¿Así nos vais a tener estos años?

Estamos en la sociedad de la Información, no del Conocimiento. La Información es el dato, el Conocimiento es el contexto del dato y su perspectiva histórica

ramon reig

Catedrático de Estructura de la Información, Universidad de Sevilla. Entre 1974 y 1991 ejerció el periodismo en medios y gabinetes de comunicación. De todas las tendencias. Desde 1991 hasta ahora es profesor de periodismo. Ha tenido su faceta de literato. Más de veinte libros publicados sobre Comunicación, Historia, Periodismo y Antropología. Once libros de poemas, tres de narrativa, algunos premios, estancias académicas en el extranjero (América y Europa). Ama la música y el gazpacho. Y cree que el periodismo es imprescindible. 

Pedro Sánchez, en una imagen reciente.
Pedro Sánchez, en una imagen reciente.

Soy periodista desde 1974 y profesor de periodismo desde 1991 hasta hoy. Gran parte de mi tiempo -y aún necesitaría mucho más- lo paso leyendo noticias y análisis de expertos de unos medios y otros, ese es mi trabajo, leer, pensar y escribir, el que no hacen muchos periodistas y menos mis alumnos del último curso de la carrera de periodismo que se informan por las redes sociales como acaba de confirmar un nuevo estudio del Instituto Reuters y la Universidad de Oxford donde puede leerse: “las generaciones jóvenes, que han crecido con las redes, hoy en día suelen prestar más atención a los influencers o a los famosos que a los periodistas, incluso cuando se trata de noticias”.

¡Toma ya! Acaba de comenzar un nuevo curso en la universidad. Me he preguntado mucho en los últimos años para qué sirven las facultades en las que se enseña periodismo y más ahora, con una legión de jóvenes que precisamente en edad universitaria -entre los 18 y los 25 años- se informan y se forman a través de las redes que es todo y es nada. Los periodistas en activo tienen una obligación que para mí es lamentable: estar siempre pendientes de las redes sociales, haciéndose eco de las miles o millones de chismorreos y cosas peores que pululan por ellas, amarrados a opiniones y comunicados que lanzan montones de seres mediocres pero populares. Los públicos mandan, hay que vender y mandan sobre todo los sucesos, los chismorreos, los escándalos y las vejaciones, como cuando en el siglo XIX nació la prensa de masas. La novedad es que ahora domina también el anonimato y la delincuencia, todo online.  

¿Para eso y para perseguir famosos hay que estudiar periodismo? ¿Para ir a ruedas de prensa en la que te prohíben hacer preguntas hay que estudiar periodismo? ¿Para que una institución a la hora de crear un gabinete de comunicación coloque al frente a alguien que no tiene la titulación debida? ¿Para que en las enseñanzas elemental y secundaria no se le dé apenas importancia al periodismo estando como estamos rodeados de información hasta el punto de que un cerebro no puede decodificarla y entra en fase infoxicativa? ¿Para que le llamen periodismo de investigación a todas las filtraciones interesadas que se están produciendo últimamente? ¿Para desinformar escribiendo siempre en una dirección? “En París hay periodistas que siempre escriben el mismo artículo”, sostenía el novelista Balzac en el XIX. Y ahora también. Aburren.  

Estamos en la sociedad de la Información, no del Conocimiento. La Información es el dato, el Conocimiento es el contexto del dato y su perspectiva histórica. “Sin contexto no hay texto”, afirma un especialista célebre en el mundo académico del análisis de contenido, Teun Van Dijk. “Prefiero una cabeza bien construida a una cabeza bien llena”, decía Michel de Montaigne (1533-1592). Las cabezas de hoy suelen estar bien llenas y confundidas, no bien construidas. Es la sociedad de la abundancia, en todo, de las prisas y de la impaciencia que da lugar a lo que el sociólogo David Riesman llama “muchedumbre solitaria”. Todos haciendo cosas parecidas, cada uno en su casa o con su “tribu”. Y encima lo llamado políticamente correcto nos coarta la libertad de expresión y nos acerca a las dictaduras (ejemplos, la cultura de la cancelación y las leyes parciales de memoria histórica que al final producen desmemoria y por tanto mayor posibilidad de que el poder manipule mejor al ciudadano). Para más inri, la alternativa empieza a ser la máxima expresión del miedo a la libertad: los extremismos políticos.  

Atados a esta situación, a los sondeos electorales y a las batallas políticas, nos quieren mantener durante estos años y eso que se acaban de celebrar elecciones, como quien dice. Faltan tres años para que nos llamen de nuevo a las urnas y salimos a sondeo cada semana o quince días, ¿esto es lo que vamos a tener? Tal parece que sí, que esa es la misión de la prensa: si no existen noticias, se inventan, porque estar continuamente especulando y titulando en potencial (“éste podría, el otro sería, la de más allá pretendería, “parece ser”, “todo parece indicar” …), eso no es periodismo, son conjeturas, como los sondeos que están hechos a gusto del vendedor y del consumidor. 

El fin es lograr elecciones anticipadas y a ver si echan a Pedro Sánchez. Eso, los unos, los otros, persiguiendo que Sánchez se mantenga y se aprovechen de ello. El problema que yo veo es que no sé ni lo que quiere hacer Sánchez ni lo que quiere hacer el PP y encima se corre el riesgo de que en la sociedad actual el que más postureo logre en Internet pueda presentarse a elecciones y romper aún más los votos por el encabronamiento y lo pasional que es la gente votando. Ya se puede decir que aquí el más pardillo hace un reloj. Ejemplos, Yolanda Díaz y Alvise. 

Para mí, ambos nombres son anecdóticos, forman parte del show celtibérico. Alvise es solo Alvise y Sumar es lo que Santiago Carrillo le dijo en su día en Las Cortes a UCD: una jaula de grillos. Por eso me quedo con los de toda la vida: PSOE y PP y con la cuestión separatista. A los demás los sigo, no tengo más remedio. Hay quien podrá decirme que no lea tanta prensa, que no me preocupe tanto. No, no, mientras pueda, cumpliré con mi responsabilidad de científico social, de periodista y de ciudadano. Eso sí, a nivel personal, como ya estoy entrado en años, exclamo bien alto, en mi nombre y me atrevo a decir que en el de las personas que me dicen que escribo lo que otros callan: ¡Qué vejez nos estáis dando y nos vais a seguir dando, papas fritas, entre el famoseo de pitiminí y la política de la señorita Pepis!

Aquí la cuestión es la entropía en la que está sumida lo que aún se llama España, si bien diría que el mundo occidental entero. En España lo más grave es el nacionalismo excluyente. ¿Qué va a hacer Sánchez con el separatismo? ¿Un estado confederal? Venga, adelante, que nos diga los pasos a seguir, ya tenemos caja única de la producción catalana para los catalanes. ¿No se ha dicho siempre “la tierra para quien la trabaja”? Pues lo que se curren los catalanes para los catalanes. 

¿Qué es lo siguiente? ¿Euskadi y Navarra para Euskadi y Navarra? Vamos allá, ya está bien del soniquete de la solidaridad entre los pueblos, la gente no es solidaria ni con el vecino, antes se regalaban las cosas que nos sobraban, ahora se venden por Wallapop o Vinted. Murió la caridad cristiana, venció la mentalidad mercantil protestante. Y la gente se avergüenza de aceptar objetos regalados por si alguien sospecha que eres pobre. Tanta solidaridad crea vagos. 

Me cansa el exceso de llantina que observo, menos llorar y más currar. Decir esto lo consideran de mal gusto. Cuando Roig, el de Mercadona, afirmó que teníamos que trabajar como chinos se armó una zapatiesta. Cuando los de Martes y 13 cantaron en TVE que en Sevilla habíamos inventado una mascota para la Expo’92 llamada Curro “en una tierra donde no se curra”, menos mal que no había redes sociales porque sin redes los pusieron a parir. 

Venga, vamos, estado confederal, Pedro. Cada uno lo suyo, a ganar el pan con el sudor de nuestra frente, no con la de Cataluña, Madrid, Bruselas, que sean ellos los que nos pidan solidaridad a nosotros, esto es una guerra nacionalista entre Castilla y Cataluña que nos tenemos que tragar todos como dominios de Castilla que hemos sido y somos. 

Juanma Moreno se va a China a por dinero y dice que lo ha conseguido (sobre todo para Málaga, claro, el vuelo desde China irá allí, disimulan citando a Sevilla). Ahora que se vaya a los países árabes y les venda lo de nuestro glorioso pasado árabe y que Blas Infante pensaba lo que pensaba, etc. Venga inversión árabe, que ellos saben que el petróleo ya no es lo que era y quieren diversificarse, por eso pretendían hacerse con Telefónica. “Pase usted, señor Turbante, y apoquine, aquí tiene usted Al-Ándalus”. ¡Alfombra roja para el elegante inmigrante macro-inversor, mucho más allá del fútbol! Inmigrantes pobrísimos, seguidores de Alá, tenemos bastantes, ¡si los Reyes Católicos levantaran la cabeza! 

El nacionalismo es corrosivo para los seres humanos y más ahora, pero la globalización, con sus barbaridades, lo ha revivido, corregido y aumentado. Habrá que subirse al carro, aunque a mí me dé vértigo que un partido nacionalista tuviera mayoría absoluta en el Parlamento de Andalucía y comenzara a implantar chorradas sobre la historia y supuestas identidades andaluzas. 

El señor Sánchez debe sacarnos de esta confusión y crear una hoja de ruta hacia el confederalismo y, si es posible, y pierde la razón tan suya que le asiste, que convoque elecciones con un programa en el que nos indique lo que quiera con responsabilidad ante notario y resultados penales si le da por cambiar de opinión. Si sigue queriendo ir a su bola, sin votos, basta con que jure o prometa por él y por su familia, en especial por Begoña, a la que tanto ama, lo que va a hacer, a ver si respeta siquiera eso. 

Ea, ya he arreglado lo de Sánchez, sentado en mi mesa, arreglo el mundo en una noche. Vamos a por el PP e incluso a por lo de Vox. Consiguen entre ellos y los desencantados socios de don Pedro -más los militantes dignos del PSOE- que tengamos elecciones. Y ganan las derechas: mayoría absoluta. ¿Qué van a hacer con la cuestión? ¿Volvemos a la solidaridad? ¿Y qué harán los que desean que la caridad comience por ellos mismos? 

No es difícil de suponer, ya que estamos en un país de suposiciones. Si ahora el separatismo no va bien en los sondeos, con el PP y Vox se dispararía, ¿cómo van a evitar eso el dúo Feijóo-Abascal tal vez acompañados a la mandolina por Alvise? Tampoco lo sé, pero ya me dirán, con todo lo que están logrando los que se creen los reyes del mambo ibérico, no lo van a soltar ahora, así como así esos ricos de la península, las derechas ganarían en todas partes menos en Cataluña y Euskadi donde la gente vota mayoritariamente separatismo.  

Con este baile, con esta feria tan triste, nos van a tener, ¿cuántos años? ¡Qué vejez, Dios mío! Ahora se entiende mejor lo que dicen los adictos al PSOE: es que se trata de nosotros o el caos. ¿Será verdad? Entre los adictos al PSOE, los votos separatistas, los progresistas de oídas y los atrapados por las pagas que les permiten no currar, ¿lograrán los medios de comunicación patriotas españoles echar a Sánchez o, por el contrario, vencerán los medios progresistas? ¿Y qué será lo progresista? 

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