Solidarios a la fuerza

Ahora Sánchez declara 2025 el año de Franco, quiere celebrar que se murió mientras su miedoso partido estaba escondido

ramon reig

Catedrático de Estructura de la Información, Universidad de Sevilla. Entre 1974 y 1991 ejerció el periodismo en medios y gabinetes de comunicación. De todas las tendencias. Desde 1991 hasta ahora es profesor de periodismo. Ha tenido su faceta de literato. Más de veinte libros publicados sobre Comunicación, Historia, Periodismo y Antropología. Once libros de poemas, tres de narrativa, algunos premios, estancias académicas en el extranjero (América y Europa). Ama la música y el gazpacho. Y cree que el periodismo es imprescindible. 

Pedro Sánchez, anunciando las más de 100 actividades para celebrar la muerte de Franco y el inicio de la democracia.
Pedro Sánchez, anunciando las más de 100 actividades para celebrar la muerte de Franco y el inicio de la democracia.

El otro día iba conduciendo cuando de repente se me apareció Antonio Lobato. Exclamé: “¡Antonio Lobato!”. Este hombre omnipresente quería informarme de las ventajas de vender mi coche. Le dije que no quería venderlo, que tiraba muy bien y que se fuera a otra parte con su sonrisa fingida y su rollo de intermediario automovilístico. Lo pensé mejor y ya que estaba allí le rogué que se quedara un momento a escuchar mis reflexiones sobre los solidarios a la fuerza. Y se quedó, no sin reticencias, tenía prisa por desaparecer y aparecer al lado de otro conductor a ver si ése tenía más urgencia que yo por deshacerse de uno de los tres lugares donde se puede reflexionar e incluso hablar en estos tiempos sin discutir con nadie: el otro es el dormitorio y el otro el excusable.

Millones de redentores están esparcidos por el planeta. Han venido en ayuda de los vulnerables. Unos lo harán con gusto, otros no. Entre los últimos me encuentro, de lo contrario no les molestaría a ustedes con estas consideraciones y menos a Antonio Lobato. Ni me gusta la solidaridad ni la igualdad, suelen ser imaginarios y puertas que se abren para que entren montones de mediocres, indolentes, listillos y vagos. La solidaridad y la igualdad proceden de derechos y los derechos no se regalan, se conquistan y luego hay que conservarlos mereciéndolos.

Karl Marx marcó un camino que luego llevaron a la práctica Lenin, Stalin, Mao, Fidel, etc. Ninguno era vulnerable, procedían de cunas más o menos acomodadas. Prefirieron “señalarse” y armar un follón enorme que al final se vino abajo por causas claras: una cosa es la teoría y otra la práctica, ser solidario de verdad supone amordazar al sujeto más emprendedor y el sujeto más emprendedor es egoísta y de las migajas de su egoísmo comen los demás egoístas. Los ideales y las religiones exigen esfuerzos superlativos, empezando por los creadores de solidarios a la fuerza, de ahí que por ahora fracase todo y lo que se lleva a término haya que conquistarlo, nadie regala nada, muy buenas palabritas -como éstas de ahora, en Navidad, Año Nuevo y Reyes- pero ya sabemos que el viento de la realidad se las lleva, lo que pasa es que menos da una piedra.

Ahora bien, Lenin, Stalin, Mao, Fidel Castro… se las aviaron ellos solos, crearon regímenes que conllevaron bondades y maldades, no buscaron solidarios a la fuerza creados por sus enemigos, los capitalistas, los crearon ellos a base de imposiciones y de voluntarios. Lo que tenemos ahora son unos progres de Walt Disney robando de las nóminas y de las ganancias de todo el mundo y resucitando de nuevo a Franco para que sus vidas puedan tener sentido material y espiritualmente.

El hecho de requete-resucitar a Franco es una forma de rendirle homenaje, si no es por Franco este personal no tiene nada que ofrecer. En el consciente de Pedro Sánchez está su deseo de ser como Franco, no sé si se lo habrá pedido a los Reyes Magos. Franco atesoraba en su persona todos los poderes, los había logrado derrotando a una república elevada a los altares que el llamado caudillo tiró abajo para consolidar en ellos a las mitras y a las sotanas más arcaicas, es decir, a la España que nos ha costado esta decadencia crónica a pesar de que las cifras de la macroeconomía puedan decir otra cosa, no es lo mismo la macroeconomía que el nivel de desarrollo mental y cultural de un país.

Ya he dicho que aquella república fue un desastre, me han engañado durante años, cuando me puse a estudiar Historia seriamente -ni en el colegio ni en la universidad me contaron nada de la guerra civil- he visto sus sombras al lado de sus indudables luces. El ejército de Lister, el de los trotskistas, el de los anarquistas, las guerrilleras valerosas, los combatientes vascos y catalanes pensando más en sus terruños que en la península toda… Una inmadurez que lógicamente se fue al carajo en el campo de batalla cuando se enfrentó todo aquello con un mando cruel y único bajo una sola bandera y una sola propaganda.

Franco fue un asesino, estuvo matando gente muchos años después de su victoria -la victoria de la España de charanga y pandereta, cerrado y sacristía- pero si pienso en aquella república me pregunto si no sabría que tanta división y confusión era también una forma de asesinar combatientes propios. La memoria histórica es para todo y todos.

Ahora Sánchez declara 2025 el año de Franco, quiere celebrar que se murió mientras su miedoso partido estaba escondido. Franco le dejó una clase media y una estructura empresarial y financiera para que él, Sánchez, las desplumara y las convirtiera en solidarios a la fuerza. El mozo no aporta nada de su esfuerzo, de su manual de resistencia, ¿qué resiste el mozo si lo que hace es la típica maniobra sociata y liberal de cobrarle impuestos a los demás para dárselo, a quién? Si se viera obligado a convocar elecciones en 2025 mientras más votos cautivos tenga, mejor. Ha prorrogado dos veces el presupuesto y por tanto está llevando a cabo una colecta obligatoria adicional a todas las que ha consumado. Hoy a una colecta se le llama crowdfunding que queda más elegante.

A mí esta búsqueda de solidarios a la fuerza me recuerda las películas de la Edad Media, ésas en las que reyes y señores exprimían a los vasallos originando la indignación de los expropiados. Y me recuerdan a Diego Corrientes, ladrón y bandido de Andalucía, “que a los ricos robaba y a los pobres socorría”.

Concretemos la solidaridad a la fuerza. Miremos las nóminas. Un trozo de solidaridad para la alcancía pública. Un trozo de solidaridad para Muface los que somos funcionarios. Como la sanidad privada no tiene bastante con lo que se le da, aumentemos ese trozo. Y el del IRPF. Y añadamos un impuesto solidario. ¿Quién me ha pedido permiso para ser más solidario aún? Porque este gobierno no me representa, con los votos en la mano, las abstenciones, las papeletas en blanco y las nulas, ¿a quién representa tal revoltijo humano?

El progresismo no mata a impuestos para dar limosnas sino que construye viviendas, colegios libres, universidades libres, hospitales, misiles, industrias y funda bancos, en España hay progresismo desde 1982 a 1996 y desde 2018 a 2025, por ahora. ¿Balance? Déficit de todo lo que es muy difícil acometer. Bueno, entonces vayamos a los derechos, a lo fácil, a lo demagógico, a la moda consuetudinaria y mental importada de EEUU e impongamos una cultura para captar votos: el feminismo radical y reaccionario, dado que todos los tíos somos unos violadores en potencia; la propaganda LGTBIQ+, con películas tan ridículas como la que vi hace un par de semanas: Cónclave, y plataformas como Netflix, empresas oportunistas como Disney…

No me comían tanto el coco adoctrinándome desde mis años en los colegios religiosos en los que me eduqué. Hasta con las uvas de la suerte me comen el coco desde La 1 y La 2: relevo generacional en La 1, un tío que toca el bombo y gansea mientras hace entrevistas y una señora entrada en carnes para que rechace la gordofobia o para que la imite, no me quedó clara la clase derivada del catecismo revolucionario con estampita incluida. En La 2, defensas de los encausados con el pretexto de diversas músicas de otros tiempos. ¡Qué aburrido es este progresismo! ¡Qué inocente, ingenuo y previsible!

Vamos a lo fácil sin que, a pesar de todo, se vean frutos: lo trans, la cancelación de quienes no piensen como ellos, la quema simbólica o real de libros infantiles supuestamente incorrectos, la descolonización de los museos, la sirenita negra, los inmigrantes buenos por naturaleza, los sufrimientos y el victimismo como dominios… Una serie de superficialidades que, sí, son necesarias, pero lo primero es lo primero: techo, comida, trabajo digno, educación libre, defensa.

¿Obligando a banqueros, empresarios y clases medias a ser más solidarios a la fuerza se va a lograr la “revolución” en un país que desde el siglo XIX duerme el sueño patriarcal y católico inmutable del que en buena medida se libraron los países que desarrollaron sus revoluciones industriales y ahí los tenemos, renqueantes, pero muy delante de nosotros, incluso Inglaterra con Brexit y todo?

Si es así, si, como ya está decidido, hay que ser solidario a la fuerza, sería necesario que, a quienes no estemos de acuerdo, se nos dijera, con toda exactitud, adónde va el dinero que se nos roba de nuestro esfuerzo laboral e intelectual. ¿Qué instituciones se benefician? ¿De dónde proceden? ¿A qué se dedican? ¿Quiénes son cada uno de sus componentes? ¿Quiénes son los parados que comen con el dinero de mi trabajo? ¿No han tenido oportunidad de ganárselo ellos?

Si las cantidades que nos roban se las dan a inmigrantes, ¿a quienes se las dan? ¿De dónde vienen? Nombres y apellidos, nacionalidad, curriculum vitae… Es que se trata de nuestro dinero, de nuestro esfuerzo, el mío y el de mi familia, si van a desvestir a un ciudadano de mi país para vestir a elementos desconocidos habrá que ser solidario con quienes damos, tenemos derecho a saber dónde se llevan nuestro pecunio.

Ya sé que, aunque se nos dijera, daría igual. ¿Igual? Al menos yo no quiero alimentar a personas que son españolas y prefieren dinero mío a ganárselo con el sudor de su frente, como he tenido que hacer yo que procedo de una familia obrera, inmigrante, que estuvo toda su vida trabajando duro. Oigo a empresarios del campo quejarse por falta de trabajadores en un país de parados muy por encima de la media de la UE (España lidera el desempleo de la eurozona, con un 11,3%, la media es del 6,4%). Oigo a empresarios de la construcción y de la hostelería quejándose de lo mismo. ¿Qué clase de progresismo hay aquí? El progresismo es trabajo, no subsidios.

El progresismo, como el liberalismo, como el catolicismo, exigen esfuerzo, mucho esfuerzo, y como se ha adulterado todo, por eso se han convertido en las empresas de los listos, España es el país de los listos que se permite el lujo de abandonar cerebros en universidades extranjeras y de no atender los talentos académicos que tiene delante de sus narices, la ciencia no da votos, los subsidios, sí.

Y, ahora, Antonio Lobato, ya te puedes ir a tomar viento, al menos tú trabajas aunque nos hables de coches de carrera, ese deporte que tantos intereses comerciales tiene detrás sin que apenas se nos informe de sus entresijos. A ti también te van a exprimir, Lobato, vas a tener que vender tu coche. Y ten cuidado que, a la inflación y los sablazos estatales y municipales, hay que añadir hasta un 5% de subidas en las autovías. El pasado verano iba servidor por Euskadi y a veces tenía que pagar un euro al llegar a un pueblo, eso no es el capitalismo que derriba fronteras, eso es otra vez el feudalismo con sus tributos.

Archivado en:

Si has llegado hasta aquí y te gusta nuestro trabajo, apoya lavozdelsur.es, periodismo libre, independiente y en andaluz.

Comentarios

No hay comentarios ¿Te animas?

Lo más leído