Eslovaquia es un pequeño país de 49.000 km. cuadrados, es decir, la mitad de la superficie que tiene Castilla y León. Su población no alcanza los cinco millones y medio de habitantes, y su accidentada historia es un ejemplo de la firmeza con que sus naturales han querido ser siempre lo que son.
Cuando se desmoronó el Imperio austrohúngaro en las vísperas de la Primera Guerra Mundial de 1914, Eslovaquia fue atacada años después por la entonces denominada República Soviética Húngara que se anexionó un tercio de su territorio convirtiéndose temporalmente en la República Soviética Eslovaca. En fin, un verdadero caos. Pero fue en 1939 cuando Eslovaquia alcanzó el estatus de Estado separado como consecuencia de la presión que ejercían sobre la zona tanto Alemania como Hungría. La consecuencia fue nefasta porque el gobierno eslovaco adoptó abiertamente la ideología nazi.
Pero en 1989 Checoeslovaquia desparece como tal al mismo tiempo que lo hace el comunismo, lo que propició la creación de dos Estados: Eslovaquia y la República Checa, los cuales se separaron después del 1 de enero de 1993, de común acuerdo y de un modo pacífico. Eslovaquia se convirtió en miembro de la Unión Europea en mayo de 2004.
Los gitanos de Eslovaquia
En este pequeño país situado en la Europa Central que tiene por fronteras a Polonia al norte, Ucrania al este y Hungría al Sur, viven unos 500.000 gitanos. Y de ellos los 7.000 gitanos y gitanas que habitan el barrio de Lunik IX, en la ciudad eslovaca de Kosice —considerado un verdadero gueto en el corazón de Europa—, se quedaron sin ver al Papa Francisco cuando en septiembre del año pasado fue a visitarles. Las autoridades tan solo permitieron que un pequeño grupo de gitanos se situaran en primea fila delante del pontífice. Los demás fueron confinados a permanecer en sus casas.
Desgraciadamente quienes sufren las principales consecuencias del racismo que padecen los gitanos en Eslovaquia son los niños quienes casi en un 20% se encuentran en situación de extrema pobreza. Amnistía Internacional lo ha denunciado con gran claridad: “En zonas con amplia población gitana, al menos tres de cada cuatro menores que acuden a las escuelas destinadas a un alumnado con “discapacidad mental leve” son de esta etnia. En todo el país, los niños y niñas gitanos suponen el 85 por ciento de los estudiantes que asiste a aulas especiales. La discriminación y la segregación en las escuelas eslovacas limita brutalmente las oportunidades de futuro los niños y las niñas e impiden que la población romaní participe por completo en la sociedad eslovaca, aislándola en un círculo de pobreza y marginación”.
Sin embargo, orgullosos de ser gitanos
Cuando las autoridades eslovacas decidieron realizar el año pasado el censo de su población permitieron que los inscritos pudieran señalar en el formulario su pertenencia hasta dos nacionalidades. Lo que suscitó una grave controversia, especialmente entre los grupos pertenecientes a las minorías étnicas. Obviamente fueron los ciudadanos de ascendencia húngara los que se opusieron a la posibilidad de incluir una segunda nacionalidad. No lo consiguieron. Un total de 5.153.712 habitantes respondieron a la pregunta de nacionalidad.
Fueron exactamente los húngaros quienes mencionaron con más frecuencia una sola nacionalidad, 422.100 de ellos (7,75 % de los encuestados), mientras que las personas que mencionaron su nacionalidad como romaní quedaron en segundo lugar. Muy en la cola siguieron los originarios rutenos, ucranianos y hasta los cheos que fueron mencionados por el 0,53 % de los encuestados.
En general, por lo tanto, la nacionalidad romaní fue registrada por 156.185 habitantes, el número más alto en la historia del censo después de 1989 en esa parte del mundo. Sin embargo, en ese número influye el hecho de que anteriormente no se podía enumerar una segunda nacionalidad, y el fenómeno de tener más de una nacionalidad es más frecuente precisamente entre los gitanos.
El número de romaníes que viven realmente en Eslovaquia se estima en unos 500.000, lo que significa que más del 31% de ellos figuraron como ciudadanos romaníes durante el censo del año pasado.
El Rromanò se reafirma como el idioma universal de los gitanos
Casi el 82% de los encuestados afirmó que el eslovaco es su lengua materna. Pero seguidamente, por encima de todas las demás nacionalidades, un total de 100.526 encuestados mencionaron el romanés como su lengua materna.
Un aliciente más para que los gitanos y las gitanas españoles —y los gadchés también— que quieran aprenderlo no cejen en el empeño.
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