"¡Llévate a ese inmigrante a tu casa!" —me gritó en mayúsculas una hater (odiadora) cuando en una red social hice un comentario a favor de los inmigrantes. Es obsesión de la extrema derecha el extranjero, el emigrante, el refugiado. En una de las actitudes más hipócritas que podemos ver, ya que presumen de ser católicos y defender los valores de la Iglesia, obvian que dentro de pocos días vamos a celebrar el nacimiento de un niño que lo tiene todo para ser odiado por ellos: es judío y es pobre. Por una profecía, es perseguido por el poder de entonces, representado por Herodes, para matarle. Se convierte entonces en refugiado político en su huida a Egipto. Otro punto más en su currículum para ser odiado. Pocos años después, se pierde en el templo y se convierte en lo que la ultraderecha llama despectivamente 'Mena', por no decir (¿por qué no quieren decirlo?) que Jesús, ese niño, por unos momentos, es un menor no acompañado.
Ya de mayor, crecerá y se enfrentará a los poderes públicos romanos y al poder religioso de la época. Jesús, se vuelve a convertir en un peligroso, en un delincuente, en un comunista que predica la igualdad de todas las personas del mundo. El problema es ese: la igualdad. La ultraderecha no soporta la igualdad. No creen que todas las personas somos iguales. Son especialistas en separar y en enfrentar. En romper España y el mundo en trozos distintos que terminen haciendo la guerra. Mujeres, homosexuales, discapacitados, gitanos, extranjeros, migrantes, refugiados políticos, etc., están en su punto de mira. Ya Hitler demostró que quería hacer con ellos.
Por eso, el nacimiento de Jesús no lo soportan, pero no lo dicen. Por ahora. Por lo pronto, han empezado a atacar al Papa Francisco, solamente por hablar de la vida de Jesús y ponerles en frente de sus malas conductas los valores del Evangelio. Pero no sé cuanto van a tardar en perseguir a Cristo y a los cristianos. Y tampoco sé cuánto van a tardar en perseguirle a usted, amable lector/a, porque en algún momento, o usted está con ellos, o sencillamente, no es de ellos, y le incluirán en cualquier grupo.
A pesar de todo, Jesús vuelve a nacer en estos días para decirnos de parte de quién está: de la humanidad, y dentro de ella, de los más pobres, de los más excluidos. En nosotros está elegir en qué sitio queremos estar en este momento histórico: entre los que ha elegido Jesús o entre los que elige la ultraderecha. Yo lo tengo claro. Feliz Navidad.