Puedes leer el libro titulado El niño que no fui de Daniel Valero desde muchas ópticas. Yo lo he leído, no podía hacerlo de otra forma, desde mis gafas gay. Pero hay muchas gafas más para leerlo: las gafas de la familia, de los amigos, de los compañeros, de los vecinos, etcétera, de una persona LGTB. Gafas heterosexuales. En ningún caso, las gafas te van a dejar indiferente.
Claro, que mis gafas, han tenido efecto lupa y efecto espejo. Me visto reflejado en cosas que cuenta Daniel y también he visto cosas en mí que antes no había visto.
El libro no es solo la historia del tránsito de la niñez a la madurez pasando por la adolescencia de una persona que al final se descubre gay. El libro también es un manual para entender la realidad de este colectivo.
Es difícil escribir sobre el libro sin hablar de mí mismo. Me he visto reflejado en situaciones idénticas pero otras no tanto. El autor podría ser mi hijo, y en mi caso, él ha sufrido más la Es difícil escribir sobre el libro sin hablar de mí mismo. Me he visto reflejado en situaciones idénticas pero otras no tanto que yo. Yo estuve más protegido en el armario, él estuvo más expuesto. Y lo sufrió. Tanto que lo sufrió.
“El niño que no fui” nos enseña que ha habido muchos niños que no pudimos ser. Niños que, muy distintos unos a otros, con experiencias muy distintas, no tuvimos una infancia como el resto de los niños. No pudimos enamorarnos como el resto de los adolescentes. Nos hemos visto forzados a situaciones muy incómodas y dolorosas.
Pero el libro tampoco es un drama total. Es un manual de socorro. Como un salvavidas.
Hoy, que me veo mayor, ante esta generación que ya escribe libros, me quejó irónicamente de que necesito un curso para enterarme de que va eso del colectivo LGTBIQA+ que cada día tiene más letras y yo ya no me entero. Este libro es la herramienta eficaz, el curso que yo necesitaba porque te lo explica todo claro clarinete.
En resumen, leerlo es una experiencia que si eres gay, más de una lágrima te sacará. Pero también más de una sonrisa. Y al final, cuando termines, tendrá la sensación de que a pesar de todo lo pasado, tú no tienes la culpa. Aunque hayamos pagado un precio muy alto. Cada cuál con su moneda. En mi caso, que toda mi familia muriera sin yo haber tenido el valor de decirles en voz alta que era gay.
Léanlo, serán mejores personas cuando lo terminen.
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