Cuidando nuestro planeta

Se trata de educarles para ser consumidores responsables con el planeta y con criterio propio a la hora de elegir los productos que consumen

Docente especializada en Educación Familiar

Una persona introduce una botella de vidrio en el contenedor verde para reciclar.

Hasta hace unos años, los padres no nos veíamos en la necesidad de enseñar a nuestros hijos a cuidar el planeta. Pero si algo nos está quedando meridianamente claro es que: o cambiamos la mentalidad y las conductas que están agrediendo al equilibrio ecológico de nuestro medio ambiente, o tendremos que aprender a afrontar las consecuencias negativas de nuestros comportamientos irresponsables de forma permanente.

Si algo nos preocupa fundamentalmente a los padres es el futuro de nuestros hijos. Y ese futuro no solamente pasa por facilitarles, en la medida de nuestras posibilidades, una formación adecuada para que puedan acceder a un trabajo digno. Ahora tenemos que incluir también, en ese futuro, las condiciones de habitabilidad en el planeta que les vamos a dejar en herencia.

Una vez más, el ejemplo que les demos nosotros es imprescindible, si queremos que aprendan. Pero, en este caso, es más necesario todavía que nos replanteemos nuestras propias ideas, actitudes y comportamientos en relación a este asunto. Y digo esto porque los padres de mi generación ya empezamos a integrar en nuestras vidas la cultura del “usar y tirar”. Y eso es lo que hemos transmitido, en la mayoría de los casos, a nuestros hijos y nietos.

Si a esto le añadimos, el incremento de los plásticos en nuestro día a día; el aumento indiscriminado de vehículos de todo tipo; el uso generalizado de aparatos informáticos y, especialmente, de móviles; los incendios provocados o el consumo abusivo de agua potable, entre otras conductas contaminantes, tenemos que reconocer que no hemos hecho otra cosa que contribuir a que llegara lo que ya estamos viviendo. ¡Y esta es la realidad que tenemos!, aunque a veces pretendamos ignorarla, o lo que es peor, negarla.

Ante esta situación que nos afecta a todos, podríamos preguntarnos ¿Qué podemos hacer los padres, si se trata de un problema tan generalizado que, lo que hagamos en casa, no va a tener repercusión alguna en este desastre global? Mi respuesta a esa pregunta es que, en este asunto como en tantos otros, la suma de muchos pequeños gestos negativos es la que ha provocado esta situación. Por lo tanto, entiendo que es también la suma de muchos pequeños gestos positivos la que puede contribuir a ralentizar, e incluso a revertir, cambios indeseables. Y, desde el punto de vista de la educación familiar, considero que los padres podemos hacer nuestra parte, que es fundamental, como en tantos otros temas.

Básicamente, se trata de educarles para ser consumidores responsables con el planeta y con criterio propio a la hora de elegir los productos que consumen. Y estas actitudes podrán contribuir al cambio general, ya que somos los consumidores los que podemos influir en la oferta. Si demandamos mucho un producto, la oferta baja y el precio sube. Pero también ocurre lo contrario: cuando dejamos de consumir algo, la oferta aumenta y el precio baja y, además, el producto puede dejar de ofertarse al no ser rentable. Esta dinámica es inherente al sistema económico en el que nos movemos, por lo que está más que justificada la necesidad de educar para el consumo desde todos los ámbitos educativos posible. Y los padres podemos enseñar a nuestros hijos a:

1.-Hacer un uso racional del agua, el gas o la electricidad.

2.-Comer de todo y no desperdiciar alimentos, implicándoles en la compra y preparación de los mismos.

3.-Cuidar sus pertenencias: juguetes, materiales escolares, ropa y demás objetos personales, desde que son pequeños.

4.-Reutilizar algo que ya no sirva para el fin que lo compramos. Y, si no lo necesitamos, donarlo a alguna asociación que pueda darles una segunda vida.

5.- Reparar lo que sea posible para seguir usándolo

6.-Clasificar los residuos para su reciclaje, colocando distintos recipientes en casa y pidiéndoles que nos acompañen a colocarlos en los contenedores correspondientes.

7.- Seleccionar lo que se compra, no solo por la marca o la moda del momento, sino por la calidad, utilidad práctica o composición y en función de nuestra economía.

8.- No arrojar basura en los espacios naturales ni urbanos.

9.-Ahorrar para conseguir lo que les interese. Así aprenderán a esperar para conseguir algo y ser menos impulsivos para comprar.

10.- Administrar sus ahorros con sentido común, desde que son capaces de hacerlo.

¡CONTRIBUYAMOS, ENTRE TODOS, A CUIDAR NUESTRO PLANETA!

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