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Una narcolancha que entró hasta Sevilla capital, a su paso por debajo del puente del Alamillo.
Una narcolancha que entró hasta Sevilla capital, a su paso por debajo del puente del Alamillo.

Por el Guadalquivir entraron en Sevilla desde los fenicios, romanos, vikingos, samuráis, hasta los cruceros actuales pasando por los cristianos que en el siglo XIII le arrebataron la ciudad al islam. Por el Guadalquivir subieron esos delfines que congregaron a una buena cantidad de personas en el puente de Triana.  Dicen que, por esa movida, se conocieron los padres de los Machado. La leyenda sitúa paseando por las orillas del Guadalquivir al rey taifa y poeta Al-Mutamid que en el siglo XI conoció a una humilde joven que lavaba sus prendas y le completó unos versos que el monarca no acababa de finalizar. Les recuerdo el episodio. 

Cuenta la leyenda que el rey taifa de Sevilla, Al-Mutamid, se encontraba por las orillas del Guadalquivir jugando con las palabras y creando rimas. Entonces, se levantó una brisa que inspiró al monarca, que dijo… 

–El viento teje lorigas en las aguas. 

De repente, la voz de una muchacha escondida entre los juncos, completó la rima:

–¡Qué coraza si se helaran!

Se trataba de Rumaikiyya, una esclava que enamoró a Al-Mutamid en ese mismo instante y la hizo su esposa hasta el fin de los días del rey de Sevilla, ciudad que la conoció como la Gran Señora. En el barrio de Santa Cruz hay una placa en su honor. 

Multitud de hechos y leyendas brotan de las aguas del llamado por los árabes “el río grande”. Hubo en sus márgenes fábricas de caviar aprovechando que los esturiones subían desde el mar para aovar. He leído en Internet un artículo sin firma llamado Los esturiones del Guadalquivir: el caviar sevillano, que informa: “Hasta 1970 se llegaron a elaborar hasta 16 toneladas de caviar procesándose más de cuatro mil esturiones.  Entre 1932 a 1970 se fabricaba en una fábrica de Coria del Río esta delicatesen”. 

Y añadía: “El Guadalquivir era el hábitat de esta preciada especie, el esturión, hasta su total desaparición debido a la construcción de una presa en Alcalá de Guadaira.  Curiosamente, la desaparición de esta especie ha creado que tal destacada actividad tan apegada a la producción de municipios ribereños, se haya borrado de la memoria colectiva.  El esturión era uno de los peces más valorados en la antigüedad igual que hoy en día. El caviar más caro del mundo es el esturión beluga (Huso huso). La palabra caviar proviene de la palabra persa Khag-avar, que significa productor o generador de huevas. Aunque tenga un nombre persa siempre ha estado vinculado a nuestra historia ya que aparecía en las monedas romanas que se acuñaban en Andalucía. De hecho, la preparación y producción del caviar era en época de los Reyes Católicos monopolio de los monjes cartujanos de Sevilla”.

En los años 60 del XX la familia Ybarra estimuló una actividad que se fue disolviendo con el paso de los años por la bajada de calidad de su “materia prima” y la ausencia de peces. Ahora, por el contrario, tenemos al enorme pez cirulo que es capaz de comerse a un pato despistado o incluso que pase volando sobre las aguas. 

Peces devoradores de especies autóctonas y delincuentes devoradores humanos que no tendrán otra forma de ganarse la vida que transportando droga, he ahí dos de las nuevas lacras que han invadido el Guadalquivir de nuestros días. La primera causa asombro y curiosidad, la segunda da asco. Leo la prensa: El Guadalquivir, una "autopista" para los narcos: ya hay ayuntamientos que piden ayuda al Gobierno” (La Voz del Sur),“Las narcolanchas se pasean por Sevilla” (Diario de Sevilla), “Guadalquivir, el río de la coca” (Diario de Cádiz), “El atrevimiento del narco: el Guadalquivir se amplía como 'autopista de la droga' hasta Sevilla capital” (El Debate), “Así planearon las narcolanchas por el río Guadalquivir junto a la Cartuja a plena luz del día” (El Periódico). Antes los cartujanos gestionaban la riqueza del caviar, ahora los maleantes narcos pasean por aguas cartujanas sus alforjas asesinas. 

Pero, ¿qué es esto? La Guardia Civil sin medios adecuados para reprimir a esta escoria y, lo que es más importante, a sus jefes. Los inmigrantes ilegales llegan a playas donde la gente está disfrutando de sus vacaciones y se dispersan por ahí a la vista de todos, ahora los narcos toman las costas gaditanas y remontan el río Guadalquivir hasta las proximidades del Estadio de La Cartuja, ¿qué más vamos a tener que aguantar en España? ¿No es adecuado que compare a los inmigrantes con los narcos? ¿Por qué no? Son irrupciones ilegales en un territorio ajeno, con dos finalidades distintas, ya lo sé, pero irrupciones sin que los cuerpos de seguridad -nuestra seguridad, sobre todo, no la de ellos- puedan hacer nada realmente eficaz. 

Intentar que nadie invada nuestro territorio al que mantenemos con nuestro trabajo y nuestros impuestos no tiene nada que ver con ser fascista o nazi, los comunistas también han intentado que nadie invada su espacio vital. Y los liberales que hasta en otros tiempos pagaban a corsarios y les concedían patentes de corso para atacar a barcos españoles y de otros países rivales, abordarlos y arrebatarles las riquezas que habían logrado invadiendo otras zonas del planeta. La democracia liberal ha sido una de las grandes invasoras desde el XIX, sobre todo.  

Hemos venido al mundo para sobrevivir y a la vista de que no nos entendemos con la razón tendremos que hacerlo por medios mucho más persuasivos. Poco a poco va llegando una época donde hay quien empieza a aplicar lo de “a grandes males grandes remedios”. Hay que acabar en nombre de la democracia y la libertad con los grandes traficantes de drogas y de seres humanos y con los gobernantes corruptos que obligan a sus súbditos a llegar en pateras a las costas occidentales, evitando países de similar cultura porque saben que en ellos no van a encontrar la debilidad que existe en los nuestros, debilidad a la que llamamos derechos humanos, más humanos para los humanos externos que para los internos. Ya es hora de que cuidemos mucho más de nosotros mismos y no nos coloquemos como los malos de la película al tiempo de casi santificar al irruptor porque a este paso declararán a los narcos de las narcolanchas vulnerables a quienes aplicar solidaridad. 

Ya que no legalizamos las drogas como inteligentemente quería el filósofo Antonio Escohotado, tendremos que combatirlas desde su raíz. Legalizarlas supondría a medio y largo plazo una disminución de su consumo tal y como ahora se lleva a cabo y además una forma de disminuir un problema (pero se perderían muchos votos y padecemos la droga del voto yoísta que mantiene a mediocridades bien situadas). Hay que tomar el rábano por las hojas y legalizar no sólo las drogas -existen medicamentos más adictivos- sino la prostitución como reivindican colectivos concretos en Sevilla, sin ir más lejos. Ello aumenta la responsabilidad y el reto de vivir y exige a las autoridades colocar patas arriba las bases de la educación a todos los niveles como lo está exigiendo el posthumanismo con su Inteligencia Artificial. Estamos cerca del tercer decenio del siglo XXI y o escondemos la cabeza o sacamos pecho. 

Cuidado con esto de las drogas, si en lugar de narcos se tratara de guerrillas comunistas estilo Fidel Castro ya habrían terminado con ellas. En México no hacen más que llorarle a Estados Unidos y criticarlo porque no les acoge a sus ciudadanos que son responsabilidad de México que es un estado fallido donde la droga está muy dentro del poder y ha formado un estado paralelo, ése es el problema principal de la señora presidenta Claudia Sheinbaum que pretende ocultarlo, entre otros procedimientos, pidiéndonos a los españoles que supliquemos perdón por llevar a su territorio otro mundo del que ella procede. 

¿Qué perdón le voy a pedir yo a usted, señora? He estado en su país varias veces impartiendo clases y no podría hablar de este tema porque la Constitución mexicana indica en su famoso artículo 33: “Los extranjeros no podrán de ninguna manera inmiscuirse en los asuntos políticos del país”. O sea, que si discrepo con usted, usted me expulsa de su democrático y convulso país en el que si algún político promete en las elecciones ser muy firme con el narco acaba acribillado. 

Cuando estaba desarrollando una estancia en la Universidad de Cartagena de Indias, en Colombia, había soldados fuertemente armados en las inmediaciones de los institutos para que los vendedores de drogas no hicieran su trabajo con los jóvenes. Si vuelvo a hablarles de México, ya no conozco a nadie que a su vez no conozca a quien ha sido víctima del narco de una forma o de otra.

Repito, cuidado con la droga que nos acaba poseyendo, ya hay síntomas en España: “Óscar Sánchez Gil, el exjefe de la UDEF (Unidad Central de Delincuencia Económica y Fiscal) de Madrid que tenía más de 20 millones de euros ocultos en su domicilio, cobraba un porcentaje por cada tonelada de cocaína que introducían los delincuentes en España” (La Razón).  

Insisto: cuidado por tanto con el Guadalquivir y con nuestra civilización. Si fuimos capaces de detener a los nazis y mucho antes a los turcos, entre otras amenazas, deberíamos ser capaces de darle a la Guardia Civil y Ejército las armas que necesitan para fulminar a tanto vendedor de muerte. Si tantas personas occidentales se ven obligadas a meterse en el tráfico de drogas, nuestra clase política y empresarial es tan responsable como los corruptos y delincuentes que permiten a inmigrantes sin futuro lanzarse al agua para devolvernos la moneda y ahora ser ellos quienes lleguen a nuestros hábitats a cobrarse lo que hicimos con sus países en siglos pasados y ahora mismo porque ahora mismo nuestras grandes empresas con el apoyo de los bancos siguen esquilmando por ahí lo que o no quieren o no pueden hacer aquí. 

Si en el presente y en el futuro es la llamada extrema derecha quien limpia toda esta invasión de confusión y desorden no deberá extrañarle a nadie que la democracia sea sinónimo de debilidad, relativismo e hipocresía. Qué paradojas, esta semana ha comenzado la Cuaresma, el Miércoles de Ceniza, al que recuerdo sobre todo porque me libraba de ir a clase por la imposición de la ceniza en mi frente. Pronto recorrerán las calles de Sevilla el olor a incienso y las imágenes de Semana Santa mientras por el Guadalquivir penetra un hedor que posteriormente regará de muerte a España y Europa. 

¿Qué es esto? ¿La redención cristiana made in siglo XXI? Redimir: “Rescatar o sacar de esclavitud al cautivo”.Narcolanchas: “Velocidad de 60 nudos (112 kilómetros por hora), capaces de albergar tres toneladas de droga”. O sea, exportadoras de esclavitud. Mientras, invirtamos 800.000 millones de euros en fabricar armas de guerra por si nos invade Putin porque papá Trump nos ha echado de casa y se nos terminó el chollo (a él le compraremos un buen número de armas para mitigar su cólera). Supongo que no habrá que esperar a que estén todas esas armas fabricadas para que los combatientes de los narcos tengan sus armas largas correspondientes más lo que sea menester. Uy, no, que pueden matar a los vulnerables…  

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