En la actualidad todo el mundo conoce a Camarón de la Isla, y todo el mundo, los aficionados al flamenco y los que no lo son, lo reconoce como el impulsor y modernizador de este género musical, que con su cante cambió la percepción que había del cante jondo y lo acercó a un público mayoritario, llegando a actuar en sitios tan emblemáticos como el Cirque d´Hiver durante tres noches en París o en la Discoteca Palladium de Nueva York para unas cinco mil personas.
Sin embargo, los principios de José Monge Cruz no fueron fáciles, de él, Manolo Caracol, institución en el mundo del flamenco, llegó a decir que un “cantaor” rubio no tenía ningún futuro.
Siendo un niño, con unos catorce años, otra institución del flamenco supo ver el potencial del que disponía, fue Juanito Valderrama quien lo contrató para abrir el espectáculo en su tablao.
Cuando Camarón comenzaba su actuación, los abucheos y silbidos se escuchaban en todo el local, y por mucho que Juanito Valderrama intentaba hacer ver que lo que hacía Camarón era el futuro del flamenco y que representaba la modernidad del género los silbidos no cesaban.
Juanito Valderrama tomó la decisión de sentarse junto a Camarón cada vez que empezaba su actuación, y claro, nadie se atrevía a silbar o abuchear a un tablao donde se encontraba una institución del flamenco como era el dueño del tablao. El resto es historia, Valderrama tenía razón y Camarón se hizo eterno.
Esta historia me hizo reflexionar en cuantas personas abandonan su sueño por no encontrar en su camino a un “Juanito Valderrama” que crea en ellos, especialmente en el mundo del arte, también me hizo recordar que Van Gogh vendió un único cuadro en toda su vida, a pesar de que su familia se dedicaba a ser marchantes de arte, hoy Van Gogh es uno de los mayores representantes del postimpresionismo.
Así que, si escribes, pintas, haces música, diseñas, esculpes… en definitiva, creas, no te des por vencido, puede que este mundo no esté preparado para lo que haces, puede que aún no haya llegado quien reconozca tu arte, pero no abandones lo que te hace feliz, porque aunque a veces te cueste creerlo, hay quien disfruta de lo que haces y, quien sabe…, quizás el día de mañana hayas revolucionado tu disciplina y si no es así, al menos fuiste feliz mientras lo hiciste.
“El arte es lo que resiste: resiste a la muerte, a la servidumbre, a la infamia, a la vergüenza” Gilles Deleuze.