José Manuel Cossi (Cádiz, 1973) es un espíritu libre en el gobierno municipal gaditano. Técnico y pragmático, pero cercano, liberal pero dotado para el acuerdo y la negociación, está cerca de parecer progresista a ojos del sector más ultraconservador de la comarca, religioso, patronal y mediático, que oscila entre el voto al Partido Popular y opciones más a la derecha.
Es el concejal que más afecto recibe de la oposición y los colectivos extramunicipales, aunque todos lo digan entre susurros, a ver qué van a pensar los otros. Como añadido, tiene cuatro años de experiencia como concejal sin poder en un equipo en el que abundan los debutantes y las promesas.
Tal es su talante aparente que muchos, en el diminuto e irrelevante círculo de la política local de cualquier ciudad mediana, le consideran la mejor carta y cara del alcalde de la sonrisa, Bruno García, émulo a su vez del emperador de la moderación amable, Juanma Moreno.
Tan buena es su imagen pública que fue mencionado, en el invierno entre finales de 2022 y comienzos de 2023, como aspirante a encabezar la candidatura del PP a la Alcaldía de Cádiz, una vez descartado el portavoz Juan José Ortiz.
Eso fue antes de que el presidente de la Junta pusiera su dedo en la balanza para desequilibrar el nombramiento en favor del hoy alcalde con mayoría absoluta, Bruno García de León. Como salomónica solución final, ejerce de número dos y mano diestra del regidor.
Con una destacada trayectoria en organismos empresariales, Cámara de Comercio sobre todo, este economista de formación es conocido en la ciudad como coautor (ya ex coautor, claro) del cuarteto más atrevido en lo político, hasta lo rompedor y punki: el de Ángel Gago y Miguel Ángel Moreno.
Esta condición, que pudiera parecer anecdótica, hasta le acerca en el imaginario local al perfil del ex alcalde Kichi. En la fiesta que amenaza con controlar la ciudad, con una Semana Santa menos poderosa que otras vecinas, comparte un leve aire de ser "uno de los nuestros" para ese influyente mundillo.
Demasiados perfiles y contrastes en un hombre de personalidad acusada. Tanta independencia casa mal con la disciplina interna de cualquier partido político en Andalucía y España, especialmente el PP, que condena cualquier discrepancia pública por razonada y respetable que pueda resultar.
Esa regla esencial es la que olvidó el diputado provincial y concejal de Memoria Democrática durante una entrevista en Radio Cádiz, este lunes. En un arranque inesperado, aunque sosegado como corresponde a su actitud general, se atrevió a llevar la contraria a su jefe directo, a un alcalde que dice seguir la petición de otro poder local, el equipo de fútbol.
Bruno García anunció este pasado verano la apertura de un expediente para volver a nombrar el estadio municipal de Cádiz, no del Cádiz, como Carranza para satisfacer a los más ultras de su parroquia y, asegura el alcalde, a la directiva cadista. El argumento es que no es el nombre de un antiguo alcalde franquista y sí "una marca comercial y deportiva".
Toda la oposición, media hinchada, colectivos memorialistas, el Gobierno y hasta la Fiscalía se han pronunciado abiertamente contra la idea del regreso al nostálgico pasado que incluso consideran un delito, contrario a la Ley de Memoria Democrática, susceptible de posibles denuncias posteriores.
Así sesteaba el simbólico o folclórico debate hasta que Cossi, delante de un micrófono abierto y amarillo soltó: "Desde el área de Memoria Democrática y desde mi punto de vista personal, que vivo constantemente con colectivos, no hay debate que soporte esa visión".
"Hay gente que siente el nombre de Carranza de una manera. Lo entiendo, lo respeto, pero no lo comparto". Un ataque de sinceridad. Quizás de honestidad. A quién se le ocurre.
Para colmo, se explayó: "El estadio, definitivamente, no se puede llamar Carranza. Desde el punto de vista personal, para mí este debate es casi innecesario pero yo soy una voz más dentro del equipo. Los informes de Memoria Democrática ya no van a variar sabiendo lo que supone su figura".
Traducido al lenguaje carnavalesco o religioso que tanto gusta en Cádiz, vino a decir que todo es una pamplina con la que no comulga. La reacción fue fulminante.
Los partidos de la oposición, bajo las mismas reglas de sometimiento interno, por cierto, olieron sangre y aprovecharon la ocasión para reforzar su postura: renombrar el estadio como Carranza es un afán innecesario, cuando no ilegal, "un capricho del alcalde" para contentar a parte de los suyos.
El propio equipo de gobierno en el que forma Cossi, su alcalde, tuvo que presionarle de tal modo que apenas ocho horas después de las declaraciones, el concejal de Memoria Democrática tuvo que remitir unas declaraciones con aire institucional, gubernamental, formal, fruto de la lectura de un texto bien corregido y consensuado, sin improvisaciones.
"Voy a intentar explicar con claridad lo dicho esta mañana en la Cadena SER", comienza aunque parecía que ya se había explicado con bastante claridad por la mañana. "En este Ayuntamiento, hasta 2023, había una visión y solo una sobre este tema".
"Esa visión era que Carranza hace referencia a Ramón de Carranza y nada más, al personaje histórico vinculado a la Guerra Civil y la represión franquista que, como hemos comentado, incumple con la Ley de Memoria Democrática".
En su rectificación, regresa con aparente desánimo y disciplina a los argumentos expuestos una y otra vez por el alcalde, por sus asesores: "Este equipo de Gobierno está comprometido con ese cumplimiento y, de hecho, este verano cambiamos el nombre del Trofeo Ramón Carranza por Trofeo Carranza, cosa que no se había hecho en los ocho años anteriores".
"Pero en la ciudad hay otras visiones y sobre todo una vinculada a que Estadio Carranza se refiere a una visión de la afición cadista, de su memoria colectiva, de sus sentimientos y de todas esas experiencias y de sus momentos vividos en el estadio".
"El Cádiz Club de Fútbol presentó esta solicitud y este expediente se está tramitando actualmente de manera independiente y ajena a la figura de Ramón de Carranza, tal y como nos plantea al club".
La rectificación añade que "ese expediente está recogiendo todas las visiones, todos esos puntos de vista de ese sentimiento colectivo del cadismo y que se aleja del personaje Ramón de Carranza. Cuando el expediente esté completo, valorado, se tomará una decisión y se comprobará si se cumple o no se cumple con la normativa existente".
Gran recogida de cable, dirían las nuevas generaciones. Nunca hay que olvidar que en El Padrino están escritas las reglas esenciales de la vida pública contemporánea. "Nunca vuelvas a decir lo que piensas delante de alguien que no sea de la familia", advierte el patriarca Corleone a su hijo, Sonny, después de un ataque de espontaneidad.
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