Cuando Podemos consiguió los primeros diputados en el Parlamento europeo, las derechas de España lo vieron como un verdadero adversario y lanzaron muchos bulos por las redes sociales para desacreditar a la formación política. Uno de los que más resonancia tuvo fue que ‘Podemos estaba en contra de la Iglesia Católica e iba a prohibir las procesiones’.
Pasó el tiempo y Podemos hoy comparte Gobierno de coalición en España y no ha pasado nada de aquellas predicciones. Hay más procesiones que nunca en la historia de España. Es más, la vicepresidenta del Gobierno, Yolanda Díaz, ha visitado al Papa Francisco. Aunque la vicepresidenta tiene muchas discrepancias ideológicas con la Iglesia Católica, es una mujer de Estado que sabe que gobierna para todos y no ha puesto pegas ninguna para visitar al Sumo Pontífice.
Pero las derechas, con su complejo de creerse dueñas del sentir religioso de España y de tantas cosas, no han aceptado que Yolanda Díaz se haya reunido con el Papa, atacándola incluso con su forma de vestir, al modo más casposo del machismo.
Las derechas se han pasado de frenada, porque también han insultado al Papa, que es lo mismo, que insultar a todos los católicos de España y del mundo. Han llamado a la reunión cumbre comunista. Algo que publicaron en un tuit y que luego borraron. Poco saben de comunicación cuando deberían conocer que un tuit, aunque se borre, sigue rulando por la red.
Pero las hordas que siguen a los líderes de las derechas le han declarado la guerra al Papa (e insisto, a los católicos) lanzándole insulto de todas clases.
A los que critican al papa Francisco, les molesta mucho que el Papa huela a Evangelio. Aunque a mí, lo que realmente me preocupa más no son los ataques. No son nuevos. Me preocupan los silencios. Especialmente de obispos, sacerdotes, hermanos mayores de hermandades, etc… que son muy dados a salir a la calle con asuntos como la eutanasia, la educación, la familia, el matrimonio homosexual, etc., y con estos ataques al Papa, callan. No estaría de más que se significaran. Yo lo tengo claro. Quienes callan ante los ataques a la Iglesia Católica, siendo bautizados, son cómplices de los enemigos de la Iglesia.
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