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Carnaval y Miércoles de Ceniza

El carnaval no es la ley del más fuerte sino la expresión de todo lo que de comunitario tiene la alegría y todo lo que las canciones tienen de trinchera contra la desesperanza

10 de febrero de 2025 a las 10:40h
La comparsa La Valla, en el Carnaval de Cádiz.
La comparsa La Valla, en el Carnaval de Cádiz.

No me resulta tan inquietante el día reciente en el que Trump se coronó a sí mismo como los días y los meses anteriores en los que los norteamericanos USA votaron y ganó las elecciones

La primera impresión fue que aquello era un carnaval enloquecido, pero me corregí al instante y me dije: Esto es más bien el Miércoles de Ceniza y justo ahora empieza una Cuaresma interminable de penitencia, ayuno y sacrifico constante para los más pobres y desprotegidos, mientras que para los poderosos es el tiempo de abrumarnos con el lujo de su riqueza y de la exhibición de la soberbia bajo palio.

El carnaval no representa ira, sino el potencial subversivo de las canciones y la risa. El carnaval no es la ley del más fuerte sino la expresión de todo lo que de comunitario tiene la alegría y todo lo que las canciones tienen de trinchera contra la desesperanza.

Chico Buarque que canta al carnaval de Rio de Janeiro y que, seguramente, no conoce Cádiz, a pesar de las distancias trasatlánticas nos describe: Va a pasar por esta avenida un canto popular. Cada adoquín del casco antiguo esta noche se va a estremecer. Dios mío, ven a ver una ciudad cantando de cerca, es la evolución de la libertad hasta que el día empiece a clarear. Es lo que tiene la Internacional de la alegría insumisa, que nos une desde Río de Janeiro a Cádiz pasando por Montevideo y Tenerife.

Es sabido, -se cuenta en los mentideros y se puede leer en los pasquines- que en Cádiz hay agrupaciones insurrectas que cantan para recuperar sus calles y sus casas de los rateros especuladores. Y que hay una rebelión en marcha por los callejones y citas clandestinas en los escalones de correos y mujeres que se expanden como radicales libres por la calle Libertad y que hasta las diosas cantan romanceros frente a la Inquisición y sus esbirros.

Volviendo al presente de imperios en flagrante delito y de emperadores crueles y desmesurados, me viene a la memoria que Chico Buarque, el autor de Vai passar, fue capaz de combatir la dictadura militar a ritmo de samba con su A pesar de vocé convertido en himno del movimiento democrático: A pesar de usted, mañana va a ser otro día. Hoy es usted el que manda. Hoy mi gente anda hablando de lado y mirando hacia abajo.

Así empieza su canto, descubriendo y describiendo la situación, pero también advirtiendo al tirano de que todo ese poder es transitorio. No hay amenazas, solo un llamamiento a la piedad y a la cordura. No hay amenazas, todo ese cantar es un espejo para que los indeseables reflejen su vergüenza. No hay amenazas, pero sí un final que contiene un arsenal de esperanza: Y yo me moriré de risa porque ese día ha de ser antes de lo que usted piensa.

Incluso el Miércoles de Ceniza tiene su canción. ¿En los tiempos oscuros, se cantará también? Se preguntaba Bertolt Brecht y respondía un tanto impreciso: Se cantará también sobre los tiempos oscuros.

Otro carnavalero, Vinicius de Moraes, es más concreto y en su Marcha da quarta feira advierte de la necesidad de cantar también en los miércoles cenicientos: Sin embargo, es preciso cantar. Más que nunca es preciso cantar y alegrar la ciudad.

Frente al aparente poder omnímodo de los algoritmos hay una inteligencia natural que nos recuerda que los poderosos no se ablandan con lágrimas, pero que la sátira de las canciones les chirría en el oído y un poco más al fondo a la derecha, en la arrogancia.

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