objetivos principales de la filosofía a lo largo de su historia. La mayéutica socrática es buen ejemplo de ello, magistralmente redactado por Platón en sus diálogos, sin embargo, esta búsqueda ha dado paso a la construcción de una “verdad” utilitarista basado en los principios propagandísticos de Goebbles donde una mentira repetida cien veces se convierte en verdad, cuando en realidad sigue siendo una mentira.
La verdad no es una cuestión de perspectiva, no existe “nuestra verdad”, la verdad está compuesta por hechos objetivos incuestionables que pueden coincidir con nuestro criterio o no coincidir, pero seguirá siendo la verdad.
En política, la verdad debería estar centrada en lo que es mejor para la mayoría de los ciudadanos, no en lo que los ciudadanos creen o dejan de creer, y al contrario de lo que dice el expresidente, los políticos deben intentar convencer a los ciudadanos de que sus propuestas es lo que, de verdad, más conviene a la mayoría, no lo contrario.
“Filosofía es la búsqueda de la verdad como medida de lo que el hombre debe hacer y como norma para su conducta” Sócrates.