En esta sociedad actual de mis entretelas, la política juega un papel fundamental en la vida de los ciudadanos y esto ha generado varios especímenes alrededor de ella. Sin embargo, no todos participan activamente de la misma, pero algunos hábilmente vive de ella, el ciudadano o político corcho. Este tipo de ciudadano y político se mantiene a flote, cambien quien cambie, como un corcho en el agua, no hay quien lo hunda, sin sumergirse por completo en las aguas turbulentas de la política se mantiene una y otra vez da igual quién esté liderando, él se mantiene.
La figura del ciudadano político corcho se puede analizar desde diferentes ítem: sus motivaciones, intereses y estrategias de supervivencia en un entorno tan complejo y de tanto interés como el mundo político y los entresijos de los partidos.
El término "ciudadano o político corcho" se refiere a aquella persona que, a pesar de vivir inmersa en una sociedad política, mantiene una actitud pasiva y distante hacia la misma. Este individuo no se compromete activamente con los asuntos políticos, sino que prefiere mantenerse al margen y flotar en la superficie, sin mojarse demasiado, hábilmente hace reverencias hacia un lado u otro, da igual, la supervivencia manda.
Podemos decir que las motivaciones que llevan a una persona a adoptar la actitud de ciudadano corcho pueden ser diversas. En muchos casos, la falta de confianza de la ciudadanía en los políticos y en las instituciones puede ser un factor determinante que impulse a ciertos ciudadanos a tomar la decisión de involucrarse para lucrarse por el hueco existente, por la falta de virtud cívica ciudadana. El desencanto con la clase política, la corrupción y la falta de transparencia pueden hacer que el ciudadano prefiera mantenerse al margen de la política, cosa que aprovechan para mantenerse estos especímenes.
Otra motivación común entre los ciudadanos corcho es la falta de interés en los asuntos políticos o de liderazgos en sus partidos, están más interesados en su lucro que la política como herramienta de mejora social. Muchas personas consideran que la política es un tema aburrido y complicado, y prefieren dedicar su tiempo y energía a otras actividades más placenteras, ellos a sobrevivir. Para estos individuos, la política no representa un interés genuino, por lo que optan por mantenerse al margen sin entrar en disputas de liderazgos que los aleje de la superficie del interés.
A pesar de su aparente pasividad, el ciudadano político corcho no está completamente desconectado de la realidad política, los éxitos y fracasos electorales de sus partidos o el derrocamiento de líderes, cuando esto ocurre sacan la cabeza, miran al horizonte y navegan a toda máquina hacia el nuevo objetivo que les permita flotar en un mar de intereses, incluido el suyo.
Y es que ya se sabe qué, quién va a Sevilla, pierde su silla.