A ver si me explico. Nuestro cerebro, cuando recibe un mensaje, una noticia, envía ese elemento a un área emocional pero no todo el nuevo elemento se encamina hacia ese lugar sino que otra parte -por decirlo pronto- se dirige hacia zonas más racionales o totalmente racionales. Lo que termina dominando es la emoción, gracias a ella hemos podido librarnos de extinguirnos como especie ante otros animales depredadores. Pero nuestro cerebro 'trabaja' con la razón y la emoción.
El que llora, gana, quien más se victimiza suele ganar la partida, despierta compasión, una compasión no racional sino proveniente de aspectos místicos, religiosos o interesados -para ganar poder y audiencia levantando piedad en los demás, utilizando al 'desheredado'-. Existe la compasión filosófica, la compasión racional, valga la aparente contradicción. Quien logre compadecerte con sus artimañas varias, ha ganado. Quien logre despertar las compasiones y las emociones más esclavizantes, ha vencido.
En el mensaje periodístico y publicitario hay mucho de eso y de otros factores, pero vamos a quedarnos con la compasión mística, con el dominio de las emociones, con el hacer trabajar casi en exclusiva al cerebro emocional. Es así cómo se desarrolla la desinformación que es una verdad a medias y, por tanto, la peor de las mentiras. El bulo es una mentira que persigue engañar. Hay quien vive de bulos, hay empresas fabricantes de bulos como otras fabrican caramelos o sillas.
"La desinformación es algo crónico y abunda más que los bulos. Es el peor de los bulos y los públicos la aceptan para no complicarse la vida"
El bulo se detecta y se borra, la desinformación no, la desinformación se desentiende de nuestra capacidad mental de ordenar los elementos que recibe y va a lo emocional para adoctrinar. Nuestro cerebro contiene la capacidad de organizar elementos y darles un significado, véanlo por ejemplo en programas de concursos televisuales como Cifras y Letras, por no mencionarles las viejas teorías de Laswell o de Saussure. Pónganle una palabra desordenada a un cerebro y será capaz de ordenarla. La desinformación actúa contra esa capacidad mediante el ocultismo y el desorden en la exposición de mensajes.
La desinformación es algo crónico y abunda más que los bulos. Es el peor de los bulos y los públicos la aceptan para no complicarse la vida. Eso lo saben los emisores de desinformación, gracias a sus receptores pasivos e indolentes adoctrinan y hacen negocio. Los mensajes desinformadores carecen de deontología periodística, pero si existen es porque unos receptores acomodados y/o con poca formación cultural los aceptan y hasta los asumen.
Siento bastante vergüenza ajena cuando hablo con alguien y veo que me está lanzando opiniones que se corresponden exactamente con el discurso de Sánchez, de Yolanda Díaz, de Pablo Iglesias, de Feijóo o de Abascal, discursos que llegan a través de los medios de comunicación que controlan estas personas o en los que aparecen y que millones de ciudadanos los repiten sin usar su propio pensamiento.
Está de moda relajarse por medio del yoga y otros ejercicios similares. Vamos a ver: el personal no quiere pensar en sí mismo, se han desarrollado experimentos para que una serie de voluntarios se queden solos un tiempo divagando sobre sus problemas y la mayoría no lo ha resistido. Lo diré más claro: los seres humanos capaces de enfrentarse de verdad con la realidad son una minoría, ya estamos pensando en la Semana Santa y en el verano, multitud de apartamentos en las costas han sido ya reservados para pasar calor y estar rodeados de cemento, precios abusivos y especulación. ¿Cómo vamos a pedirle al huidizo humano común que tenga cuidado con la desinformación?
Ejemplos. Una emisora católica pro PP está empeñada en que creamos que el alto el fuego en Gaza tiene sus orígenes en la masacre de judíos que Hamas perpetró en octubre. Verdad a medias. Israel está matando palestinos -a lo bestia- e invadiendo territorios desde después de la Segunda Guerra Mundial, Hamas es el resultado de esas matanzas continuas, ejecutadas saltándose resoluciones de las Naciones Unidas. Y hay un cómplice de todo esto: el mundo occidental en general y EEUU en particular. Hamas asesina porque otros asesinan.
"Lo que existe para unos medios o no existe para otros o lo maquillan o lo proyectan levemente y en voz baja"
La emisora católica reconoce que han muerto bastantes palestinos cristianos en las masacres y ni por eso deja de seguir fielmente la línea informativa desinformadora que implantan desde EEUU. Informar es colocar ante el receptor todas las aristas de un hecho, no la mitad, no una parte, eso es un bulo, un atentado contra la dignidad del periodismo, una afrenta que debería estar penada. Libertad de expresión, sí. Libertad de aplicar una justicia para esta dinámica perversa, también.
Lo anterior -Gaza- es un tema internacional. En lo nacional, los medios de derechas y los de izquierdas te obligan a preguntarte si estoy o no en España o en qué España estoy y qué narices pasa en España. Lo que existe para unos medios o no existe para otros o lo maquillan o lo proyectan levemente y en voz baja. Para los medios de derechas, los asuntillos que, presuntamente, tiene Feijóo en Galicia y fuera, con esa casa de su señora supuestamente construida en mal sitio o a ver qué pasó con las muertes de ancianos y ancianas por el Covid en Madrid, todo eso y más se obvia.
Los medios de izquierdas, a pesar de las evidencias, repiten como papagayos los atenuantes que, según ellos, tienen el fiscal general del Estado y Begoña Gómez y se olvidan de las agresiones que perpetran delincuentes extranjeros. En Sevilla, tratan a la policía local como si fueran asesinos a sueldo porque intentaban detener a un presunto delincuente que se cayó al río y se ahogó a pesar de que los propios guardias intentaron salvarlo. El que llora, gana, el que lleva la porra para intentar evitarnos llantos, es condenado, a eso se le llama pensamiento débil, tirar piedras contra tu misma sociedad. Una cosa es tener eso que se llama humanidad con el muerto y otra la estupidez.
"Debo decirle a mi alumnado que una cosa es lo que yo les explique y otra lo que van a encontrarse en el mercado de venta de noticias"
En la información nacional 'progresista' se da la noticia de que, en Sevilla, PP y Vox se han unido para aprobar el nuevo presupuesto que, según lo que leo y oigo, les quita dinero a los sindicatos, a las organizaciones proabortistas y a otras consideradas progresistas, para dárselo a las antiabortistas y otras. Y se silencia que el presupuesto también va a atender otros aspectos importantes para la ciudad. Quieren que sus cerebros, los de ustedes, estén lavados, como en una secta destructiva, les informan a medias, he ahí el peor de los bulos.
¿Desde cuándo hay que darle dinero a los sindicatos y a los partidos políticos y a diversos 'quioscos', incluso a las organizaciones empresariales? Desde siempre. Si los bancos les exigieran a los partidos y sindicatos el dinero que le deben y que a veces les han perdonado, otro gallo le cantaría a una democracia que es un sistema pagado por el gobierno, no por los afiliados a partidos, sindicatos y asociaciones de todo tipo que no son capaces de autofinanciarse puesto que el ciudadano, en general, pasa de todo, ¿cuánto dinero se va por ahí? Ya no hace falta hacer una revolución comunista, basta con sanear todo esto, pero, claro, si se hace se pierden las elecciones. De eso vive Sánchez y quien no es Sánchez que no tiene la exclusiva de jugar a la democracia.
Y si nos vamos de nuevo al contexto mundial, Rusia ha invadido Ucrania porque un día Putin se levantó aburrido y decidió hacerlo. Sí, Rusia invadió Ucrania, pero cuéntenles al ciudadano todo, todo, desde 2014, por lo menos, a la expansión de la OTAN, una información veraz, como dice la Constitución, no lo que interese porque así se ha decidido en conciliábulos diversos de los que la gente no se entera. La gente debe sentir, no pensar, afirmó Walter Lippmann. Y también: "donde todos piensan igual, ninguno piensa mucho".
Todos piensan igual según la desinformación a la que acudan. Me manifiestan a menudo que los medios manipulan y que el periodismo está fatal. Cierto, nunca lo había visto tan desprestigiado. Es complicado para mí dar clases de periodismo porque la universidad pública exige rigor, no adoctrinamiento. Debo decirle a mi alumnado que una cosa es lo que yo les explique y otra lo que van a encontrarse en el mercado de venta de noticias. Ahí se deben seguir líneas de actuación, hay ciertas libertades, claro, hay esperanzas, pero lo normal es la desinformación, el peor de los bulos porque busca uniformar las conciencias.