He leído con particular interés la entrevista a Nati Montaño que se le ha hecho en La Voz del Sur. Soy un lector empedernido. No le quito ni una coma a todo lo que dice. Es verdad, nadie puede competir con la dedicación de una persona que te atiende en una librería, pero los tiempos han cambiado y no es la primera vez que pregunto en voz alta ¿Cómo van a poder sobrevivir las librerías a estos tiempos?
Tienen muchos enemigos las librerías.
La primera es el libro electrónico. Ya, no pretendan convencerme de las ventajas del libro de papel. Las sé, porque es lo que he leído siempre desde niño. Pero el libro electrónico para mí me soluciona algunas cuestiones
Una, el espacio. Ahora que ando de mudanzas veo la cantidad de libros que tengo, comprados durante toda mi vida ¿Dos mil libros puedo tener? ¡No me caben en mi piso de 60 metros cuadrados! Encima, uno, que es un agonía y no se quiere desprender de ninguno, porque todos le traen recuerdos, se agobia con el espacio.
Otra cuestión, la vista. Puedo agrandar la letra en mi ebook. Parece una tontería pero leer libros con letra pequeña me cuesta y me cansa mucho a pesar de las gafas. Además, puedo leer con la luz apagada. Esto me lleva a un problema.
El precio. El precio del libro electrónico es infinitamente menor que el de papel, especialmente el de tapa dura y grande que yo necesito para leer por el tamaño de la la letra. Un ejemplo. Una novedad, como es ‘Sira’, la segunda parte de ‘El tiempo entre costuras’ de María Dueñas, vale en papel, 22.90 euros. En formato electrónico está a 10.44 euros, una rebaja considerable. Y el precio nos lleva a otro gran problema al que se enfrentan las librerías.
La piratería. La tentación está ahí. ¿Te vas a gastar 23 euros en algo que puedes coger gratis? Eso de ‘coger gratis’ hay que traducirlo por robar. Es verdad que cada vez es más complicado encontrar libros pirateados porque la ley está dando bastante caña, pero la única solución creo que por ahora es lo que han hecho en el cine. Tarifas planas como Netflix o HBO pero en libros. Ya existen. Y eso nos lleva al gran enemigo que aparece en el titular: Amazon y las grandes plataformas de libros, que por 10 euros te llevan a tener al alcance infinitud. Yo caí en la tentación de la piratería hasta que me di cuenta del daño que hace. Pero me di cuenta al sufrirlo en mis propias carnes porque nadie aprende en cabeza ajena. Hace poco veía el libro de un amigo, una novela, que le ha costado sangre, sudor y lágrimas publicarla en Amazon por el tema de las editoriales, que lo dejo para la columna siguiente, colgado en una web pirata. Qué injusto. Ese amigo mío vive solo de lo que escribe. Es robarle su sueldo. Su pan. No es justo. Y el pan de la librería que no va a vender el libro. Yo que estoy a punto de publicar una novela, pues me encuentro con que me va a salir más caro el collar que el perro.
Leo con tristeza la entrevista porque es verdad que una ciudad sin librerías, sin que puedas mirar sus escaparates, es una ciudad muerta y aburrida, como son las personas que no leen, unos muertos y unos aburridos. Se les nota mucho cuando escriben en las redes sociales. Y sigo preguntándome ¿Cómo sobrevivirán? Tal vez tengamos que comprar libros en las librerías para salvarles. Aunque sea para regalarlos, ya que regalar un libro siempre es elegante. Porque yo, que ya voy con el electrónico, no quiero que se pierdan. Qué difïcil. Y todo no tiene final feliz como la historia del librero grande enamorado de la librera chica, a la que le destrozó el negocio y al final, triunfó el amor, en la película ‘Tienes un email’. Aquí, al final, triunfa Amazon. Y todos somos culpables, yo el primero.
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