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Cuento de Navidad marinera

Llamémosle Baltasar porque llegó del continente africano, de la cuna de la humanidad, de la tierra de las inmensas riquezas naturales

16 de diciembre de 2024 a las 11:24h
Un migrante, en una imagen de archivo.
Un migrante, en una imagen de archivo. MAURI BUHIGAS

Era la década de los 90 y andábamos a vueltas con los efectos de las leyes y los reglamentos de extranjería. Algunos años antes, con el comienzo de la década, las Naciones Unidas habían proclamado la fecha del 18 de diciembre como Dia Internacional de las personas migrantes.

Fue un año de esos y una fecha de estas cuando llego Baltasar, con adelanto y desde Senegal, en las bodegas de un barco pesquero.

Llamémosle Baltasar porque al hombre y el nombre, en su vida personal, también le asiste el derecho a la intimidad.

Llamémosle Baltasar porque llegó del continente africano, de la cuna de la humanidad, de la tierra de las inmensas riquezas naturales que en el norte económico consumimos ciegamente y sobre las que no preguntamos el origen.

Pensaba Baltasar, con toda lógica, que, si el pescado recogido en África podía desembarcar en un puerto pesquero, también podría hacerlo un pescador como él; que si a los peces no se les pedía documentación por qué se le iba a pedir a él que en derechos debería bastante más que un pez.

Llamémosle Baltasar porque era negro y porque venía cargado de sueños y alentando esperanzas cuando ya se acercaba el día de reyes.

Por aquel entonces yo estaba colaborando en la secretaría de migraciones de Comisiones Obreras y en Derechos Humanos. Alguien llamó, no pregunté su nombre o lo olvidé o, por prudencia, no hace al caso nombrarle, pero no olvidaré nunca su fraternidad de clase trabajadora puesta en acción; Aquí tenemos refugiado en el barco a un hombre, un compañero negro que no tiene a donde ir porque el barco va ahora al varadero de Puntales y le van a encontrar y no queremos que lo lleven preso.

No hubo más preguntas que las precisas para ofrecer ayuda. Ni me pregunten como conseguimos sacarle del barco ni como hicimos para buscarle una oferta de empleo, ni como se las ingenió el abogado del sindicato para gestionarle un permiso de trabajo temporal, pero todo lo hizo posible una confluencia de la acción de personas normales; gente común. También es justo decir que, en este caso, alguna institución nos dejó hacer con discreta sensibilidad.

Baltasar era un sencillo pescador de Senegal, poseedor de esa sabiduría cotidiana y resolutiva de quienes siempre ha tenido que trabajar duro por la vida.

Es de suponer que en su viaje clandestino desde Senegal ya había dado muestras de ser un marinero competente y que sus primeros compañeros improvisados le buscaron contactos para enrolarse en la tripulación de otros barcos del gremio. Ya por entonces faltaban manos en la flota pesquera.

El caso es que pronto nos llamó desde Huelva con toda la alegría de sus papeles en regla y con un agradecimiento que superaba en mucho y en dignidad lo que debíamos hacer por simple humanidad.

Pasaron unos meses y un día me llamó mi madre desde Galicia. Mira, ha venido a casa un chico negro que nos ha regalado quilos y quilos de pescado y de pulpo, dice que te conoce y que muchas gracias por todo.

Sabiendo solo mi nombre y mi apellido, y algunas referencias sueltas sobre mi pueblo de nacimiento, el pescador africano que había llegado a Cádiz, arribó al puerto pesquero de Riveira, preguntó por mi pueblo, llegó andando a mi aldea (poco más de 20 familias) y encontró a mi madre para llevarle como regalo el fruto de su trabajo.

A propósito del 18 de diciembre, dice la ONU que en el Día Internacional de las personas migrantes “… repasamos y celebramos las contribuciones de millones de personas migrantes en todo el mundo y que debemos posicionar a la migración como una de las soluciones a los desafíos mundiales, que cada persona puede ser un agente de cambio y que juntos, nuestras acciones colectivas de hoy nos prepararán para un mejor mañana”.

Nuestro pescador senegalés nos trajo como regalo mucho más que pescado, nos trajo humanidad, confianza en los demás, confianza en el futuro y confianza en que hay futuro.