Le están haciendo el cerco a la red X de Elon Musk, es decir, intentan ponerle puertas al campo. Hay que añadir lo habitual: que antes se llamaba Twitter, lo de X se debe a un deseo empresarial anterior a la compra de don Elon: la X “representa las posibilidades infinitas que ofrece el universo digital”, sostenían los anteriores propietarios. Entre esas posibilidades está abandonar la red por haberle levantado el castigo a Donald Trump a quien la Twitter pre-Musk le prohibió escribir y lo relegó en una esquina de la clase con los brazos en cruz y un libro pesado en cada mano.
Como Musk no sólo le ha levantado el castigo sino que ha logrado puesto ejecutivo en la Casa Blanca, La Vanguardia, entre otros, se ha ido, ya no coloca sus noticias en X, peor para La Vanguardia que es un gran diario, sin duda, ejercí como su corresponsal en Andalucía en los años 80 y a mucha honra, pero se ha olvidado de que su dueño, Carlos de Godó Valls, fue cinco veces procurador en las Cortes orgánicas del franquismo, desde 1958, y de que el 27 de enero de 1939 tituló con grandes caracteres en su primera página: “Barcelona para la España invicta de Franco. En este momento histórico, La Vanguardia dice: "¡Presente!". Si X proyecta odio y desinformación, ya me dirán ustedes si no tenemos un precedente entre los que hoy se escandalizan. Bueno, tranquilidad, un momento de debilidad lo tiene cualquiera.
Se llamaba antes La Vanguardia Española pero se le cayó el apellido, está mejor así, ahora se supone que es la vanguardia mundial de todo el periodismo que respeta los derechos humanos y por eso se ha ido de X, porque no le gusta que en esa red ensalcen el odio. Debe gustarle más estar al lado de La Caixa y con razón, ¿para qué querrá a Elon Musk teniendo en España a don Isidro Fainé, “eterno poder en la sombra” como lo llamó desde El País Dani Cordero en junio del año en curso?
También cuenta con un apoyo especial de la Generalitat catalana. De los 3,8 millones de euros que Salvador Illa destinará a la prensa catalana, el principal beneficiado es, nuevamente, como en años anteriores, La Vanguardia, que recibirá 513.000 euros para financiar su proyecto «Nuevos contenidos de ‘vanguardia’ en un entorno seguro». Y tan seguro. También está segura la SER, he leído que Illa ke va a dar 200.000 euros para que mejore sus estudios.
Otro que se ha ido de X es el inglés The Guardian, que en España está aliado con Eldiario.es. Si le hago caso al periodista Luis F. Quintero, perteneciente a la fachosfera, como todos los que no tenemos padrinos “progresistas” (en mi caso ni de los otros), en 2022 publicó en libremercado.com que The Guardian recibía millonarias subvenciones de los ricos malos por publicar noticias progresistas que en el fondo beneficiaban a los propios negocios de los ricos. Esto debe ser mentira, ya se sabe que el progresismo es bueno por naturaleza y es imposible que haga algo así.
Es curioso, cuando en 2022 Musk compró Twitter declaró que se hallaba ante una empresa que censuraba lo que creía políticamente incorrecto. No sé si sería o no verdad porque no uso redes sociales, menos LinkedIn, me están esperando grandes cerebros de la Historia y necesito mucho más sus enseñanzas. Que ahora haya que estar pendiente de si las redes echan humo, arden o se hielan, manda narices. Prefiero mentes preclaras y leer buena prensa a fondo. Entre ella está La Vanguardia, sé distinguir entre buen periodismo y decisiones digamos mercantiles.
Me acuerdo de Umberto Eco cuando decía que en las redes tienen ocasión de expresarse los que en las cantinas de los pueblos largan idioteces y los echan a sus casas para que se desahoguen. Ahora pueden hacerlo en las redes. El otro día estaba buscando un dato en la diosa Internet y me topé con las reacciones a una columna mía de 2021 que publiqué en El Correo de Andalucía del que me purgaron hará ahora un año. No sé por qué, nadie me lo dijo, sólo me censuraron y callaron. Y me fui porque se supone que eso era echarte al estilo posmoderno. Lo cuento porque no poco personal me ha preguntado desde entonces qué me pasó. No lo sé, puede que me hayan metido en la fachosfera.
Mi artículo de 2021 trataba sobre la ancestral “pelea” que se trae Málaga con Sevilla al menos desde la Expo de 1992. Estaba escrito con argumentos y sin palabras insultantes, como debe ser. No sabía que en Facebook iban a llamarlo “basura”, “valiente mierda de artículo” y otras lindezas. Por lo que llevo oído y leído, es lo menos insultante que te pueden decir en redes, es divertido, pero sólo tengo una vida y, ya digo, me esperan asuntos serios que necesitan el poco tiempo que me va quedando.
Las redes y los buscadores censuran todo lo que desean, para eso te dejan que los uses gratis, aparentemente. El diario español ultraconservador Hispanidad, por ejemplo, se quejaba de la censura sobre sus textos tanto desde Google como desde Twitter. Cuando Musk adquirió la red social escribió: “Elon Musk comprará Twitter por 44.000 millones de dólares americanos, con lo que hará multimillonarios a sus fundadores, entre ellos al muy progresista Jack Dorsey (2,25% de Twitter), uno de los grandes censores de la sociedad de la información del siglo XXI (…). Twitter es uno de los grandes instrumentos del Nuevo Orden Mundial (NOM) anticristiano, pero menos peligroso que el también cristófobo buscador Google, el gran parásito de contenidos, censor según lo políticamente correcto y ladrón de ingresos publicitarios de la prensa libre. Y tanto Google como Twitter funcionan según parámetros políticamente correctos, ergo, anticristianos. Nuevo Orden Mundial en estado puro”.
Madre mía, no se corta nada el personal, que forma de expresarse, luego, ¿cómo vamos a pedirles a los niños y jóvenes buen comportamiento? Pero no es mentira lo que dice Hispanidad, recuerden que una de las últimas películas de Almodóvar, Madres paralelas (2021), estaba representada por un cartel de Javier Jaén en el que se veía un pezón de mujer del que brotaba una gota de leche. Censurado por Instagram.
Hubo que protestar para que le llamaran la atención al algoritmo antipezones, no sé si le abrieron expediente o lo han echado de la empresa. El algoritmo -que, supongo, no se había creado a sí mismo- estimó primero que se trataba de "contenido erótico o pornográfico". Luego lo hicieron rectificar. No tengo noticias de que Elon Musk haya censurado nada. Y por tal motivo lo abandonan. Por tanto, si censuras lo que yo quiero te acompaño y te alabo. Si no, te abandono.
A mí me gustaría Elon Musk para presidente de la Junta de Andalucía o para alcalde de Sevilla. Me caen bien los milmillonarios, antes me chiflaba lo que llamábamos el “pueblo”, las “masas populares”, ya no tanto, tienen su utilidad, pero donde se ponga un rico que tenga la vida resuelta que no se me pongan políticos como mi presidente autonómico, mi alcalde sevillano o mi líder andaluz de la oposición pesoeísta, señor Espadas, a los que no les conozco otro oficio que no sea hablar y me da a mí en la nariz que piensan más en Madrid que en Andalucía, como toda la vida ha sucedido en esta tierra.
Un Elon Musk que me traiga sus sedes y algunas de sus fábricas espaciales y vehiculares a Sevilla, que soterre de verdad lo que dice -o decía- nuestro señor alcalde, José Luis Sanz, que iba a soterrar: la Ronda Norte y el Paseo de Colón. Un Musk que me haga el metro antes de que me muera (me quedan algo más de diez años, según la estadística, y eso si me respetan los ictus y el Alzheimer). Un don Elon que se cargue la pobreza y las drogas de las Tres Mil Viviendas y que no tarde una eternidad en instalar un tranvía entre Alcalá de Guadaíra y Sevilla (12 kilometritos de nada) ni unos meses en terminar un pequeño tramo del tranvía de Sevilla y haya que indemnizar después a los empresarios damnificados por las obras interminables. Y que construya el non nato tranvía del Aljarafe o el teleférico que quería construir José Luis Sanz cuando era alcalde de Tomares para enlazar el Aljarafe con el metro. Se negó la Junta progresista, ahora se supone que la tiene de su lado, menos cuando pide la capitalidad o desee nombrar concejales de Vox, entonces Sevilla se rinde ante San Telmo, ¿qué se puede esperar de políticos dóciles y sin sufrir la vida a pie de tajo?
El señor alcalde de Sevilla nos dijo antes de que lo votáramos que iba a soterrar la Ronda Norte y el Paseo de Colón. En total son casi 1.000 millones de euros, contando que siempre sale todo más caro. ¿Por qué tal carestía adicional? Porque alguien no cumple y el dinero es de todos y de nadie. Un triste cachondeo. Ahora dice que es muy caro pero que todo queda en espera; afirmar eso en Sevilla es marearle la perdiz al personal. Todos nos quedamos rezando para que la reencarnación sea verdad y veamos las obras hechas desde otras vidas, siendo un periquito de ésos que pían por los árboles de Sevilla o un siluro del Guadalquivir.
Sevilla no tiene dinero para tanta infraestructura como necesita, se lo tiene que sacar a la UE, etc. No hay empresariado poderoso. A mí me gustaría vivir en una ciudad con más mentalidad estilo Elon Musk, un tío que quiere conquistar el espacio y el mundo de los coches eléctricos, que ha mandado gratis seis antenas Starlink a Arganda del Rey y cinco a Valencia para que siga funcionando la Red y las ha enviado gracias a que se ha enterado por X que hacían falta. Un mozo que nos ha “regalado” el ChatGPT para que no nos herniemos y mis alumnos elaboren sus trabajos sin esfuerzo, como demanda el progresismo.
Este muchacho no construiría en Sevilla los llamados tranvibús que son las comunicaciones de las ciudades pobres y estimulan los atascos. Y acaso construyera muchos más pasos subterráneos para coches. Espero de él que conectara con y animara a esa otra Sevilla que existe pero que no tiene voz, compuesta por numerosos ciudadanos jóvenes dedicados a las nuevas tecnologías. Y que se diera cuenta de que nuestras universidades no miman a sus investigadores, sino que los tienen más tiempo desesperados, rellenando papeles por telemáticas distintas que dedicados a que aspiren al Premio Nobel.
Ya estoy harto de que todos los días los medios de comunicación me sirvan el mismo desayuno amargo: el más eres tú de unos políticos mediocres, sin personalidad que, junto a un ejército de periodistas mandados, siembran la discordia entre la ciudadanía de la parte peninsular llamada por ahora España. De verdad, estoy muy harto, menos mal que por ahora me dejan escribir en este La Voz del Sur que acaba de cumplir diez años.
La libertad de expresión ya no está en eso que llaman “grandes medios” sino en las esquinas del periodismo, una profesión indispensable que sigue viva, por fortuna. No importa donde esté, hoy, gracias a X y a todo el aparataje digital que el mercado ha construido, el buen periodismo puede llegarnos a todos. Si te censuran en un lado, te vas a otro a afirmar que los ricos no son los malos ni los vulnerables y el resto de ciudadanos tienen por narices que ser los buenos. ¿O es que me toman por un persa zoroastrista sacavotos? Ya hablaremos de este asunto.
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