Enero de 2024 ha sido un mes muy nutrido en purgas y censuras en el periodismo. Y en febrero sigue la fiesta. Purgas y censuras a derecha e izquierda. Hay antecedentes democráticos en esta práctica. A José María García la SER le prohibió criticar al primer ministro democrático de Deportes, Pío Cabanillas (1977-1979), y el locutor dijo en directouna de sus frases emblemáticas: "Esta noche, de Cabanillas, ni pío". A principios del este siglo tan democrático y posmoderno se tuvo que ir de la Cope cuando investigaba los negocios de Florentino Pérez con los terrenos del Real Madrid aunque ese no fuera el único motivo. A finales de los años 80, descabalgaron a Pedro J. Ramírez como director de Diario 16, con intervención directa del entonces ministro del interior, José Luis Corcuera, que desde el progresismo ha pasado al bando de la fachosfera.
Pedro J. le había hecho en Francia una entrevista a la cúpula de ETA que publicó en un cuadernillo especial del diario. Desde Onda Cero, Corcuera juró odio eterno al periodista que investigó los GAL en Diario 16 y cuando lo largaron se llevó con él a sus investigadores, fundó y dirigió El Mundo, en 1989, se cargó al Diario 16 de papel que lo largó a él y luego los Agnelli -dueños de la Fiat, de El Mundo y amigos de la Casa Real, de Rajoy y del italiano Urbano Cairo, el propietario actual de El Mundo- lo despidieron de El Mundo en 2014. En 2015 fundó el nativo digital El Español y de ahí no creo que lo echen como no se purgue a sí mismo.
En 2009, el señor Federico Jiménez Losantos -martillo de comunistas hasta la patología- fue invitado a dejar la Cope. Tal vez los asuntos de la Iglesia con Zapatero en lo que se refiere a la financiación de los colegios religiosos tuviera algo que ver. Losantos fundó el grupo Libertad Digital y desde ahí prosigue con sus filípicas. Es complicado terminar con una generación como esa de los años 60 y 70, esa generación no tiene nada que ver con la de cristal, la condenan a la hoguera y renace de sus cenizas. García, Ramírez y Losantos eran líderes de audiencia o casi. Eso no basta cuando se les tocan demasiado las partes bajas a algunos poderes. Hasta las torres más altas caen cuando la estructura de poder se confabula y mide sus pasos.
Damos el salto a enero de 2024. La Venta del Nabo —como dirían los geniales Yuyu and friends…— está casi a rebosar. Todavía quedan habitaciones libres. Jaime Peñafiel ha mordido el polvo por bocazas con Letizia. A hacer puñetas, le dijo El Mundo. A Peñafiel nunca le cayeron bien los plebeyos de la Zarzuela, como a todos los monárquicos de rancio abolengo. Terminaron con Urdangarin y ahora le toca a Letizia que no se persigna en misa. El monárquico plumilla ha publicado Letizia y yo, que debería haberse llamado Letizia o yo. Y por ahora ha sido Letizia la elegida y él a las mazmorras. Por ahora.
Fernando Savater publicó otro libro, Carne gobernada. Ahí, en una entrevista en El Mundo, en sus artículos y en otras declaraciones, el hombre se expresa y afirma lo que es una evidencia: El País es una correa de transmisión de la Moncloa. A la p… calle. ¡Ya no se va a poder escribir un libro ni hablar! No importa que estuviera en el diario desde que en 1976 lo fundaron diversas personalidades, entre ellas Manuel Fraga (franquista-demócrata) Ramón Tamames (comunista-neoliberal) o José María de Areilza (noble y liberal-ilustrado). Aquel El País y éste se parecen como un huevo a una castaña. La feminista Pepa Bueno, directora de El País, telefonea al filósofo y le dice que lo siente pero que bye-bye. ¿Son feministas o imitamonas? ¿Este es el mundo diferente y revolucionario del feminismo? Algunos medios aprovechan el despido para abundar en el drama: "Una veintena de periodistas y escritores, purgados de 'El País' durante la era de Sánchez" (The Objective).
El progresismo mecenas del feminismo actúa igualmente en el nefasto enero’24. Uno de sus más ardientes defensores, Pablo Iglesias, se desprende, en su nueva aventura mediática, Canal Red, de Sergio Gregori y de Juan Carlos Monedero, dos palancas clave de la televisión podemita que persigue ser más podemita que televisión. Iglesias se sigue creyendo que está en la Rusia de 1917 desde que Anguita lo comparó con Lenin. No, hijo, estás en el mundo del postureo y todos nos creemos los reyes del mambo, por eso tu comunismo jamás saldrá adelante, porque a tus comunistas no los ha educado el bolchevismo sino el Tío Sam.
La cosa esta de las purgas y las censuras ha llegado hasta Andalucía. A finales de diciembre, el grupo Prensa Ibérica compra El Correo de Andalucía que este año cumple 125 inviernos. Lo tenía un empresario de los seguros con muy poca idea de periodismo y comunicación. El hombre aportó su dinero, para que no quebrara la cabecera, por sugerencia de la Iglesia que fundó el rotativo en 1898 si bien después pasó por diversas manos. Como no le daba más que pérdidas lo transformó en digital para que disminuyera el tamaño del agujero y echó a la calle a toda la redacción del papel -debidamente indemnizada- menos a uno. Desde entonces la propaganda pseudoprogresista se encargó de contar una película como las de Sánchez: el rico malo y los pobres trabajadores como los buenos y vulnerables.
El Correoweb tenía una plantilla de tres periodistas jóvenes e inexpertos que siguen en sus puestos. Me alegro. Pero la nueva empresa ha mandado a la Venta del Nabo desde enero’24 a casi todos los colaboradores que manteníamos el diario con un número decente y a veces muy decente de visitas. Digo manteníamos porque yo estaba entre ellos. La nueva directora no ha tenido ni el detalle de su camarada Pepa Bueno con Savater. Ha llegado arrasando, ni llamadas, nada, una carta de la empresa y todos a freír gárgaras. Y ahora algunos le quieren buscar las cosquillas jurídicas. Yo ni me molesto en eso, fue alumna mía y ha aprendido pronto a vivir calentita y a censurar. Por las redes nos enterábamos de los cambios en el diario. Estando en mi habitación de la Venta del Nabo preparando mis clases universitarias me llamó el director de este diario que va para arriba. Me dijo que escribiera aquí. Le pregunté que si había mucha censura. Contestó que nada de eso, lo mismo que dicen todos.
La nueva directora de El Correo se ha cargado artículos míos —que publiqué mi primer texto periodístico en El Correo en 1974—, de Manuel Bohórquez -que llevaba 40 años ligado a El Correo-, del periodista e investigador Juan Carlos Arias, del valioso y joven periodista Ezequiel García, de la veterana periodista Rosa Rodríguez-Cárcela… Vamos, todo un ejemplo del nuevo mundo feminista, el de la solución final. Ni ABC se ha atrevido -todavía- a botar de verdad a Salvador Sostres. Pero el progresismo, ay, el progresismo tiene patente de corso. Se nota que al desenterrar a Franco y a José Antonio han debido contagiarse con algún virus facha que al entrar en ellos ha mutado a progresista. No obssstante, aunque el virus se vista de seda, virus se queda.
Y aquí estoy, dalequetepega. A ver lo que duro.